Evidente lo hará, si en verdad, como alegan, quieren reducir a corto plazo el retraso acumulado en el otorgamiento a visas solicitadas
Mientras en las oficinas de la CIA se frotan las manos, EEUU anunció este jueves que evaluará si necesita aumentar su personal consular en La Habana una vez que determine el efecto práctico de la reforma migratoria confirmada en Cuba el miércoles. La afirmación fue hecha este jueves en rueda de prensa por Roberta Jacobson, secretaria de Estado adjunta para América Latina.
"Creo que tenemos que esperar antes de hablar sobre las repercusiones de esto (el anuncio) en términos prácticos hasta que veamos cómo se aplica", dijo Jacobson durante un encuentro con periodistas extranjeros.
"No podemos decir aún si necesitaremos más personal en La Habana porque no sabemos exactamente cuál será el nivel de demanda" de visas para EEUU, agregó.
"Tenemos un programa consular muy activo y robusto en La Habana tratando de responder ahora a la demanda de visas para venir a Estados Unidos, y es algo sobre lo que seguiremos trabajando para estar listos para cualquier cambio, dependiendo de cómo se aplican esos cambios", explicó.
Lo cierto de todo, es que a pesar de ese “muy activo y robusto” programa, que al parecer se dedica a otras cosas y no a lo que debe, la que funciona desde 1977 como Oficina Consular de los Estados Unidos en La Habana al amparo de la embajada de Suiza mantiene un atraso significativo en su labor, al punto que a la funcionaria del Departamento de Estado no le quedó otro remedio que reconocer que la meta de EEUU a corto plazo es reducir esa carga acumulada de visas por otorgar a cubanos.
Lo que sí no dijo la Jacobson es que en la SINA el personal encargado concede preferencias hacia las personas con mayor calificación, política discriminatoria cuyo propósito es generar inconformidad entre los solicitantes, en especial los de más bajo perfil profesional, y también entre quienes buscan la reunificación familiar, llegando al extremo de denegar la entrada -aun tratándose de casos movidos por razones estrictamente humanitarias- bajo la lapidaria sentencia negativa de una frase de apenas dos palabras: "posible migrante".
Dejó entrever tal declarado interés cuando al amparo de una reiteración de su gobierno dijo que una pregunta clave será si los cubanos que revaliden sus pasaportes podrán obtenerlos para viajar libremente o si se mantendrán en pie los "controles", en evidente alusión a si pondrán sustraerle a Cuba, a su antojo, recursos humanos de alta calificación y atletas del alto rendimiento, como han hecho hasta hoy a través de la Ley de Ajuste y con la implementación incluso, para el caso de los médicos que cumplen misión por todo el mundo, de un programa que los incita a la deserción: el conocido como Cuban Medical Professional Parole, en cuyas redes han caido algunos incautos, luego abandonados al azar cuando mediáticamente la "moderna Roma imperial" logra el propósito de armar alharaca en su afán de desprestigiar a la Revolución.
La Jacobson tampoco fue transparente en otros asuntos, y es obvio que así fuera. Porque en la rueda de prensa no mencionó (cosa curiosa, a ninguno de los periodistas presentes tampoco se le ocurrió preguntar sobre el ostensible asunto, ellos que tan agudos son) cuántos de esos individuos de los que eventualmente reforzarían el personal de la SINA en la Isla, aterrizarán en La Habana bajo cobertura "consular" para dedicarse a la para ellos siempre prioritaria tarea de fabricar disidentes y armar programas subversivos financiados desde Langley.
Más tarea para nuestros eficientes servicios de inteligencia, pero el reto vale la pena con tal de aplicar bien, y de manera eficiente, la reforma contenida en el Decreto-Ley No. 302, modificativo de la Ley de Migración, vigente desde 1976. Como en oportunidades anteriores, los lobos vestidos con piel de cordero serán cogidos en falta.
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