¡Qué Villa Clara ni ocho cuartos! ¡Vaya locura la de aquel que crea que Sancti Spíritus estará pronto en la final por el título de la pelota cubana! El gran protagonista de estos play offs semifinales, omnipresente, jodedor consuetudinario y provocador de una sangría económica ya digna de tener en cuenta es el viejo San Pedro, el dueño de las llaves del cielo, que ha abierto a tope el grifo y ahora no parece encontrar la manera de cerrarlo. Lo cierto de todo es que las lluvias volvieron entorpecer esta noche el curso de los choques semifinalistas del Campeonato cubano de Béisbol, con la suspensión del cuarto partido de la serie Cienfuegos-Villa Clara que marchaba empatado a una carrera en el comienzo del quinto inning.
De acuerdo con las reglas que internacionalmente rigen en este deporte, el encuentro no tiene validez y como tal fue reprogramado para hoy sábado a la una de la tarde en el propio estadio Augusto César Sandino de la ciudad de Santa Clara.
Los Naranjas de Villa Clara anotaron una en el acto de apertura y los Elefantes negociaron la igualada en el marcador en la parte alta de la tercera. Al momento de la interrupción ambos abridores derechos, Alain Sánchez por los locales y Jorge Hernández desde la lomita del Cienfuegos, se mantenían en sus puestos con un buen desempeño.
Las intensas precipitaciones que tienen lugar esta semana sobre el centro de la Isla motivaron antes la suspensión del tercer juego de este mismo match el miércoles.
También a causa de las lluvias hubo dos fechas de atraso en el duelo Matanzas-Sancti Spíritus, que debe continuar en horas de la noche de este propio sábado en la sede de los primeros.
Villa Clara aventaja a Cienfuegos dos triunfos por uno y Sancti Spíritus a Matanzas, 2-0, pero sin lugar alguno a duda sigue siendo San Pedro el que lleva la mejor parte.
Lo lamentable del asunto resulta, además de la pérdida de valioso tiempo y del deslucimiento de los encuentros por el mal estado de los terrenos, aspecto que le resta incluso competitividad a aquellos conjuntos que basan su sistema de juego en la velocidad, el traslado de millares de aficionados una y otra vez hasta las sedes de los encuentros sin la efectiva realización de los partidos con lo que ello representa: miles de litros de combustible tirados por el caño, salarios, dinero gastado en pasajes sin un respaldo en disfrute pleno.
¡Qué buena falta hace le aparezcan las dichosas llaves a San Pedro! Para bien del béisbol, de la economía y de todos los que queremos un espectáculo digno de ver.
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