Su autor, el español Pascual Serrano, explica en sus páginas cómo se selecciona la información, el lenguaje utilizado, el falso pluralismo, el etnocentrismo, las jerarquías, las fuentes y los analistas
Tubal Páez Hernández*
Este es un libro para promover la crítica en el consumo de la producción mediática hegemónica contemporánea, oportuno y de gran utilidad para los que cada día en mayor número se rebelan contra el engaño y exigen conocer la verdad de las cosas, para aquellos que rechazamos la manipulación y nos indigna que nos tomen el pelo como si fuéramos tontos, que nos entreguen espejitos o sencillamente espejismos a cambio del oro de nuestra inteligencia.
Desinformación. Cómo los medios ocultan el mundo, levanta las defensas, los niveles inmunológicos ante el ambiente informativo altamente enrarecido por la polución de las industrias de la producción ideológica del capitalismo.
Aquí se denuncia a los delincuentes, se les muestra despojados de su antifaz, atrapados a plena luz del día, capturados con las manos en la masa. Aquí están las pruebas en alto que Pascual Serrano esgrime prolijamente, ante nuestros ojos, organizadas, detalladas, explicadas. Basta la primera oración del libro, en el excelente prólogo de Ignacio Ramonet para definir en alcance de su contenido: “De ahora en adelante nadie podrá decir que no sabía”.
La obra deviene tratado sobre la mentira y los mentirosos, sobre el cinismo y la demagogia que caracterizan a la prensa escrita, la radio, la televisión e internet en poder de los grandes conglomerados que cada día fabrican a su antojo la realidad del mundo.
A partir de un análisis de los principales temas que caracterizan esa agenda mediática, el autor se detiene en cada uno y demuestra cómo funciona el modelo que expone noticias sin contextualización ni antecedentes, imposibilitándonos comprenderlas y poder valorarlas adecuadamente.
Se nos explica en sus páginas cómo se selecciona la información, el lenguaje utilizado, el falso pluralismo, el etnocentrismo, las jerarquías, las fuentes y los analistas, entre otros aspectos tratados al inicio, antes de pasar, con ejemplos sacados de los propios medios que el colega transcribe a partir de casos investigados en los escenarios europeo, latinoamericanos, con detenimiento en el acoso a Venezuela y la conjura contra Cuba, así como la manera en que los medios ofertan la realidad de Estados Unidos.
También trata acerca de cómo se refleja el complejo panorama asiático y la manipulación en los asuntos relacionados con el Islam, los musulmanes y los árabes, el desequilibrio mediático a la hora de abordar el conflicto palestino-israelí y finalmente África subtitulada como El gran olvido.
La obra, sin embargo, no se limita a la disección: en el capítulo final, titulado Qué hacer el autor nos da sus opiniones y propuestas en un conjunto de aspectos de gran utilidad para quienes compartimos la esperanza de que la humanidad es material y moralmente salvable, sin eludir la dicotomía tecnofilia/tenofobia, permanente en el análisis de los fenómeno de la comunicación y la información en la era de internet, como el debate que hace unas horas concluimos en La Habana en el II Taller Internacional sobre redes sociales y medios alternativos.
Debo aclarar, parafraseando a Walter Martínez, que este libro es una investigación de muchos acontecimientos en pleno desarrollo. Es por eso que, aún en los marcos limitados de las reimpresiones, esta edición para los lectores cubanos y primera fuera de España tenga actualizaciones mínimas e imprescindibles que la mejoran con respecto de las anteriores.
El prestigio, autoridad, rigor y el estilo agudo, didáctico y sin contemplaciones, característicos de Pascual Serrano dan a este título un valor adicional y por eso no quisiera dejar de mencionar algunos datos de la vida de este reconocido especialista en temas relacionados con los medios y el periodismo, a quien cada vez más apreciamos en nuestro país por la seriedad de sus investigaciones y también su solidaridad y defensa de Cuba.
Nacido en Valencia, se licenció en Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, trabajó en diarios españoles y fue redactor jefe y fundador de la revista Voces, editada por Izquierda Unida. En la actualidad colabora de manera habitual en una decena de publicaciones de España y América Latina sobre temas de comunicación y política internacional, entre ellas, el diario Público, el mensual Le Monde Diplomatique, el quincenal Diagonal o la revista cultural cubana La Jiribilla. El sitio de la UPEC, www.cubaperiodistas.cu, se honra también en reproducir sus trabajos.
Fue asesor editorial de Telesur y estuvo entre los primeros en integrar la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Actualmente es miembro del consejo de redacción de las revistas Mundo Obrero, El Otro País y Pueblos, donde escribe de forma asidua.
Sus trabajos periodísticos se han generado principalmente como resultado de sus viajes por México, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Colombia, Venezuela, Cuba, Argentina, Bolivia, Iraq, Jordania, Líbano y Palestina.
En febrero de 2007 fue Primer Premio del Concurso Internacional de Ensayo Pensar a contracorriente, convocado por el Instituto Cubano del Libro, el Ministerio de Cultura de Cuba y la Editorial Ciencias Sociales.
Es autor o coautor de más de una decenas de libros que denuncian el orden mundial de la desinformación, y ha escrito dos volúmenes con sus Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación, en los que les coge el dedo con la puerta a los que cotidianamente publican falsedades en la prensa, fundamentalmente española. De otro carácter es su última obra, que esperamos pronto leer en Cuba, titulada Contra la neutralidad. Tras los pasos de John Reed, Ryzard Kapuścińsky, Edgar Snow, Rodolfo Walsh y Robert Capa, todos figuras del periodismo comprometido con la lucha de los pueblos por la independencia y la justicia social y a la vez paradigmas de la excelencia profesional.
He dejado para el final la razón por la que quizás más lo conocemos y le estemos agradecidos: el haber fundado, junto a otros periodistas, y continuar siendo el inspirador principal, del diario electrónico Rebelión, que ha tenido una presencia en internet durante 17 años, con informaciones, comentarios, libros e ilustraciones.
Una publicación alternativa que ha logrado mantenerse sin que medien ni cobro ni pago alguno, lo cual es un ejemplo de altruismo por parte de cientos de colaboradores y traductores de todo el mundo.
En febrero de 2010, fue condecorado con la distinción Félix Elmuza, que confiere la Unión de Periodistas de Cuba en una ceremonia muy concurrida y solemne.
Pero tampoco quisiera concluir sin resaltar que este libro de Pascual Serrano, que sale a la luz gracias al esfuerzo de la Editorial José Martí, es una denuncia a la mentira, esa torcedura de la conducta de las personas, que el Diccionario de nuestra lengua define como expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se cree o se piensa.
La mentira no es solo una manipulación simple o elaborada que explota sentimientos, prejuicios o temores; es también una violación flagrante de la ética y la razón civilizada. Es una regresión de la inteligencia, pues destruye valores del entendimiento humano, sustentados en siglos de desarrollo de las relaciones sociales, que han contribuido a la evolución de la especie.
Las grandes religiones y culturas estigmatizan la mentira y reprueban a quienes la utilizan para dañar a otros o por propio beneficio, es una desvergüenza que se aprovecha de la candidez o la credulidad del otro. Todos los manuales de deontología de las organizaciones de periodistas o normas de los órganos de presa veneran la verdad. Lamentablemente la realidad es otra. Muchos periodistas, por ejemplo y sobre todo en nuestro continente, son asesinados por decir la verdad.
Es posible que sea el único caso en que se castigue a los profesionales por cumplir lo preceptuado en sus propios códigos de ética.
La agresiva plataforma mediática española contra los países que en América Latina han promovido cambios de signo popular en proceso electorales de inobjetable limpieza, acaba de colmar la copa con un acto monstruoso y repudiable al desplegar una foto falsa de Chávez supuestamente en una cama de enfermo acompañada de una historia igualmente inventada.
Ello no debía asombrarnos a los cubanos, víctimas de más de medio siglo de campañas calumniosas, pero indigna comprobar a los planos que la impunidad hace descender a la decencia, en medios de prensa que se llenan la boca para criticar y condenar a Cuba y otras naciones.
No dista mucho todo eso del caso de los Cinco, acusados por un Gobierno también paladín en cuanto a lecciones y certificaciones de buena o mala conducta sobre democracia y libertades, que al mismo tiempo pagaba a periodistas en Miami para que enrarecieran el ambiente local con el propósito de que el jurado se parcializara a la hora de emitir su veredicto.
Al hablar de esto me he preguntado otras veces: ¿qué torceduras de la conducta humana, qué desnaturalización de la cultura de los hombres, o qué potenciación de la maldad pueden surgir en determinadas circunstancias para que se produzcan actos de tales características, y cuánta degradación para silenciarlos o justificarlos e, incluso, amparar la impunidad de los culpables?
Gracias, Pascual, por las pruebas que presentas en este libro y esperamos que algún día un tribunal, como el que juzgó y condenó en Nurenberg al aparato de Propaganda del Tercer Reich, también lo haga con estos mentirosos de ahora, tan culpables como aquéllos con la guerra, el exterminio de poblaciones enteras y el saqueo de las naciones sojuzgadas. (Tomado de Cubaperiodistas.cu)
(*) Palabras del presidente de la Unión de Periodistas de Cuba en la presentación de la obra en la sala José Antonio Portuondo, en La Cabaña, durante la Feria Internacional del Libro de La Habana, viernes 15 de febrero de 2013.
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