Jean-Guy Allard
La congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen, que abrazó efusivamente al golpista (Roberto) Micheletti -quien la calificó entonces de “recompensa de Dios”- cuando expulsó el Presidente Zelaya de Honduras, ahora acusa a Nicolás Maduro de violaciones a los derechos humanos.
La Representante de Miami en la Cámara baja, que preside el grupo de apoyo al terrorista Luis Posada Carriles; que fue elegida defendiendo al asesino Orlando Bosch; que se solidarizó con los golpistas de Ecuador y Bolivia; que intervino ilegalmente a favor de los banqueros prófugos Isaías de Ecuador; que apoya sistemáticamente a Israel en sus agresiones genocidas contra los palestinos; ahora se dedica a predicar su forma de “democracia”.
De acuerdo con EFE que reporta diligentemente sus palabras, la politiquera de Miami expresó en rueda de prensa que presentará “lo más pronto posible” en Washington una legislación “que busca bloquear las visas, la compra de propiedades y las transacciones financieras” a aquellos que han estado vinculados con la “represión a las protestas”.
También habló de proponer medidas “que incluyan la expulsión de diplomáticos venezolanos y la reducción en la importación de petróleo de Venezuela”, entre otras sanciones, “para proteger a los venezolanos que se oponen al Gobierno del presidente Nicolás Maduro”.
No satisfecha de tantas elucubraciones, siguió defendiendo a Leopoldo López, el líder fascista detenido, con la misma energía que apologizó, en otro momento, a Alejandro Peña Esclusa, amigo de López y jefe de UnoAmérica, agrupación de nostálgicos del Plan Cóndor.
“En Venezuela hay un valiente que está detenido por estar en contra del régimen de Maduro”, dijo Ros-Lehtinen al referirse a López, quien está encarcelado y acusado por sus vinculos con los desórdenes que causaron la muerte de tres personas en las protestas del pasado 12 de febrero.
A la rueda de prensa asistieron varios líderes de grupos antichavistas de Miami, entre ellos la ex jueza venezolana corrupta Gisela Parra, vinculada a Henrique Capriles y reclamada en Caracas por extraer ilegalmente expedientes de la corte, a solicitud de opositores.
LOS ARCHIVOS TIENEN BUENA MEMORIA
En febrero de 2012, Ros-Lehtinen se asoció a los también congresistas David Rivera, Bob Menéndez, Mario Díaz-Balart, y Albio Sires, para provocar la expulsión de la Cónsul venezolana Livia Acosta con una operación mediática anti-venezolana.
Ros-Lehtinen debe su elección al Congreso a una campaña de apoyo al difunto terrorista Orlando Bosch, entonces Jefe de la CORU, la organización terrorista cubanoamericana que más muertos y más daños causó en medio siglo de guerra sucia de EEUU contra Cuba.
Esta campaña para introducirse en la Cámara de Representantes, Ros-Lehtinen la realizó con Jeb Bush y Otto Reich, el actual promotor de las campañas de violencia fascista en Venezuela.
Reich, un cubanoamericano de origen austriaco con perfil neonazi, era embajador de EEUU en Caracas cuando Bosch se encontraba preso en Venezuela por la explosión en pleno vuelo de un avión cubano. Reich consiguió la liberación de Bosch ante un tribunal que sobornó y organizó su regreso ilegal a EEUU.
En todas sus crisis de odio contra Venezuela, Ros-Lehtinen recibe el apoyo del senador “Bob” Menéndez, con quien está acusada de haber aceptado dinero para resolver los problemas migratorios de los banqueros Isaías, prófugos de la justicia ecuatoriana. Los hermanos Isaías huyeron de Ecuador donde están acusados de desfalcos multimillonarios.
Menéndez es este miembro del Senado quien se reunió el 17 de mayo de 2011 con Luis Posada Carriles, en un restaurante de West New York, para felicitar al viejo asesino por su indulto en un tribunal tejano, una operación dirigida por nada menos que por Roger Noriega, el ex alto funcionario del Departamento de Estado y enemigo “destacado” de Venezuela.
Lo más lindo de toda esta historia, es que Ileana Ros-Lehtinen, quien hoy predica el respeto a los derechos humanos, aunque sea hija de un alto miembro de la dictadura cubana de Fulgencio Batista, se reúne con frecuencia en Miami con el financista estafador Nelsón Mezerhane, la periodista Patricia Poleo y el general traidor Eugenio Áñez, todos relacionados a la conspiración que llevó al asesinato del Fiscal venezolano Danilo Anderson.
El mundo es pequeño: el joven fiscal era encargado de los casos de más de 400 cómplices del golpe de abril de 2002, entre los cuales el del líder extremista Leopoldo López, un ferviente discípulo de Alejandro Peña Esclusa, arrestado en Caracas con 900 gramos de C-4 y detonadores, después de una denuncia por el salvadoreño Francisco Chávez Abarca, un especialista del C-4 formado por Luis Posada Carriles.
En marzo de 2006, Ros-Lehtinen llamó a matar al líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, en el curso de una entrevista para el documental británico 638 Ways to Kill Castro.
La “pacifista” Ros-Lehtinen fue también quien organizó una cumbre golpista en el Capitolio de Washington, el 17 de noviembre de 2010, donde concedió la palabra a su socio, el congresista Connie Mack, cuando este otro fascista dio la orden de “matar a Chávez”.
“UNA RECOMPENSA DE DIOS” –MICHELETTI
El reconocimiento más sentido que recibió para su obra demoledora, Ros-Lehtinen lo escuchó sin dudas cuando viajó a Honduras, poco después del golpe de Estado, con sus compañeros congresistas del sur de la Florida, los hermanos Lincoln y Mario Díaz-Balart.
El dictador Roberto Micheletti se refirió entonces a Ros-Lehtinen como “una mujer ilustre”, subrayando que su visita a Honduras era una “recompensa de Dios”.
Se supo solo después del viaje que Juan Cortiñas-García quien manejó el contrato de 292 000 dólares atribuido por la dictadura hondureña a una firma de relaciones públicas de Washington, fue… Secretario de Prensa y Asistente Legislativo de la congresista.
Enredada en un escándalo de corrupción que amenaza su reelección, sus campañas para mantener el bloqueo contra Cuba, a pesar de la mayoritaria opinión pública contraria a tal medida y sus viajes a Israel, siempre pagados por socio del régimen de Netanyahu, Ros-Lehtinen –que tendrá 62 años de edad el 15 de julio– lucha por mantenerse en el Congreso pese a sus contradicciones.
En una “democracia” donde la plata de los grupos de intereses y de las omnipotentes corporaciones más que los votos deciden del futuro, no le queda otro remedio que salvarse el pellejo con cualquier bajeza que le permita lucir a los ojos de los que pagan. Felizmente para ella, dispone de un talento aparentemente infinito para esta tarea, cuyas herramientas son la trampa, la mentira y el engaño característico del mundo de la falsedad donde se crió.
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