Edmundo García
Desde el amanecer del martes 28 de julio Telemundo estuvo pasando fragmentos de una entrevista que el aspirante a la nominación Republicana para las elecciones presidenciales de noviembre del 2016 Jeb Bush, le concediera al presentador José Díaz-Balart. Para congraciarse con los votantes mexicanos, Jeb declaró que su esposa Columba se mantenía leal a sus orígenes familiares en Guanajuato; y para intentar ganarse a los cubanoamericanos, como otras veces, dijo estar en absoluto desacuerdo con la política de la administración Obama hacia Cuba.
Jeb se comporta como los cadáveres políticos de Miami, sin tomar en consideración que la mayoría de los cubanos residentes en los Estados Unidos, así como la mayoría de los norteamericanos, apoyan la apertura de un camino hacia la normalización de relaciones con Cuba. Una meta gradual y por fases bien delimitadas, como dijera el Vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura, en su discurso del pasado 26 de julio en Santiago.
Además de oportunista Jeb fue cobarde, pues ni siquiera completó la frase que tenía preparada para sus cómplices de la derecha miamense. Le dijo a José Díaz-Balart que los gobernantes cubanos no se van, y que por eso “hay que…”. No terminó la frase, quizás en otros tiempos se hubiera atrevido a hablar claro como su hermano, el guerrerista George W., y hubiera dicho que “hay que invadir a Cuba para sacarlos”. Entonces los cadáveres políticos de Miami se hubieran puesto tan contentos que hasta hubieran salido de sus tumbas cantando eso de “ya viene llegando” .
Otro cadáver político que ya hiede es Armando Pérez Roura. De jactarse de poseer un liderazgo que le permitía sacar miles de personas a la calle 8 de Miami, ya no puede sacar ni tres. Pérez Roura acabó siendo retirado sin renovación de contrato por la empresa Univisión Radio, propietaria de Radio Mambí, donde ese señor aguantó sin chistar sucesivas rebajas de salario y de estatus. De aquella omnipresencia en la radio de Miami, Pérez Roura ha pasado a disponer, por caridad del director Jorge Rodríguez, de 30 minutos en la pequeña estación local La Poderosa, mejor decirle La Pocacosa, donde de lunes a viernes en un programa titulado Tome Nota sigue prometiendo cadavéricamente que cuando regrese a Cuba castigará a todos los que han apoyado a la Revolución Cubana.
No menos cadavérica luce Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, que sigue contando cuentos en la misma Radio Mambí, sin siquiera haber chistado por la salida de su antiguo colega y jefe en la referida emisora. Así son estos cadáveres de la derecha miamense, ni siquiera guardan lealtad y solidaridad entre ellos. Por eso el pueblo de Cuba no los respeta; como tampoco confían en ellos los cubanos patriotas que viven en Miami.
Recientemente Nikoska recibió una gran sorpresa en una entrevista telefónica con una de las integrantes de la llamada oposición cubana; me refiero a Martha Beatriz Roque Cabello. A raíz de los ataques al Cardenal Jaime Ortega por considerar que en Cuba no existían presos políticos, Ninoska Lucrecia llamó a Martha Beatriz con el fin de desmentirlo, y lejos de lo que esperaba Martha Beatriz le dijo que era verdad, que el Cardenal tenía razón y que en la referida lista ella tampoco reconoce ningún preso político sino solo delincuentes que han descubierto que pueden obtener prebendas de los cadáveres políticos de Miami. Hoy ni siquiera esos llamados opositores están dispuestos a seguir ciegamente a sus patrocinadores miamenses. Tendrán que subirles la paga o sepultarlos con ellos para tratarse como iguales; de cadáver a cadáver.
Los legisladores cubanoamericanos también tienen su tufo cadavérico; propio de políticos que han perdido el rumbo y se desgastan tratando de oponerse a lo inevitable. El senador Bob Menéndez, miembro del propio partido Demócrata del presidente Obama, se ha convertido en un cadáver político al tener que hacer constantes objeciones a la política presidencial por presiones de una minoría cubanoamericana extremista con la que está en deuda por sus repetidas reelecciones. Menéndez no vive en Miami pero está ligado a su política; no por gusto un delito que tiene origen en el sur de la Florida lo tiene en vísperas de enfrentar cargos por corrupción.
Su colega en el Capitolio, el senador por la Florida Marco Rubio, ha caído estrepitosamente en las encuestas; no sale del último o penúltimo lugar. Por las mentiras que ha dicho se le considera una persona que inspira poca confianza, lo que es fatal para la carrera política. Aunque se dice que Rubio dejará su asiento senatorial, si quisiera conservarlo tendría que enfrentarse ahora a las ambiciones de un político de su propio partido, como es el Vicegobernador Carlos López Cantera.
La situación de los congresistas cubanoamericanos del sur de la Florida es igual de cadavérica. La imagen de Ileana Ros-Lehtinen no puede estar más desgastada; lleva años repitiendo la misma mentira sobre la proximidad del fin de la Revolución y ya ni siquiera sus votantes tradicionales le creen. Dijo que Los Cinco no regresarían a Cuba y regresaron; dijo que no permitiría la apertura de una embajada en Washington DC y se abrió; ahora dice que no tolerará un consulado cubano en Miami y por supuesto que todo el mundo se ríe en su cara.
El futuro político de Ileana Ros-Lehtinen depende más de que el partido Demócrata le ponga un buen contrincante, que de lo que ella misma pueda hacer. Recientemente ha estado pasando mensajes a los electores, diciéndoles que necesita dinero porque una redistribución en los distritos de la Florida podría complicarle la reelección.
Por su parte Mario Díaz-Balart se agarra de la vieja y reaccionaria política de limitar los viajes y el envío de remesas a Cuba, algo que es muy difícil que pueda lograr en el Congreso; y que aún si lograra, tampoco podría revertir los pasos dados por los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, que concuerdan con el interés general de los dos pueblos.
Al congresista Republicano Carlos Curbelo le ha salido como contrincante Demócrata en el Distrito 26 una Anette Taddeo con más experiencia y suficientes fondos; quien seguramente recibirá el empuje adicional de una candidata presidencial por su partido tan fuerte como Hillary Clinton.
A Curbelo le ha tocado pagar la novatada. Los viejos políticos lo han puesto a hacer las declaraciones más impopulares contra la nueva política del presidente Obama hacia Cuba, algo políticamente torpe en un distrito como el suyo donde muchos residentes viajan a la isla. Los viejos camajanes usan a Curbelo porque saben que en Miami regresar al pasado es imposible. Tan imposible como regresar de los cementerios. (Tomado de La Tarde se Mueve)
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