Rafael Cruz Ramos
Acabo de leer un interesante material sobre los jóvenes periodistas cubanos que recientemente visitaron Alemania a un encuentro organizado por el periódico berlinés TAZ, Reporteros sin Frontera, y otros de similar corte, en acuerdo con el gobierno de esa nación. La información reafirma cuan complejos son los procesos que vivimos en Cuba, donde la contienda entre un futuro socialista o capitalista y neoliberal para nuestra nación, principal contradicción a la que nos enfrentamos, transcurre mayoritariamente en el campo de la ideología.
Compartí el tema con una colega y me llamaba la atención sobre la relación que existe la búsqueda de líderes al servicio de las malas causas y la crítica al periodismo que se hace en Cuba. “Hay en ese grupo quienes creen de verdad que se necesita salir del periodismo de mala calidad, aunque estén para ello usando el camino que les tienden los tíos del dinero, o siguiendo líderes fabricados”, me comentó ella y aseguraba: “Están equivocados y no creo que sean ingenuos, pero puede haber en ese grupo quienes no quieren el capitalismo para Cuba, o son egoístas y buscan ganar dinero vendiendo conscientemente su alma al diablo, pero al mismo tiempo se rebelan ante la urgencia de cambiar las cosas no nos están saliendo bien en un ámbito de mucho impacto político y al que pertenecen, el periodismo”.
De su comentario refuerzo la idea de la naturaleza compleja del fenómeno, los actores sociales en este nuevo escenario no pueden encajarse en molde maniqueos de buenos o malos. Razón tenía Fidel cuando aseguró que las actuales batallas son más complejas que las de la Sierra Maestra.
Por ejemplo, del grupo berlinés conozco personalmente a algunos de esos muchachos y muchachas. No se trata de un grupo homogéneo, ni todos están cortados por la misma tijera, aunque por supuesto comparten elementos comunes como generación. Son graduados en nuestras universidades o incluso son o han sido profesores en ellas, publican en nuestros medios, militan en la UPEC, tienen orígenes y trayectorias diversas.
Hay entre ellos quienes se comportan prefieren el buen vivir y aprenden rápido en la academia de los pequeños burgueses- o la de grandes burgueses- les encanta el glamour y se asombran en inglés ¡Oh My God! con gesto afectado y falso, mientras fuman cigarrillos caros, o se rodean de un círculo de latas de cerveza Bucaneros. Son elegibles entre los jóvenes periodistas cubanos para becas que paga el gobierno de EEUU a fin de formar los llamados “Agentes de Cambio”.
De otros, igualmente lenguaraces, rebeldes, igualmente elegibles para esos tristes papeles, su naturaleza es diferente: prefieren la compañía sencilla, gastar lo que tienen con personas que nada les pueden dar y no les importa comer en platos plásticos para luego fregar solos cien de ellos, sin perder el buen ánimo. En las excursiones se rodean de los que no pueden comprar Bucaneros y disfrutan hasta el delirio de un karaoke desafinado. Pero en ningún caso, ni unos ni otros, son bobos o ingenuos, por lo que estoy seguro que saben perfectamente de donde sale el dinero para pagar ese cursillo en Alemán.
Ahora mismo algunos de ellos viajaron casi desde Berlín a Nueva York al Festival Spotlight donde se muestran abiertos y felices mientras mezclan en el mismo coctel la aceituna el marketing político y la militancia por la ecología mientras se dejan querer por los buscadores de talentos. En estos tiempos ser joven y periodista cubano es ser doblemente acechado por los generadores del golpe suave contra Cuba.
Las becas continuarán, el dinero para seducir seguirá fluyendo a montones, venga de una nación europea o de los “buenos vecinos” del norte. Las ONGs -que son realmente OGs- intentarán cubrir los espacios que dejemos abiertos. En el capitalismo las conductas opuestas al poder político se combaten con muerte y violencia, como bien explica el comentario que sirve de pie forzado a este post, pero para los revolucionarios no hay otro camino que hacer las cosas bien, denunciar con mano firme la oreja peluda del lobo, y discutir, conmover, convencer con el ejemplo y la actuación como nos educó el Che. El sostenimiento del poder revolucionario pasa por la legitimación popular del proyecto socialista y eso solo se puede conseguir haciendo conciencia y contando con los jóvenes, todos ellos. (Reblogueado desde Turquinauta, el Blog de Rafael Cruz Ramos)
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