Francisco G. Navarro
Duniel Ibarra volvió a demostrar hoy su condición de mejor cerrojo del béisbol cubano al liquidar a los cuatro últimos hombres de Holguín, para asegurar la victoria de Cienfuegos cinco por tres y anotarse su noveno juego salvado.
En los 10 triunfos de los llamados Elefantes (10-6) el derecho de 33 años solo le ha dejado un salvamento al resto del staff de pitcheo, el conseguido por Yasiel Morales el pasado día 7, pues el reglamento de la liga impide que un lanzador trabaje tres días en sucesión.
Apenas terminada la actuación frente a los holguineros este martes, Ibarra apuntó a la prensa que en sus cinco últimas actuaciones retiró por su orden a los 17 bateadores enfrentados, con tres ponches en ese lapso.
"En los últimos cinco partidos no se me embasó nadie", enfatizó el cerrador por excelencia del béisbol cubano de 2009 a la fecha.
Interrogado acerca del paso de lujo que lleva en su faena especializada, y si el equipo prosigue por la senda triunfal, Duniel apuntó la posibilidad de redondear los 20 juegos salvados en esta etapa clasificatoria pactada a 45.
Confesó que aunque no le sorprende su actuación, tampoco esperaba exhibir tales guarismos en una fecha tan temprana de la Serie Nacional.
Sobre el juego de este martes, cuando todo parecía que iba a tener una tarde de asueto, pues el marcador llegó a reflejar ventaja local de 5x0 en el principio del séptimo para apretar en el octavo (5x3), aseguró que él siempre está preparado para salir a remachar el resultado ante cualquier contingencia.
En una mejor preparación radica a su juicio el único secreto de los números cosechados en el primer tercio de campaña.
También citó algún retoque en su repertorio de lanzamientos.
Ibarra implantó récord de salvados para los campeonatos de Cuba en su edición número 50 (2010-2011), cuando alcanzó la cifra de 27 y ya anda por los 106 rescates en toda su carrera.
En nueve partidos del torneo en curso ha lanzado 9,1 entradas, con seis hits permitidos en 34 veces al bate (promedio rival de .176), con cero carrera limpia y cinco ponches sin boletos.
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