Muchas de las limitaciones que impone el bloqueo contra Cuba pudieran desaparecer si el Presidente de Estados Unidos aplicara con determinación las amplias facultades ejecutivas que tiene para ello, aún cuando el desmantelamiento total de esa política requiere de una decisión del Congreso.
En el anuncio del 17 de diciembre de 2014, el Presidente Barack Obama reconoció el fracaso de la política hacia Cuba y se comprometió a involucrarse en un debate con el Congreso para levantar el bloqueo.
Obama anunció varias medidas dirigidas a modificar la aplicación de algunos aspectos de esa política. El 16 de enero entraron en vigor las enmiendas a las regulaciones de los Departamentos del Tesoro y Comercio para implementar la decisión del Presidente. Pero, si bien constituyen un paso positivo, estas medidas tienen limitaciones.
El Congreso estadounidense es el órgano facultado para revocar las legislaciones que sostienen el bloqueo contra Cuba y decretar su fin; pero este acto puede estar precedido del desmontaje de la inmensa mayoría de las restricciones que lo conforman a través de acciones ejecutivas.
Entre las prerrogativas a las que el Presidente Barack Obama puede acudir para modificar la implementación de la política de bloqueo está la autorización del uso del dólar estadounidense en las transacciones internacionales de Cuba; revertir la política de persecución financiera contra nuestro país; permitir las importaciones en Estados Unidos de servicios cubanos o productos que
constituyen rubros exportables de la economía nacional; y autorizar las exportaciones directas a Cuba de productos estadounidenses, entre otras acciones.
Lo cierto es que pese a las medidas adoptadas por la Casa Blanca en los últimos meses, las prerrogativas de Obama no se han agotado. El pasado 18 de septiembre, los Departamentos del Tesoro y Comercio anunciaron un nuevo grupo de medidas que modifican la aplicación de algunos aspectos del bloqueo a Cuba, especialmente en los sectores de viajes, remesas, telecomunicaciones y comercio.
Sin embargo, estas regulaciones vienen a complementar el paquete anunciado en enero pasado, se refieren prácticamente a los mismos campos y no abren nuevas áreas de intercambio.
Las medidas demuestran que el Presidente Barack Obama conserva amplias potestades para continuar modificando la aplicación del bloqueo.
Entre las prerrogativas está la autorización del uso del dólar en las transacciones de Cuba; revertir la política de persecución financiera contra la Isla; permitir las importaciones en Estados Unidos de servicios y productos cubanos y autorizar las exportaciones directas a Cuba de productos estadounidenses
Sólo hay cuatro aspectos del bloqueo sobre los que el Presidente de Estados Unidos no puede actuar, pues requieren la acción congresional para su eliminación o modificación, por estar
regulados por leyes:
1. La prohibición a subsidiarias de EE.UU. en terceros países a comerciar bienes con Cuba (Ley Torricelli).
2. La prohibición de realizar transacciones con propiedades norteamericanas que fueron nacionalizadas en Cuba (Ley Helms-Burton).
3. El impedimento a los ciudadanos estadounidenses de viajar a Cuba con fines turísticos (Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones del 2000).
4. La obligación a pagar en efectivo y por adelantado por las compras de productos agrícolas por parte de Cuba en EE.UU. (Ley de Reforma de las Sanciones Comerciales y Ampliación de las Exportaciones del 2000)
La realidad muestra que a pesar del pronunciamiento realizado por el Ejecutivo estadounidense de que debe ponerse fin a la obsoleta política de bloqueo, éste se mantiene y continúa causando profundas afectaciones a la economía cubana.
Las medidas promulgadas hasta el momento por la Casa Blanca han dado muestras de su limitado alcance y de lo mucho que todavía Obama puede hacer para modificar sustancialmente la aplicación del bloqueo recurriendo a sus prerrogativas ejecutivas, que las tiene.
En estas circunstancias, el Gobierno cubano reitera que el proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales transita necesariamente por el levantamiento del bloqueo, el cual constituye el mayor obstáculo para las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con el norteño país y con el resto del mundo, y para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana.
A pesar de las medidas adoptadas por el Presidente Barack Obama y su declarada disposición a involucrarse en un debate con el Congreso para levantar el bloqueo, las leyes y regulaciones que sustentan esta política continúan vigentes y son aplicadas por las agencias del gobierno norteamericano, especialmente por los Departamentos de Tesoro y Comercio, y en particular la Oficina para el Control de los Activos Extranjeros.
El propio Presidente Obama ha reconocido justamente que se debe poner fin al enfoque anticuado de esta política hacia Cuba. No obstante, hoy, con el mismo rigor de las últimas décadas, los efectos del bloqueo restringen las posibilidades económicas de Cuba y lastran su derecho a elevar los patrones de vida de su pueblo.
El Presidente Barack Obama debería realizar su voluntad y hacer uso de sus amplias prerrogativas ejecutivas para vaciar al bloqueo de su contenido más sustancial, siendo consecuente y respetando el reclamo de la comunidad internacional respecto a esa política.
* Periodista de Radio Rebelde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario