Confieso que después de haber publicado hace algo más de un año (marzo 18 de 2012) el reportaje de Juan Pablo Oyanedel sobre la develación del rostro del Utah Data Center, aparecido en el sitio especializado fayerwayer.com, pensé que en materia de centros descomunales para espiar y entrometerse en la vida privada de la gente, todo había quedado dicho (perdón, escrito). En aquel momento los especialistas calificaban al UDC, en los Estados Unidos, como el centro de espionaje más grande del mundo...
Pero resulta que hoy me tropiezo con el blog La Tarcoteca y un título para nada extraño por estos días, casi una perogrullada (La red no es segura), donde aseveran que el Government Communications HeadQuarter, el cuartel general del espionaje en la red del Reino Unido, el Gran Hermano inglés, aventaja, y por mucho, al centro de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés). Aquel, construido en medio de la nada, porque eso y no otra cosa resulta el inhóspito desierto de Utah; este otro en medio de un suburbio residencial, tal como se aprecia en las fotos.
El GCHQ es calificado incluso como más intromisorio (suerte de eufemismo para no llamarlo como lo que es: intruso) que el centro de datos de la NSA americana. No se mueve un solo bit en la red sin que este monstruo lo escanee, clasifique, agrupe y luego escupa el resultado a los analistas. Todo un templo a la represión.
Según el citado blog, "En el verano de 2011 el GCHQ había colocado interceptores en más de 200 líneas de fibra óptica". La información, alegan, es cargada por 200 conductos de ese matrial y cada uno transmite un promedio de alrededor de 10 gigabits por segundo lo cual proporciona 21,6 petabytes al día.
¿Petabytes? ¿Había escuchado este vocablo antes? Con razón califican al GCHQ como un monstruo, en tanto en cuando un petabyte (PB) equivale nada menos que a 1.024 terabytes. Pero decirles eso y no haber ilustrado nada es casi lo mismo. Intentaré "dibujar" el valor del que hablamos de este modo: imaginemos que podemos grabar en alta definición (cámara de 10 megapíxeles y a razón de 50 cuadros por segundo), la vida íntegra de una persona desde su nacimiento hasta su muerte a los 100 de edad. Esa descomunal información representaría apenas el espacio de medio petabyte, y estamos hablando de un centro de espionaje capaz de procesar, o cuando menos recibir y almacenar, 21,6 Pb cada 24 horas..., ¡¡poco menos que todo el tráfico mensual del portal de vídeos Youtube!!
Según La Tarcoteca, la instalación británica almacena los contenidos que le llegan por tres días, mientras los metadatos permanecen por 30, el tiempo que lleva elaborar los análisis.
"Los tres días de contenidos son, obviamente, el mayor dolor de cabeza en cuestiones de almacenamiento, ocupando aproximadamente 64,8 petabytes, pero los metadatos también acumulan una cantidad sorprendente de espacio [...] Como el GCHQ almacena los metadatos durante 30 días, eso es otro 25,9 petabytes de almacenamiento".
Sobre la base de esos cálculos y a los precios actuales del mercado, el autor de la nota, Pablo Heraklio, estima que la factura de almacenamiento del GCHQ oscila alrededor de los 11 millones 415 mil 217 libras esterlinas al año, dinero que, por supuesto, pone de su bolsillo el contribuyente del Reino Unido.
Para operar el Government Communications HeadQuarter emplea el software espía Tempora, un programa que a finales de 2011 ya había sido totalmente puesto en marcha, y, por si fuera poco, compartido con los gringos a modo de prueba desde hacía tres meses.
El GCHQ funciona de forma similar al Utha Data Center de la NSA, donde utilizan la técnica denominada Reducción de Volumen Masivo, enfilada a disminuir el volumen de datos un 30 por ciento. Para ello realizan búsquedas específicas relacionados con palabras, direcciones de correo electrónico, personas seleccionadas, números telefónicos y cuanto dato público esté disponible. De esta manera, el GCHQ y la NSA han identificado entre 40 mil y 30 mil palabras clave, respectivamente.
Por si fuera poco, el centro británico de espionaje analiza todos los datos en tiempo real. Ello supone 2.000 gigabits de información de la que se deben extraer palabras clave, cruzarlas y analizarlas, lo cual requiere una potente fuente de energía.
Los estimados del autor apuntan a una potencia computacional 500 veces más alta que la del colisionador de partículas, acompañada, por supuesto de su correspondiente factura eléctrica, sin duda alguna descomunal.
Añádale a este ajiaco la necesidad de un superordenador muy eficiente, digamos una máquina similar a Pangea, recientemente construida por encargo para la empresa eléctrica TOTAL a un costo de 50 millones de libras. Para cumplir con el pedido los ganadores de la licitación demoraron cuatro años, pues ajustarse a los parámetros exigidos exigió utilizar 110.000 núcleos y 54.000 GB de memoria.
Para adquirir dimensión real del alcance descomunal de este programa, añadamos a lo ya mencionado en tecnología los gastos en salario para un ejército de 300 analistas que trabajan a tiempo completo en la "pesca de arrastre" a través de los datos producidos por las "captura" en la red. Se estima que uno de estos gana 25 mil libras anuales promedio en la etapa inicial, con un tope de hasta 30 mil para aquellos que alcanzan calificación de expertos. Sume además los del personal de oficina, abogados, recursos humanos y técnicos en TI, por no hablar de la limpieza y el personal de seguridad. En resumen, los números apuntan a esta partida a nada menos que 2 millones y medio de libras cada mes.
Aunque no es de conocimiento público el presupuesto preciso del GCHQ, es vox populi que sus fondos provienen de la Cuenta de Inteligencia Individual, establecidos en el orden de los 2 mil 100 millones de £ para el año fiscal 2012-13, sin contar que además dispone de un fondo dedicado a sobornos de unos 650 millones creado por el gobierno para hacer frente la seguridad cibernética.
Según documentos, la vigilancia del GCHQ le da el acceso a internet más detallado a las agencias de espionaje de Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido, Canadá y los EE.UU, los llamados "cinco ojos", que operan a través de la red ECHELON.
A escala global, suman 850 mil los contratistas de la NSA con acreditación Top Secret, o lo que es lo mismo, con pleno acceso a los datos. De ahí la inusitada cacería desatada contra el joven analista Edward Snowden, el último (aunque mejor decir, el más reciente caso) de sus renegados
Al margen de la ley
La NSA reconoce haber solicitado acceso directo a la información de empresas de almacenamiento de datos como Google, Facebook, Apple, Hotmail, Yahoo, AOL, por vía judicial de miles de persona, amparándose en el Acta Patriótica de 2001 y su monitorización constante gracias al programa PRISM, como cuentan en su propia web. Pero la acumulación de datos sin permiso es un delito contra la intimidad y la ley de protección de datos.
El programa espía Prism parece haber permitido al GCHQ eludir el proceso legal requerido para solicitar dicho material como correos electrónicos, fotos y vídeos de empresas de Internet de personas y entes con sede fuera del Reino Unido.
Pero como una mano lava la otra y las dos la cara, al final resulta que las agencias de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido cooperan con el fin de eludir las restricciones nacionales en la recopilación de inteligencia -la NSA no está sujeta a las restricciones legales del Reino Unido en la vigilancia de los ciudadanos del Reino Unido, y el GCHQ no está obligado por las restricciones de Estados Unidos sobre la vigilancia de los ciudadanos estadounidenses.
La Tarcoteca concluye que "El éxito de la red de espionaje se basa pues en la colaboración entre los países de los "cinco ojos", operadores de la red ECHELON que disponen de servicios de espionaje similares. Cada uno espía a los ciudadanos de los otros, donde sus leyes no tiene jurisdicción, y después se intercambian los datos. Así pues se puede considerar una red de espionaje global y no un hecho aislado de un país celoso.
"El negocio es tan suculento que el gasto diario de más de 11 millones de libras es pequeño en comparación con sus beneficios. Casi un millón de "espías" tiene acceso a los datos tan solo en la agencia americana, la única que ha arrojado algo de luz sobre sus actividades gracias al escándalo Snowden que destapó la trama. El número se podría quintuplicar.
"Los contratistas con acceso son de todo tipo: desde empresas de seguridad informática, seguridad militar, empresas de armamento o simplemente agencias de publicidad, grupos de inversión o comisiones del gobierno. Su nacionalidad poco importa , ya que el requisito de acceso es el pase Top Secret.
"El tipo de datos analizables e información sustraible es de los más variopinta. Mediante la clasificación y agrupación de los mismos se pueden obtener tendencias de consumo lo cual permitiría influir en el mercado, pautas horarias o pautas de comportamiento, para influir en la publicidad. Sus aplicaciones son infinitas.
"El escándalo saltó a raíz de la infamia que supone el espionaje de los ciudadanos ingleses por su propio gobierno, el protector de su seguridad y guardian de sus intereses. Sin son capaces de espiar impunemente a su pueblo, donde hay leyes que los protegen, qué no harán con los ciudadanos de otros países. Respuesta fácil: vender los datos tratados a los distintos gobiernos. El negocios del espionaje y la represión.
"El fin último, reconocido por la propia NSA en su web, es poder crackear los códigos de 256-bits AES empleados por su propio gobierno y base del sistema bancario mundial. Van a por todas las claves, a por todos los secretos.
"Legal o ilegalmente cada click cuenta para ellos, es su nueva forma de dominarnos. Por eso cada día es más importante protegernos contra este tipo de intromisiones. Es parte de nuestra responsabilidad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario