Julio Martínez Molina
Acompañado de virtuosos de distintos instrumentos y bajo la coordinación de Mala Vista Producciones con el teatro Tomás Terry, el cantautor Descemer Bueno ofreció este sábado un concierto allí, cuya historia no solo transcurrió en el tiempo de actuación, sino que se remontó al jueves 14, día de la venta de las entradas: momento de afluencia hipermasiva como no se recordaba aquí en tiempos.
Energía pura, el autor de Cuando me enamoro -nominada al Granmy Latino como Canción del Año en 2010- representa, dudas no caben, el hombre del momento.
Músico de evidente facilidad para la composición, el Descemer autor hibrida y es prolífico, dúctil, diversificado, armónico, orgánico, atractivo; con planteos sugerentes que fijan puntería hacia zonas íntimas del ser humano, con preeminencia hacia el hecho esencial de amar (Corazón enamorado, Tanto amar, Ser de Sol, Quisiera volver, Tú y yo, Ciego amor, Lloro por ti…)
Entre los autores/productores preferidos de diversos solistas cubanos e iberoamericanos en general, el ganador del premio Goya 2006 por la banda sonora del filme español Habana Blues, también guitarrista clásico, bajista y vocalizador de sus propias canciones de un rato a esta parte (terreno donde no le ha ido nada mal), presentó en la principal institución escénica de Cienfuegos los por el público muy esperados títulos del álbum Bueno, licenciado en Cuba por el sello Bis Music, de ARtex.
El respaldo del auditorio al cantante fue sencillamente apoteósico, arrollador. La complicidad, palmaria. Si la semana anterior ocurría lo anterior con Carlos Varela (como igual sucede a lo largo del país) ello da buena medida de que “no todo está perdido”, pues existe un reservorio manifiesto de cultura, sensibilidad y decantación dentro del público joven capaz de respaldar, jerarquizar, querer y defender -mediante su asistencia a los recitales y la adquisición de los fonogramas por las vías que fueren, casi siempre las menos ortodoxas- las expresiones de este tipo. No obstante en el día a día auditivo sucumbamos entre “locas sexuales” u otras salvajadas proferidas por “intérpretes” autoerigidos en “lo máximo” desde sus cabezas con penachos de caballo.
En relación con el disco Bueno, una voz tan autorizada en la crítica como Joaquín Borges-Triana, opinó: “Desde el primer corte, Tus luces sobre mí, hasta la última, Por tu amor, encontramos un compendio de melodías escritas con la sapiencia de quien conoce los códigos comunicativos del mercado musical y en correspondencia con ello, se ha convertido en un compositor de éxito a escala internacional (…)”.
El rigor y la constancia de Descemer lo propiciaron, porque este habanero, cubano del mundo, de verdad es Bueno.
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