Desde el 2002, los réditos de las 100 mayores empresas productoras de armas y equipamiento militar aumentaron un 60 por ciento, espiral frente a la cual resulta imposible cualquier duda acerca de la inconmovible fortaleza económica de estos emporios que, lejos de sufrir los impactos de la crisis financiera que ha sacudido al mundo, han sacado jugosa tajada de los rejuegos bélicos.
De esos 100 gigantes de la industria armamentista que reseña el anuario de SIPRI, las diez primeras tuvieron ventas por 233 mil 540 millones de dólares, es decir el 50 por ciento alcanzado por el total de las Top Cien. A modo de acotación, válido apuntar que siete de ellas son estadounidenses. De las tres restantes, una es británica, la otra italiana, la tercera un complejo de la Unión Europea.
Ningún sector económico ha crecido tanto como la industria de armamentos, lo que da cuenta del demencial entusiasmo por las guerras. Muchos han señalado los peligros que envuelve el lucrativo negocio de la guerra, y el detallado informe del instituto sueco confirma esas sospechas. Ese Instituto debería pedir cuentas a la Academia, también sueca, que otorga el Nobel de la Paz, sobre todo por entregar el premio a alguien que valida el orwelliano mundo de la guerra es la paz.
Un mundo demencial
Si hay algo demencial e irracional en el hecho de que las fábricas de armamento reciban más beneficios que cualquier otro sector industrial, también es de insanía profunda que esto no se informe públicamente. Las fábricas de armamento, de origen privado, absorben parte importante de los presupuestos públicos. Es decir que son los contribuyentes, una vez más, los principales financistas de los llamados señores de la guerra. Un gasto que sólo con las cien primeras llega al medio billón de dólares anuales, suficiente monto para paliar el hambre, la pobreza o la insalubridad en que se hallan sumidos millones de seres de este planeta patas arriba.
Y ahora que está de moda la tecnología de los drones (aviones no tripulados) no es de extrañar que siete de las entidades "privilegiadas" de figurar en el tenebroso Top Ten de la guerra operen el espacio aéreo. Tampoco que de ese centenar cuyo cometido es lucrar con la destrucción y la muerte, 47 sean de Estados Unidos, y entre todas acaparen el 60 por ciento de las ventas totales de armamento producido por las cien transnacionales de la industria armamentista global. De ahí la correlación entre deuda pública y gasto militar establecido hace algunos años para comprender el problema de la deuda pública en la vecina nación del Norte.
A continuación la lista de las primeras diez empresas según el ranking 2011 (los datos entre paréntesis corresponden al de 2010):
1.- (1). Lockheed Martin (EEUU) Armadura de misiles, electrónica y espacio aéreo. Ventas por 36.270 millones dólares en 2011. Ganancias netas: 2.655 millones de dólares. 123.000 empleados (132.000).
2.- (3). Boeing (EEUU) Aviones, electrónica, misiles, espacio aéreo. Ventas por 31.830 millones de dólares. Ganancias netas de 4.018 millones de dólares. 171.700 empleados (160.500).
3.- (2). BAE Systems (Reino Unido) Aviones, artillería, misiles, vehículos militares, Naves. Ventas por 29.150 millones de dólares. Ganancias netas por 2.349 millones de dólares. 93.500 empleados (98.200).
4.- (5). General Dynamics (EEUU) Artillería, electrónica. Ventas por 23.760 millones de dólares. Ganancias netas de 2.526 millones de dólares, 95.100 empleados (90.000).
5.- (6). Raytheon (EEUU) Misiles, electrónica. Ventas por 22.470 millones de dólares. Ganancias netas de 1.896 millones de dólares. 71.000 empleados (72.400).
6.- (4). Northrop Grumman (EEUU) Aviones, electrónica, misiles, buques de guerra. Ventas por 21,390 millones. Ganancias netas por 2.118 millones de dólares. 72.500 empleados (117.100).
7.- (7). EADS (UE) Aviones, electrónica, misiles. Ventas por 16.390 millones de dólares. Ganancias netas por 1.442 millones de dólares. 133.120 empleados (121.690).
8.- (8). Finmeccanica (Italia) Aviones, vehículos de artillería, misiles. Ventas por 14.560 millones de dólares. Ganancias netas por 902 millones de dólares. 70.470 empleados (75.200).
9.- (9). L-3 Communications (EEUU) Electrónica. Ventas por 12.520 millones de dólares. Ganancias netas por 956 millones de dólares. 61.000 empleados (63.000).
10.- (10). United Technologies (EEUU) Aeronaves, electrónica, motores. Ventas por 11.640 millones de dólares. Ganancias netas por 5.347 millones de dólares. 199.900 empleados (208.220).
Estas cifras confirman que la guerra, ironía al margen, es uno de los mejores negocios para algunos países, e incluso ponen a prueba las recesiones y las crisis financieras. Y aunque obtengan pingües beneficios, también crean desempleo, como muestran siete de estas diez corporaciones, cuyos despidos sumados aportan la bicoca de 74 mil 750 personas al ejército mundial de parados.
El gran problema es que los halcones del Complejo Militar Industrial necesitan alimentarse cada día de nuevas conflagraciones, por eso hay que inventarlas a como dé lugar, tal cual sucede ahora con Siria.
¿Qué harían estas empresas si hubiera paz? Por eso no extrañe a nadie que todas las guerras se basan en el engaño y la manipulación de las masas, como ya lo hizo Bush con las armas químicas de destrucción masiva de Saddam Hussein que hace diez años permitieron a Estados Unidos invadir Irak, ante la complacencia de buena parte del mundo, armas que dicho sea de paso jamás aparecieron.
Ahora el flamante Nobel de la Guerra, que ya patrocinó el conflicto que dio al traste con el gobierno legítimo de Muammar Ghadafi en Libia, impulsa un proyecto bastante similar en cuanto a pretexto contra Damasco para deponer al gobierno de Bashar al-Asad. Y ante la inminencia del nuevo conflicto bélico a la vista cabe preguntarse ¿Se repetirá otro sinsentido?
Ojalá estos peligrosos "juegos", cuyo fin último ha sido demostrado aquí, no terminen un día colocando al mundo en medio de un estallido de incalculables consecuencias como las que alertó Fidel Castro en aquella reflexión del 23 de agosto de 2010 titulada El invierno nuclear.
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