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viernes, 5 de julio de 2013

La Burocracia, enemigo No. 1 del proceso de cambios en Cuba

José Jasán Nieves*

La burocracia es el autismo de los funcionarios públicos, la práctica de no escucharse más que uno mismo. Es un narcisismo en el que alguien con poder solo ve sus propios dictados. Con palabras tan directas se expresa el periodista cubano José Alejandro Rodríguez, célebre por su función de visualizar las angustias de ciudadanos a lo largo y ancho de todo el país que chocan con el muro de las lamentaciones, de las demoras, las negativas y los absurdos del burocratismo.
Sus expresiones llegan más lejos. Por lo claro cree el encargado de Acuse de Recibo, en el diario Juventud Rebelde, que el burocratismo representa el enemigo número uno de las transformaciones del modelo económico cubano y de todo lo que propenda a una participación más activa de los ciudadanos en los procesos sociales del país.
Las reflexiones de Pepe Alejandro nos recuerdan que con los esquemas de dirección burocráticos se tergiversan las leyes económicas, se trata la realidad con fórceps, limitando al sujeto económico y trabando sus iniciativas. Dan así, con su proceder, margen para que los detractores de este proyecto social desplieguen la espada del humor amargo: “en el orden socialista todas las soluciones tienen un problema”.
En la medida que quede claro que el trabajo de un funcionario público es el de servir, ayudar, facilitar la vida, encaminar proyectos; en semejante proporción al logro se irá desmontando el burocratismo.
Pero no olvidemos que detrás de la pasividad y las negativas muchas veces se esconden los intereses de ese individuo burócrata, ese que cobra un salario, pero sobre todo dispone en ocasiones de mayores recursos gracias a mantener a flote una práctica repetitiva... ¿le interesará probar lo nuevo, lo cual siempre implica modificar lo seguro? Graziella Pogolotti, en la revista digital La Jiribilla, escribió en 2009: “Paralizante y en última instancia de esencia reaccionaria, el pensamiento burocrático representa un obstáculo objetivo para la salvaguarda del porvenir del proyecto revolucionario. El rescate efectivo de nuestros paradigmas y la revisión radical de nuestros métodos son factores esenciales para el diálogo impostergable con las nueva generaciones”.
Se impone recordar los clásicos, desempolvar los textos en los que desde Marx y hasta el Che, el Estado no era gobierno sobre todos los aspectos de la vida de las personas, sino un período transitorio, un administrador. El esquema de funcionamiento de la sociedad cubana precisa también reformular sus métodos o terminará en un diálogo de sordos con los nuevos actores. Y está claro: en la conversación sobran enunciados burocratiles.

Trabajo relacionado:

- Otra vuelta de tuerca al pensamiento burocrático 
 
- Conciencia vs. Burocratismo


(*) El autor es periodista de Radio Ciudad del Mar.

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