Nechi Dorado*
EN FECHA PRÓXIMA se anuncia la llegada a Argentina de una “personalidad” de esas que solo de mencionarla te hace erizar la piel y revolver el estómago.
Hablo de la “bloguera”cubana, Yoani Sánchez, que llega invitada por esa prensa que está en sintonía directa con el Departamento de Estado, la misma que históricamente desparramó largas horas televisión- radio e incontables resmas de papel, contra la Revolución cubana, su gobierno y por añadidura, contra el pueblo cubano que es el que sostuvo, sostiene y seguirá sosteniendo ese sistema igualitario.
Uno podría decir que cualquier persona tiene derecho a expresar su disconformidad con el gobierno de su país y de eso no hay dudas.
Pero ¿qué pasa cuando esa persona actúa financiada por los dineros que le aporta una potencia extranjera, en este caso los EEUU?
¿Estamos muy equivocados quienes sostenemos que la señora Sánchez es una mercenaria”?
De ninguna manera. Mucho menos sabiendo que el imperio del norte es el que aplicó un bloqueo salvaje contra, ya no digamos el gobierno cubano, sino contra el pueblo. Bloqueo que por supuesto no afecta a los mal llamados “disidentes”.
Me pregunto ¡con qué autoridad puede esta señora argumentar que en su tierra, no existe la libertad de opinión cuando desde allí lanzó un blog que “mágicamente” tuvo difusión en el mundo traducidos por manos magas a 18 idiomas, traducción que ni siquiera las grandes empresas transnacionales poseen en su páginas en internet!
Hasta el momento su espacio existe, se sabe su dirección, teléfono, los lugares por los que “repta”, todo indicado por ella misma. No hizo falta que Cuba despliegue a sus servicios de inteligencia para saber que había en las entrañas de la patria una apátrida, asidua visitante de la Oficina de Intereses gringa y que sigue actuando con absoluta libertad aunque no quiera reconocerlo. (Y que además es “embajadora itinerante”).
Digo, libertad de expresión, porque convengamos que este personaje, alineado como está con los EEUU no puede ser libre de nadie.
Es simplemente una herramienta más entre el montonazo que acumula el imperio gracias a abultadas cantidades de divisas y que bien sabemos, irá a parar al sector de los trastos inservibles cuando deje de resultar importante su figura.
Yoani Sánchez, actual niña mimada de los EEUU, reconocida como casi heroína por Ian Kelly que la asume como prestigiosa personalidad mundial.
Beneficiada por la admiración que le profesa John Negroponte, asesino comprobable, hombre de la CIA, ejecutor de la tristemente célebre Operación Fénix gracias a la que se asesinó, previo paso por la tortura, a más de 40 mil vietnamitas.
Tipo que aumentó su currículum en otro momento espantoso e inolvidable de Latinoamérica, cuando el desarrollo de la Operación Cóndor que desgarró a miles de hombres y mujeres.
O como cuando fue embajador estadounidense (1981-1984) y militarizó a Honduras, donde el escuadrón de la muerte conocido como “Batallón 3-16” desapareció a centenares de luchadores populares, batallón preparado durante seis meses por agentes de la CIA, asesores estadounidenses y argentinos. Este engendro admirador de la Sánchez, convirtió a Honduras en un Portaviones fijo en la lucha contrainsurgente contra los vecinos sandinistas en Nicaragua y la guerrilla de FMLN en El Salvador.
Estos son los personajes y fuerzas que sostienen, financian, protegen y empujan a una mujer que prefirió entregar su alma a las bestias que desde 1959 vienen causando dolor a su pueblo extendiendo el horror a los pueblos hermanos.
YOANI SÁNCHEZ FUE REPUDIADA en Brasil, allí vio la cara del desprecio. Ese desprecio que solo pueden hacer sentir quienes son verdaderamente libres de conciencia y de accionar. Libertad que este personaje no conocerá jamás.
Próximamente llegará a Argentina, volverá a encontrarse con los mismos rostros y no es para menos.
Los pueblos no son tontos, saben muy bien quien es quien en este agitadísimo devenir entre la verdad y la mentira.
Yoani Sánchez y sus patrones ya no engañan a nadie y sinceramente siento pena por esa mujer que no supo diferenciar los deseos de un pueblo libre al que no existe cadena que lo ate.
Por supuesto, demás está aclarar que esa pena que digo sentir no impide que confiese mi asco hacia ella y hacia sus amos.
El repudio en Brasil y el que recibirá en Argentina, no responde a más nada que a un acto de justicia y agradecimiento al pueblo cubano y a su gobierno.
Y digamos también que no responde a nada menos…
(*) Periodista y escritora argentina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario