Héctor R. Castillo Toledo
La pregunta parece estar de moda por estos días. Se la hacen, sobre todo, peloteros y futbolistas, aunque no dudo que otros deportes también sufran el "azote" de las malas decisiones arbitrales.
Dicen los entendidos que aquellos desafíos en que los contendientes ponen la sazón y los encargados de impartir justicia pasan desapercibidos resultan duelos en los cuales los colegiados hacen su labor con eficacia. Cuando por el contrario, el protagonismo lo ganan los oficiales, no hay margen a dudas, falló el veredicto justo, la apreciación atinada.
Y eso fue justamente lo sucedido hoy en la cancha de fútbol Luis Pérez Lozano, donde el local Cienfuegos cayó lastimosamente a consecuencia del pésimo desempeño de la cuarteta actuante, en particular la figura del principal, Yadel Martínez Pupo, a quien al parecer recién a inicios de este año le regalaron sus atributos como árbitro FIFA, una categoría nada abundante en la Isla.
Para tener idea exacta, un dato: hablamos del tercer hombre con tal rango en el arbitraje del fútbol cubano actual, si añadimos al veterano Marcos Daniel Brea Despaigne (habilitado desde 2008) y David Rubalcaba Betancourt, que ostenta las insignias del máximo organismo futbolístico mundial desde hace dos años. Otros cuatro están igualmente certificados por la Federación Internacional, pero en la condición de asistentes.
No es mi intención arremeter contra nadie en particular. Pero se ha insistido en que los problemas hay que llamarlos por su nombre, y en el caso de este sábado fueron demasiadas las personas que juzgaron, igual de manco y parcial, el trabajo del equipo arbitral holguinero. De manera que el reclamo que me asiste para evaluar los hechos cuenta con el aval de una afición conocedora y exigente. De hecho, no es secreto para nadie que en el mundillo de quienes dictan justicia se habla de Bonneval como una plaza donde ejercer resulta estresante.
Mas quiero detenerme justamente en ese detalle. Si no es de gratis la fama ganada, porque a fuerza del arraigo de un siglo de tradición el aficionado cienfueguero es apasionado al fútbol y conoce bien las reglas, cómo entender que sin cumplirse aún un mes de una experiencia similar con este mismo grupo (partido del 13 de marzo versus Guantánamo), también reclamado de forma oficial como hoy ante la máxima instancia del arbitraje en la Federación Cubana, se vuelva a programar su presencia en esta sede, predisposiciones al margen.
Es verdad que al árbitro cubano no se le pagan 10 mil pesos por partido (y hablemos de pesos, no de euros, que es la moneda empleada para las transacciones en partidos de liga u otros de mayor rango en Europa), también son ciertas las limitaciones de transporte, hospedaje y dietas cuyo monto casi mueve a risa, más otras que hacen del arbitraje futbolístico una labor ingrata.
Pero ello no da pretexto para equivocaciones garrafales, como la de pasar por alto (porque es de librito) expulsar a aquel que comete falta a mansalva y viniendo desde atrás contra el último hombre al ataque, máxime si el lance se produce ya en las inmediaciones del área delimitada como de peligro inminente para quien defiende. Y conste que Martínez Pupo estaba más que bien ubicado cuando masacraron a Alain Solis la vez primera, porque errores aparte, si algo le merece reconocimiento es eso, estar en el lugar exacto, lo cual duplica el alcance de su falta de autoridad para penalizar.
Sobre el mismo jugador, que justo es decir también falló dos oportunidades cara a cara contra el portero, se produjo luego un lance similar al del partido del 13 de marzo. Hombre derribado dentro del área, supuesta amonestación para el infractor (sumaba su segunda amarilla y debía abandonar el choque) y orden de cobro penal desde el manchón de los doce pasos. Mas nada de eso sucedió ante unos atónitos cienfuegueros que entre protestar la benevolencia para el contrario y falta de aplicación, vieron cómo el lance terminaba en contragolpe letal y autogol sentenciador del choque a escasos dos minutos para el término del tiempo reglamentado mas el de alargue.
Si desatinos tales se multaran como debiera -y vuelve a saltar la liebre del dichoso componente monetario-, o en el peor de los casos se adoptaran medidas drásticas de reducción de las categorías del actuante o incluso de inhabilitación, cosas como la descrita no sucedieran.
Pero contrariados por la pésima actuación arbitral, con los ánimos ya caldeados debido a la falta de autoridad mostrada por Martínez Pupo cuando de pitar para Cienfuegos se trató (sí, porque encima de lo evidente se deslizó de forma subrepticia la inhabilitación para el siguiente duelo en Guantánamo de los hombres con tarjetas acumuladas), tras el pitazo conclusivo hubo protestas que sumaron, entonces sí, expulsiones de jugadores cuyo único acto recriminable fue pedir justicia para los que, humanos al fin, también se equivocan, pero al parecer están por encima de reglamentos y disposiciones. ¿Quien sanciona al juez cuando se equivoca?
Si de algo sirve, acoto otro elemento. El inspector de árbitros y el comisario del encuentro designado por la Federación Cubana de Fútbol convinieron -y así lo expresaron a quien comenta- en que hubo falta de rigor y violación de las reglas. Espero que con estos elementos no se pase por alto la justa reclamación formulada. Y cuando menos que tomen en cuenta el desaguisado para no volver a verle las caras por largo tiempo a quienes con afán de protagonismo pesaron para un resultado que, ojalá, no derive como en la ocasión del tristemente célebre guantanamazo en el flaco favor de torpedear justo en la línea de flotación los afanes del fútbol cienfueguero.
Después del descargo, aquí la nota de los resultados de esta novena fecha, por suerte nada malas para el propósito de mantener cerca del colimador al ocupante de la cuarta plaza:
Villa Clara y Camagüey igualan
La Habana, 6 abr (AIN) El monarca exponente Villa Clara y el actual líder Camagüey, saldaron hoy un pálido empate 0-0, en el juego más esperado en la novena fecha de la fase de clausura del Campeonato Nacional de Fútbol.
Ese duelo en la localidad villaclareña de Zulueta fue muy movido. Se trataba de una revancha, pues en el primer cotejo entre ambos, el pasado 16 de marzo, los subcampeones domésticos camagüeyanos se impusieron 2-0.
Por otra parte, Pinar del Río, sublíder del certamen, recibió a Guantánamo en la cancha de la Escuela de Cultura Física, y ahí también hubo paridad sin goles.
En el cotejo de mayor cantidad de dianas, efectuado en el estadio Luis Pérez Lozano, el local Cienfuegos perdió por cuarta ocasión consecutiva, ahora con pizarra de 1-2 ante Ciego de Ávila.
Tomás Cruz puso delante en el pizarrón a los visitantes en el tercer minuto de juego, pero Diosney Pez logró el empate cienfueguero en el 57’. Sin embargo, a falta de cinco minutos para el pitazo final, Jesús Rodríguez sentenció el triunfo avileño.
Finalmente, en Banes, Holguín se deshizo 1-0 de La Habana, con perforación de Vismel Gómez en el minuto 49.
Sin duda, fue una fecha muy pálida en perforaciones, ya que solo hubo cuatro goles en igual cantidad de partidos.
Tras esos resultados, Camagüey siguió en la punta del certamen, con 22 puntos, seguido por Pinar del Río (14), La Habana (13) y Villa Clara (11). Detrás se ubican Cienfuegos y Holguín, ambos con nueve unidades, en tanto Guantánamo y Ciego de Ávila tienen ocho puntos y comparten las plazas séptima y octava.
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