Potenciales candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos cortejan hoy en Indianápolis a los asistentes a la convención anual de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), en momentos de un agudo debate sobre el porte y uso de armas.
El senador de Florida Marco Rubio, el gobernador de Louisiana, Bobby Jindal, el gobernador de Indiana, Mike Pence, y el exsenador de Pennsylvania Rick Santorum, son barajados como posibles contendientes para la puja por la Casa Blanca en 2016.
Cada uno de ellos prevé efectuar discursos durante los tres días de la convención, la cual se extenderá de viernes a domingo, además de considerada uno de los principales eventos del año para los cinco millones de integrantes de la NRA, destacó la cadena televisiva CBS News.
Ahora que llevar armas ocultas con licencia es legal en los 50 estados, la convención anual de la NRA promete mayor presión por una ley federal que asegure la validez de los permisos en todos los territorios, aun cuando difieran los requisitos locales para obtenerlos.
Quienes se oponen a la medida temen que la medida flexibilice las normas más estrictas para controlar el armamento cuando las personas con licencia vayan de un estado a otro.
La NRA ha logrado derrotar numerosos intentos de imponer límites a la portación de armas, incluso después de la masacre de 2012 en la escuela primaria Sandy Hook de Connecticut, donde perecieron 20 niños y seis adultos.
Desde 2009 han habido en Estados Unidos más de 50 masacres con armas de fuego.
El presidente Barack Obama inició una ofensiva el año pasado para regular la venta y uso de armamentos a los civiles estadounidenses, pero el mandatario enfrenta una fuerte oposición de sectores ultraderechistas y grupos como la NRA que cabildean a favor de los productores de esos artefactos.
Una encuesta de The Associated Press-GfK mostró en diciembre que el 52 por ciento de los estadounidenses está a favor de leyes más estrictas sobre la posesión de armas, 31 por ciento desea que continúen como ahora y 15 por ciento considera que deberían ser flexibilizadas.
Datos oficiales estiman en más de 300 millones el número de armas de fuego en inventarios privados dentro de Estados Unidos, mientras calcula que a diario se registran cerca de 85 muertes motivadas por disparos.
Otras cifras revelan que el índice de muertes por armas de fuego en la nación norteña es 10 veces superior a cualquier otro país desarrollado.
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