La reanudación de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos
y la reapertura de las embajadas en las respectivas capitales dominó
los titulares de los medios de prensa norteamericanos más importantes
esta semana.
El lunes 20 de julio la Sección de Intereses estadounidense en La Habana y la cubana en Washington -que funcionaban desde septiembre de 1977- se convirtieron en embajadas y sus jefes pasaron a ser encargados de negocios, hecho de particular relevancia histórica.
La reunión del canciller cubano, Bruno Rodríguez, ese mismo día con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el izaje de la bandera de la isla en el edificio situado a poca distancia de la Casa Blanca, sellaron el inicio de una nueva etapa entre ambas naciones.
El hecho fue ampliamente reflejado por medios de prensa de todo el mundo y reavivó las esperanzas de avanzar hacia la normalización de los nexos, algo que ambas partes estiman será un proceso difícil y largo.
Para las autoridades cubanas, el escollo principal hacia la normalización es el bloqueo económico, comercial y financiero que provocó daños a la isla por más de un billón 112 mil 534 millones de dólares.
En ese sentido, elementos conservadores en el Congreso estadounidense insisten en obstaculizar el proceso iniciado el 17 de diciembre de 2014, tema que está latente en el Capitolio, donde pugnan varias propuestas legislativas a favor y en contra de las sanciones unilaterales.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, señaló recientemente que la Administración tendrá serios obstáculos para lograr que los legisladores levanten estas medidas punitivas, porque “existe una oposición sustancial en el Capitolio a la política del mandatario hacia la isla”.
Sin embargo, un número considerable de miembros del partido Republicano apoyan el nuevo curso dado por el presidente Barack Obama a la relación.
En este contexto, en las últimas semanas se reportaron hechos que favorecen la visión optimista, entre ellos el jueves, cuando el Comité de Asignaciones del Senado, dominado por los republicanos, aprobó una enmienda para levantar la prohibición de viajar a Cuba a los norteamericanos.
El panel senatorial avaló también una enmienda que prevé permitir el otorgamiento de créditos para que Cuba pueda pagar los productos agrícolas que adquiere en Estados Unidos, hasta pagados en efectivo.
Otro proyecto de legislación que recibió el visto bueno de la misma comisión prevé levantar las prohibiciones de tocar puertos norteamericanos durante 180 días a los buques que llegan a la isla.
Aunque estas propuestas deben pasar por un complicado proceso en el Senado y hallar una pieza similar en la Cámara baja, expertos señalan que Obama tiene facultades ejecutivas que le permiten anular los componentes principales del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba.
El lunes 20 de julio la Sección de Intereses estadounidense en La Habana y la cubana en Washington -que funcionaban desde septiembre de 1977- se convirtieron en embajadas y sus jefes pasaron a ser encargados de negocios, hecho de particular relevancia histórica.
La reunión del canciller cubano, Bruno Rodríguez, ese mismo día con el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el izaje de la bandera de la isla en el edificio situado a poca distancia de la Casa Blanca, sellaron el inicio de una nueva etapa entre ambas naciones.
El hecho fue ampliamente reflejado por medios de prensa de todo el mundo y reavivó las esperanzas de avanzar hacia la normalización de los nexos, algo que ambas partes estiman será un proceso difícil y largo.
Para las autoridades cubanas, el escollo principal hacia la normalización es el bloqueo económico, comercial y financiero que provocó daños a la isla por más de un billón 112 mil 534 millones de dólares.
En ese sentido, elementos conservadores en el Congreso estadounidense insisten en obstaculizar el proceso iniciado el 17 de diciembre de 2014, tema que está latente en el Capitolio, donde pugnan varias propuestas legislativas a favor y en contra de las sanciones unilaterales.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, señaló recientemente que la Administración tendrá serios obstáculos para lograr que los legisladores levanten estas medidas punitivas, porque “existe una oposición sustancial en el Capitolio a la política del mandatario hacia la isla”.
Sin embargo, un número considerable de miembros del partido Republicano apoyan el nuevo curso dado por el presidente Barack Obama a la relación.
En este contexto, en las últimas semanas se reportaron hechos que favorecen la visión optimista, entre ellos el jueves, cuando el Comité de Asignaciones del Senado, dominado por los republicanos, aprobó una enmienda para levantar la prohibición de viajar a Cuba a los norteamericanos.
El panel senatorial avaló también una enmienda que prevé permitir el otorgamiento de créditos para que Cuba pueda pagar los productos agrícolas que adquiere en Estados Unidos, hasta pagados en efectivo.
Otro proyecto de legislación que recibió el visto bueno de la misma comisión prevé levantar las prohibiciones de tocar puertos norteamericanos durante 180 días a los buques que llegan a la isla.
Aunque estas propuestas deben pasar por un complicado proceso en el Senado y hallar una pieza similar en la Cámara baja, expertos señalan que Obama tiene facultades ejecutivas que le permiten anular los componentes principales del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba.
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