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martes, 10 de julio de 2012

Cólera en Cuba: verdades y manipulaciones

Percy Francisco Alvarado Godoy

La presencia de un brote de cólera en Cuba ha sido el punto de inflexión para una nueva campaña mediática contra nuestra Patria, proveniente fundamentalmente de los tradicionales enemigos de la Revolución, entre los que se han hecho eco malicioso El Nuevo Herald y Radio Martí, radicados en Miami, diversos blogs pertenecientes a la blogosfera anticubana, así como los mercenarios arropados en el falso papel de “periodistas independientes”. No faltaron, por supuesto, algunas agencias internacionales y  periódicos al servicio de la SIP, como El Universal de Caracas.
El cólera es una enfermedad diarreica aguda, tal como se describe en varios sitios especializados,  que aunque resulta mortal en muchos casos, puede ser tratada con sales de rehidratación oral. Empero, la base fundamental de la eliminación de la enfermedad es su prevención, mediante la implementación de fuertes medidas de respuesta organizada y bien definida, en las que la población tiene una alta responsabilidad en su cumplimiento.
El hecho de que el cólera se contrae a través del consumo de agua contaminada o aguas que no reciben el tratamiento adecuado, hace del mismo un factor que puede evitarse mediante una adecuada gestión ambiental, el tratamiento del agua y la cultura de hervirla antes de su consumo.
En el caso de Cuba hace 130 años que esta enfermedad no había tenido ocurrencia dentro de la población. El último brote colérico ocurrió en 1882. Obviamente, su reciente aparición ha servido de medio para desatar la actual campaña mediática contra nuestra Patria, cuyos objetivos son:
1)   Cuestionar falazmente la eficacia del sistema primario de salud en Cuba.
2) Utilizar su aparición para propalar diversos rumores tendenciosos sobre una degradación de la calidad de vida en Cuba, apoyándose en los mercenarios de oficio, encargados de distorsionar la realidad cubana.
3)   Afectar el creciente arribo del turismo en Cuba, presentando un cuadro de descontrol de los focos epidémicos  por parte de las autoridades cubanas. En esencia, esta campaña se basa en sembrar miedo no solo dentro de la población cubana, sino también en los potenciales visitantes a La Isla.
4)  Falsear la información sobre la incidencia de la epidemia, sobredimensionando el número de casos y presentando un cuadro de descontrol, ineficacia e impotencia de las autoridades sanitarias cubanas.
5)  Mostrar una hipócrita preocupación hacia el pueblo cubano, cuando realmente los “preocupados” son los que defienden a ultranza en férreo bloqueo contra Cuba.
6)  Mostrar una aparente indolencia del gobierno cubano ante la situación social en general y hacia la aparición de la enfermedad en particular.
7) Politizar el fenómeno para  mantener su guerra ideológica contra Cuba.
8)  Culpar al gobierno por la carencia de medios de higiene personal, relacionándolo con precios elevados de los mismos y un desabastecimiento de los mismos.
Aunque el cólera es un indicador de falta de desarrollo social en una nación, no es éste el caso de Cuba.
La muestra de la manipulación mediática de este caso, en particular, la ofrece una nota de Juan O. Tamayo, colocada hoy en El Nuevo Herald, en la que se refiere a un “aumento” incontrolado de los casos de cólera en Cuba. Hasta el momento se basan en especulaciones, aduciendo que la epidemióloga cubana Ana María Batista González, comentó en sobre el comportamiento de la epidemia, cuyos datos fueron tergiversados y manipulados especulativamente, confundiendo otros cuadros clínicos de pacientes con el cólera.
Lo cierto hasta el momento es que el periódico Granma hizo mención a la aparición del brote epidémico el pasado tres de julio y planteó que Cuba tiene los recursos necesarios para controlarlo.  La cifra de fallecidos oficialmente era de tres personas hasta ese momento.
El rejuego mediático se inició de inmediato, convirtiéndose estos medios en voceros de la manipulación fabricada por detractores contrarrevolucionarios. El propio El Nuevo Herald hace referencia a comentarios como los del mercenario Yoandris Montoya, quien sobredimensionó la cifra de fallecidos. Radio Martí también se encargó de difundir las informaciones tergiversadas de contrarrevolucionarios cubanos, tales como Walter Claver Torres, supuesto “periodista independiente”, radicado en  Santiago de Cuba; Jorge Corrales Ceballos, otro “periodista independiente” radicado en Guantánamo;  la Dama de Blanco Yelena Garcés, directora provincial de la FLAMUR en Santiago de Cuba, entre otros, quienes se dedicaron a contar fallecidos a diestra y siniestra en sus provincias.
Ninguno de estos medios hace mención a la inmediata respuesta epidemiológica por parte del gobierno cubano, quien ha puesto incontables recursos para evitar la diseminación de la enfermedad. Al contrario se refieren a comentarios como el siguiente; “Pero la policía mantuvo una fuerte presencia de seguridad en los hospitales del área y no se permitía a los parientes visitar a los pacientes con cólera”, de acuerdo a comentarios enviados por la mercenaria Tania de la Torre y su esposo.
El sitio Havana Times aumentó los rumores infundados sobre el fallecimiento de una anciana en La Habana, especulando sobre las medidas obvias que toma el gobierno en el caso de un repunte de la enfermedad. Todo este dispositivo es parte de la estrategia epidemiológica cubana y demuestra la preocupación de las autoridades al respecto.  Otro blog, Café Fuerte, también especuló sobre el fallecimiento de quince pacientes en la Isla, según fuentes desconocidas.
No podía faltar la injerencia descarada de la  congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen,  quien llena de venenosa intolerancia acusó al gobierno cubano de evitar difundir información sobre el brote de cólera en Cuba para no ahuyentar al turismo. Se apoyó en sus comentarios en las mismas cifras difundidas por sus mercenarios dentro de la Isla.

REPERCUSIONES

La carga mediática de los medios enemigos de Cuba ha despertado infundadas suspicacias y temores, pero sin la magnitud que ellos pretendían. Aunque México inició medidas de protección con respecto a los vuelos procedentes de Cuba,  el vocero de la Secretaría de Salud de Yucatán, Luis Vázquez, aseguró que, en México, “no hay nada, ni siquiera ha venido ningún pasajero con sospechas de nada”.
Por su parte, las Islas Caimán emitieron  una advertencia en que recomendaba que los viajes a la isla debieran limitarse “sólo a los esenciales”.
Sin embargo, otra cosa ha sucedido en Venezuela, donde los medios controlados por la derecha han tratado de hacerse eco con la campaña mediática anticubana, como son los casos de El Universal y Noticias 24, quienes aducen al peligro de transmisión de la enfermedad, dado el flujo permanente de viajeros entre ambas naciones.
La OMS, como otras prestigiosas organizaciones internacionales conocer el alto nivel organizacional existente en Cuba para enfrentar contingencias, tanto naturales como focos epidémicos. Asimismo, destacaron en varias oportunidades el alto nivel de calificación de la medicina cubana, demostrado internacionalmente mediante la cooperación solidaria hacia otras naciones.
Como señalara una cubana sencilla: “se está alerta, pero sin miedo”, en franca expresión de la confianza que tiene el pueblo hacia su gobierno. El resto es manipulación barata, vilmente manipulada y encaminada a dañar a Cuba.
Por mí parte, empero, creo que este suceso epidémico debe servirnos a todos a sacar provechosas lecciones:
1)  Toda campaña mediática contra Cuba se urde sobre la base de nuestras debilidades en cuanto a mantener informado, en tiempo real, a nuestro pueblo. La información veraz, inmediata y serena, no confunde, y compromete, a la par, a los ciudadanos en la solución de este tipo de contingencias. Es la forma más efectiva de poner coto a la mentira, a la distorsión de la verdad y a la manipulación mediática de nuestras realidades.
2)  Aunque hemos avanzado mucho en materia de salud, siendo uno de los países con indicadores más altos en el mundo, debemos mantener un serio proceso de perfeccionamiento de la salud primaria a la ciudadanía. Todo esfuerzo por mantener una calidad en los servicios de salud al pueblo, debe ser un reto permanente para todos y no se debe  escatimar voluntad en ello.
3)  Nos queda mucho por trabajar, es cierto, en el mejoramiento de las condiciones de vida de nuestra población. La falta de recursos, a pesar del gran esfuerzo de nuestro gobierno, conspira contra ello. Debe ser parte de la responsabilidad de los órganos de dirección, tanto a nivel nacional, provincial y en cada localidad, la eliminación de vertederos, los escapes de aguas albañales, la eliminación de los focos contaminantes, la vigilancia epidemiológica efectiva y el monitoreo permanente a aquellas zonas potencialmente vulnerables a la profusión de enfermedades.
4)  Aunque se ha trabajado fuertemente en la incorporación de la población en la batalla de enfermedades endémicas como el dengue, todavía se debe hacer un esfuerzo mayor en la capacitación y educación de nuestro pueblo, aumentando su cultura sobre la salud. Hervir el agua, limpieza permanente del hogar, realización verdadera del auto focal, así como otras medidas, deben dejar de ser simples campañas y convertirse en hábitos de vida.
5) Involucrar aún más a las organizaciones de masas en la solución de aquellos problemas relacionados con el bienestar y la garantía de la salud de nuestros compatriotas. Dejar a un lado el campañismo y convertirlo en tareas esenciales de su trabajo con el pueblo.
Cuba, a pesar de lo que piensan sus detractores, saldrá airosa de este nuevo reto, como lo consiguió frente al dengue hemorrágico y la fiebre porcina, así como contra otras amenazas implantadas por el bioterrorismo de la CIA y los mafiosos de Miami. Tenemos amplia experiencia en librar esas batallas y contamos con los recursos humanos capaces para lograrlo. Seguirá siendo, a qué negarlo, un sitio seguro para el visitante y para nuestro propio pueblo. (Tomado del blog Cubanito en Cuba)

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