Morais, una de las personalidades asistentes a la III Jornada de denuncia y solidaridad Cinco días por los Cinco, que se celebra en la capital estadounidense del 4 al 11 de junio, se refirió en uno de los paneles del encuentro a la decisión del presidente Barack Obama de canjear cinco prisioneros talibanes por un soldado norteamericano.
Un hecho que, a juicio del también político, evidencia que el gobernante tendría opciones si quisiera también darle solución al caso de los Cinco, lo cual significaría devolver a su patria a Gerardo Hernández, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, pues Fernando González y René González cumplieron la totalidad de sus sanciones y están en Cuba.
Morais, autor del libro Los últimos soldados de la Guerra fría, que narra la historia de estos luchadores contra el terrorismo, confesó su esperanza de que en la próxima jornada ya ellos estuviesen en libertad.
La apertura el jueves de la Conferencia Nueva Era en las relaciones Estados Unidos-Cuba, una de la acciones incluidas dentro de esta jornada anual, contó con la presencia del actor y activista Danny Glover y la reverenda y exsecretaria general del Consejo de Iglesias de Cristo Joan Brown Campbell.
El evento, que busca aumentar la presión política en Washington para que se logre una solución humanitaria a este caso, fue organizado por el Comité Internacional por la Libertad de los Cinco.
Según datos preliminares, cerca de 250 personas se han dado cita en esta urbe para aunarse alrededor del pedido a Obama, entre las cuales hay abogados, escritores, sindicalistas, parlamentarios, activistas de derechos humanos y por la paz, y personalidades de diferentes ámbitos.
Los Cinco, como se les conoce mundialmente, fueron sometidos a un proceso irregular derivado del ambiente de hostilidad hacia la isla caribeña existente en la ciudad de Miami.
Desde 2005 un grupo de expertos de Naciones Unidas concluyó que la detención de ellos era arbitraria y pidió al gobierno estadounidense remediar la situación.
Sin embargo, casi 16 años después de la detención (12 de septiembre de 1998), Hernández, Labañino y Guerrero, continúan confinados pagando una injusta condena que en su conjunto abarca dos cadenas perpetuas, 66 años y 10 meses, más cinco años de libertad supervisada.
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