El Gobierno de Estados Unidos ordenó la destrucción de todas las fotos o grabaciones del cadáver de Osama Bin Laden, apenas 11 días después del supuesto asesinato en Pakistán del líder de Al Qaeda, reveló hoy una entidad no gubernamental, mientras especialistas argumentan que el hecho aviva contradicciones y nuevas preguntas en torno al asunto.
A través de la Ley de Libertad de Información, el grupo legal sin fines de lucro Judicial Watch tuvo acceso a un muy censurado memorando, enviado por el almirante William McRaven, jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos a sus subordinados.
En la comunicación, con fecha 13 de mayo de 2011, se insta a destruir o entregar a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) cualquier imagen o vídeo del cuerpo de Bin Laden.
Según la versión oficial, un comando de ese cuerpo operacional penetró en territorio pakistaní el 1 de mayo y asesinó al líder de la entidad extremista, a la cual se atribuyó las acciones terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio del Departamento de Defensa el 11 de septiembre de 2001.
Judicial Watch presentó demandas contra el Pentágono y la CIA, bajo el argumento de que la ley federal prohíbe el ocultamiento, retiro o mutilación general de los registros del Gobierno.
Sin embargo, los esfuerzos del grupo para obligar a desclasificar las fotos o documentos relacionados con el hecho fracasaron luego que un tribunal de distrito y otro de apelaciones fallaron a favor del Gobierno, que sostuvo que las fotos debían permanecer en secreto.
El memorando de McRaven instando a destruir de inmediato toda evidencia sobre la muerte de Bin Laden constituye una pistola humeante que trasluce un gran desprecio por el imperio de la ley y el derecho a saber del pueblo estadounidense, criticó en un comunicado Tom Fitton, presidente de Judicial Watch.
Numerosos análisis en la prensa internacional sugieren dudas sobre la versión esgrimida por Washington respecto a la muerte del líder terrorista.
En mayo de 2011 un "paquete entregado por Fedex" fue lanzado al mar desde un portaviones, fue la forma en la cual el Gobierno norteamericano describió el fin de la operación de eliminación de Osama Bin Laden.
Ningún marine observó el sepelio en el mar, excepto los altos mandos, mientras que varios documentos desclasificados, con numerosas tachaduras, indican que la operación fue mantenida en condiciones de confidencialidad extrema.
Tampoco se entregaron a los medios de difusión las fotografías y vídeos solicitados como pruebas.
La versión de Estados Unidos no es creíble y la muerte del terrorista aún deja muchas preguntas, pues si hubieran capturado y matado a Bin Laden, se habrían molestado en exponer este crimen, al igual que hicieron con el ahorcamiento de Saddam Hussein o la caza desatada contra Muammar al-Gaddafi, opinó el activista Alex Corrons. (Prensa Latina)
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