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El sitio Cubadebate ha reproducido las reflexiones del buen amigo y colega Juan Marrero en torno a los temas a debate durante el reciente Pleno Ordinario de la Unión de Periodistas, organización profesional de la cual es vicepresidente el también autor de Prensa sin retorno y Dos siglos de periodismo en Cuba.
Aparecidas originalmente en Cubaperiodistas, la web de la UPEC, Juanito hace un resumen del proceso de talleres creativos recién culminado en todas las provincias del país, y en el que, como bien afirma, "el tema de la lucha contra el secretismo emergió con fuerza".
Hace referencia Marrero a la “nube de etiquetas” confeccionada en base a los vocablos más escuchados durante los encuentros en las delegaciones de base desde Guantánamo hasta Pinar del Río, y enfatiza que, por su tamaño, SECRETISMO resalta por sobre el resto, a modo de luz roja intermitente.
Y no de gratis: en alrededor del 80 por ciento de esos talleres, el tema persiste, aun cuando transcurrieron ya tres años desde el llamado que formulara en una sesión del Parlamento cubano el presidente Raúl Castro: "... soy un defensor de la lucha contra el secretismo, porque detrás de esa adornada alfombra es donde se ocultan las fallas que tenemos, y los interesados en que sea así y siga así [...] Por eso, ¿secretismo? No. El que quiera guardar secretos de sus propias deficiencias que luche y dedique ese gran esfuerzo en evitarlas...", nos decía aquel 18 de diciembre de 2010.
Pero aun así, más de cien planteamientos sobre el secretismo que afecta el trabajo de los medios y de los periodistas —muchos de ellos ejemplificados— afloraron con nombres y apellidos en los talleres. Y sobre la picota fueron expuestas las generales de las instituciones y organismos más dados a "esconder la bola": los ministerios de Educación, Salud Pública, Turismo y Energía y Minas. Se dieron ejemplos puntuales de crisis con Recursos Hidráulicos, Agricultura, centros de investigación científica, tiendas recaudadoras de divisas y distintas empresas.
Interesante el abordaje de Juanito sobre el tema rey durante el más reciente Pleno de la UPEC, en el que tampoco faltó, valga aclararlo, la crítica a directivos de medios que por evitarse problemas, o tal vez cuidar puestos, censuran trabajos críticos al amparo del sacrosanto dictado de que, en última instancia, el director es responsable de lo que se publica.
¿Libres de pecados los periodistas? Por supuesto que no. Falta preparación, hay acomodamiento e incluso no me atrevería jamás a meter las manos en la candela para afirmar rotundo que no hay comprometimiento con fuentes a cambio de vaya usted a saber qué cosas... Y todo ello se revierte, como concordaron los asistentes al Pleno, en caldo de cultivo para la autocensura, que al final también deriva en otra modalidad del secretismo, el de la omisión.
Para ese problema particular, otro buen amigo, Pepe Alejandro Rodríguez, proponía: “Un catalejo para mirar lo que nos frena afuera, pero también un microscopio potente para vernos por dentro”.
"Contra la mentalidad secretista y esa práctica negativa, que afecta el derecho a la información del pueblo y la credibilidad de los medios revolucionarios, se ha venido trabajando intensamente en cumplimiento de los acuerdos del IX Congreso de la UPEC", apunta Juanito.
Y remarca al final de su comentario: "El secretismo no es una batalla ganada, pero creemos que hemos empezado a avanzar y somos optimistas de que la vamos a ganar con la voluntad y esfuerzos concertados por todos", a pesar de un hecho inobjetable: "la mentalidad secretista [...] se ha entronizado en algunos cuadros, incluyendo los de nuestro propio sector [...] será una batalla dura [...] Y la ganaremos más temprano que tarde si cada día mantenemos un pie en el acelerador y el otro en el freno para avanzar con el equilibrio necesario".
Pasados apenas unos minutos de su publicación comenzaron a discurrir los criterios de los lectores en el foro de Cubadebate. Y justo me detendré en uno, el de aquel que rubrica bajo el alias El del Vedado, quien acota una respuesta a alguien que escribió, entre otras cuestiones, sobre la necesidad de privilegiar la transparencia.
"Eso me suena a GLASNOST, y eso ya lo vimos en una pelicula en vivo... siempre tendran que existir opiniones reservadas de parte de los directivos e informaciones no públicables, hay informaciones que contrario a aclarar pueden hechar a rodar mal intencionadas interpretaciones, por eso es un deber de los periodistas aprender el arte de la investigación y el arte de la dosis informativa en su momento debido, a quedado demostrado en muchos casos que la primicia a veces entorpece el trabajo investigativo de la prensa, por eso soy de la opinion que hay secretos que deben guardarse hasta que realmente sea contundente revelarlos...".
Ni quito, ni pongo, ni arreglo erratas ortográficas, así lo escribió el tal El del Vedado.
No sé si Cubadebate lo publicará o no. Con mi nick habitual le respondí al agorero con los siguientes argumentos, escritos en el tono y la métrica propios del comentario para un foro: ideas separadas por puntos y seguido, alguna que otra coma y mucha economía de palabras:
"Glasnot y Perestroika nada tienen que ver con la cruzada que el propio Presidente Raúl Castro convocó a la prensa librar. La información es un bien de uso público y un derecho individual refrendado constitucionalmente. El secretismo que pedimos acabar de una vez y por siempre los periodistas cubanos es aquel detrás del cual se esconden ladrones, corruptos, ineficientes, sociolistas del buen vivir, acomodadas sus asentaderas al carrito nice, siempre a tanque lleno y en funciones las más de las veces familiares por sobre las laborales. La cruzada es contra los Lindoros incapaces que campean por su respeto desde Pinar hasta Guantánamo. Con Glasnot y Perestroika los soviéticos se dedicaron a deshojar su historia, una historia con lunares, manchas, pero por sobre todas ellas mucho más brillo. Y que se sepa la cruzada que pretendemos acá intenciona denunciar los problemas de ahora mismo, la zancadillas de quienes ven peligrar su status e impiden avanzar más rápido en el proceso de cambios que encara el país. Hay algunos por ahí que justamente esgrimen y sacuden los fantasmas de la glasnot para eternizar el secretismo. Raúl Castro no es Gorbachov, la dirección histórica de la Revolución cubana no es aquel Politburó encartonado a orillas del Moscova que se dejó embaucar por una mafia de simuladores. Cuba cambia y avanza, tal vez no con la celeridad que todos quisieran, y por eso mismo dista mil años luz de aquella momia inmovilista en que derivó lastimosamente la URSS desde Brezhnev hasta el desmerengamiento. No nos venga, señor de El Vedado, con el cuento de la Glasnot, que quienes están al timón tienen seso y materia gris suficientes para evitar que Cuba tropiece con la misma piedra que le dio el tiro de gracia al país de los soviets".
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