La Cumbre del Grupo de los 77 más China (G-77) finalizó hoy en Bolivia, encargada de la presidencia pro témpore del mayor organismo de concertación dentro de la ONU, luego de una maratónica jornada que culminó con la Declaración de Santa Cruz, una línea estratégica por un nuevo orden económico mundial basado en el vivir bien.
Luego de intervenciones de casi un centenar de jefes de delegaciones, entre ellos cerca de una veintena de presidentes, la Declaración conmemoró los 50 años de la creación del grupo, y recordó el éxito de la Cumbre del Sur, celebrada en La Habana en el año 2000.
El documento aboga por el arreglo pacífico de las controversias mediante el diálogo y llama a los países miembros a resolver las necesidades de los pueblos en cuanto a empleo, alimentos, agua, salud, educación, vivienda y energía.
Al mismo tiempo, declara el compromiso de sus miembros de intensificar los esfuerzos para tratar de establecer un orden internacional imparcial, justo y equitativo, orientado a satisfacer las necesidades de desarrollo de los países del Sur.
Y recuerda que "las razones para el establecimiento de nuestro Grupo hace 50 años siguen siendo reales y válidas, incluso más válidas que en ese momento" y afirma que "el siglo XXI es el momento para que los Países y los Pueblos del Sur desarrollen sus economías y sociedades".
Todo esto, con el objetivo de "cumplir las necesidades humanas de manera sostenible, en armonía con la naturaleza y respetando a la Madre Tierra y sus ecosistemas".
"Hacemos hincapié en que nuestras principales prioridades son promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y equitativo, crear mayores oportunidades para todos, reducir las desigualdades, mejorar los niveles de vida básicos; fomentar el desarrollo social equitativo y la inclusión", destaca la Declaración.
Más adelanta resalta la necesidad de "promover una ordenación integrada y sostenible de los recursos naturales y los ecosistemas, que preste apoyo, entre otras cosas, al desarrollo económico, social y humano, facilitando al mismo tiempo la conservación, la regeneración, el restablecimiento del ecosistema frente a los desafíos nuevos y emergentes".
Asimismo, reafirma que "los puntos más fuertes del Grupo de los 77 han sido su unidad y solidaridad, su visión de las relaciones multilaterales justas y equitativas, el compromiso de sus Estados miembros con el bienestar de los pueblos del Sur y su empeño en promover una cooperación mutuamente beneficiosa".
Otro de sus puntos recuerda la preocupación de los países miembros por "la situación actual de la economía mundial y el estado de la gobernanza económica mundial y la necesidad de una enérgica recuperación".
También considera preocupante el aumento de la concentración de la riqueza y los ingresos en el mundo y su distribución asimétrica, que han creado grandes desigualdades entre los países desarrollados y las naciones en desarrollo.
Por otra parte, recalca el respeto pleno a "los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional, sobre todo en cuanto se refiere a la igualdad entre los Estados, el respeto de la independencia de los Estados, la soberanía nacional, la integridad territorial y la no injerencia en los asuntos internos de los Estados".
Entre otras cosas, reafirma "que los pueblos indígenas tienen derecho a conservar y reforzar sus propias instituciones políticas, jurídicas, económicas, sociales y culturales, manteniendo a la vez su derecho a participar plenamente, si lo desean, en la vida política, económica, social y cultural del Estado".
La Declaración, de 242 puntos, lleva el nombre de Santa Cruz (de la Sierra), ciudad distante 900 kilómetros al Este de La Paz, donde se celebró la Cumbre, inaugurada la víspera por el presidente boliviano Evo Morales.
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