La supresión de la doble moneda en Cuba debe encarrilar la máxima socialista de que cada persona perciba un salario según su trabajo y su capacidad. |
Salim Lamrani
La Habana acaba de anunciar la próxima supresión de la doble moneda en Cuba, con el fin de reducir las desigualdades y las distorsiones económicas.
En 1993, ante la grave crisis económica que golpeó la isla tras la desintegración de la Unión Soviética, las autoridades de La Habana decidieron legalizar la circulación del dólar estadounidense en el país. Era necesario encontrar las divisas indispensables al funcionamiento de la economía y del comercio y subvenir a las necesidades de la población, particularmente en el sector alimentario. Así, dos monedas circulaban en el país: el dólar y el peso cubano (CUP).
En 1994, además del peso cubano y del dólar, el Banco Central de Cuba creó el peso convertible (CUC) con un valor igual al dólar, lo que hace de Cuba el único país del mundo que imprime una doble moneda. El CUC se usa particularmente en el sector del turismo y para adquirir productos de importación. Así, de 1994 a 2004 circularon tres monedas en Cuba, hasta la desaparición del dólar en 2004, tras las nuevas sanciones económicas que impuso la administración Bush. Ahora, el peso cubano circula con el peso convertible con una notable diferencia de valor: hacen falta 25 CUP para conseguir 1 CUC.
Esta doble moneda es entonces fuente de desigualdad en la nación en la medida en que la inmensa mayoría de la población activa recibe su salario en CUP. Una pequeña categoría de cubanos, particularmente los empleados de la industria turística y quienes reciben remesas familiares del exterior, tienen acceso al CUC. Esta dualidad monetaria tiene como consecuencia llevar a un número sustancial de personal cualificado –académicos, médicos, arquitectos, ingenieros– a abandonar su profesión en beneficio de una actividad más lucrativa como taxista, camarero o portero de hotel.
Por otra parte, este sistema de doble moneda afecta a la contabilidad nacional y causa numerosas distorsiones que complican toda medida económica. Tiene un impacto directo en la política económica del Estado y perjudica gravemente el desarrollo del país.
El Presidente Raúl Castro, consciente de esta realidad, decidió actuar en consecuencia. Según él, “el fenómeno de la dualidad monetaria constituye uno de los obstáculos más importantes para el progreso de la nación”. Ha dado como objetivo a los principales economistas cubanos elaborar una estrategia económica y financiera para conseguir la unificación monetaria a la mayor brevedad.
El 22 de octubre de 2013, conforme al proyecto de actualización del modelo económico que adoptó el VI Congreso del Partido Comunista Cubano en abril de 2011, el gobierno de La Habana anunció el lanzamiento de un proceso de unificación monetaria. No obstante, las autoridades no han indicado las modalidades precisas de este cambio y tampoco han dado un plazo. Estos cambios concernirán en un primer tiempo las empresas y las instituciones, antes de extenderse luego a todo el país.
El carácter parsimonioso de las informaciones que proporcionaron las autoridades cubanas se explica por la complejidad del proceso de unificación monetaria. Para poder subir los salarios resulta imprescindible aumentar a la vez la productividad y la producción. También hace falta elaborar una estrategia de sustitución de importaciones, particularmente en el campo alimenticio en un país que depende en más del 80% de las materias primas agrícolas producidas en el exterior.
Si la unificación monetaria se realiza en buenas condiciones, a saber con un alza de la producción, de la productividad y de los salarios, será posible eliminar la fuente de desigualdad que representa la dualidad CUP/CUC. También acabará con las numerosas distorsiones de orden económico que engendra una doble contabilidad. Pero, obviamente, esta reforma monetaria no será fácil de realizar. (Tomado de Opera Mundi)
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