La imagen Cuba vendida por un nuevo tipo de videos

Intentan vender una imagen sesgada de Cuba,
pero de la real, de esa cuya educación es
calificada por la Unesco como de las mejores
del mundo, no se habla nada.

Julio Martínez Molina

No basta ya con innumerables materiales audiovisuales sobre los edificios blanco de la falta de conservación en La Habana, de sembrar en el imaginario mundial hasta el aburrimiento la imagen sesgada de la Cuba-almendrón, de documentales en torno al supuesto auge de la prostitución. Ahora, a la lista de ataques, articulada por los tanques pensantes de EUA junto a colaboradores occidentales e internos, se suman videos que intentan vender cual presunto reflejo de la “extrema degradación vivida en Cuba”, para decirlo con las justas palabras de los medios enemigos, que se refieren a ello en múltiples textos.

Un video de dos personas manteniendo relaciones sexuales a la vista de todos y a plena luz del día en el boulevard capitalino de San Rafael, poseyó amplia circulación mundial en internet, para luego, por supuesto y como parte de la estrategia, proceder a su “desmontaje” en los medios de prensa enemigos. “Muy mal anda algo en una sociedad cuando sucede algo así. No por el sexo, al que casi todos le debemos la vida, sino por la muchedumbre que se agrupa entusiasmada, animando a los fornicadores (...) a la salida del Barrio Chino hace poco se desnudó una dama con problemas mentales y un caballero transeúnte se encueró en plena calle para complacerla, mientras la gente miraba”, publica El Nuevo Herald de Miami (Sexo en San Rafael, 28 de abril).
Nueva moda en Cuba: vídeos truculentos grabados con móviles, se titula un artículo de Diario de Cuba, fechado el 30 de abril, en el cual se afirma: “El país experimenta una oleada de vídeos que ponen en duda la responsabilidad moral de sus ciudadanos. Lejos de narrar historias de vida o mostrar la realidad social del país, evidencian una devaluación de principios y valores. El discurso oficial que pregona una altura moral de los cubanos y se esfuerza por señalar la decadencia de la sociedad capitalista está siendo desmentido. El instrumento principal son teléfonos celulares y otros dispositivos móviles”, para luego ejemplificar con otros videos colgados en la red de desamparados que se comen una rana o muerden a otro animal por par de pesos; o de peleas callejeras de adolescentes y mujeres, a veces terminadas en desnudez.
Otro reciente video filmado en una escuela primaria de Camagüey que muestra a niños en uniforme contorsionándose a ritmo de reguetón en el propio plantel, ante los vítores de padres y profesores del centro, fue exprimido hasta la saciedad en el entramado mediático occidental escasas semanas atrás, una vez fuera colgado en YouTube. El periódico británico Daily Mail (13 de abril), “escandalizado” por la acción, ponía el acento en cómo esta, ajena por su naturaleza al entorno educativo, era alentada por maestros y padres. Decenas de medios latinoamericanos reprodujeron las impugnaciones, en la práctica franca ofensa a la Educación cubana, una de las mejores del mundo según la Unesco; pero de eso no se habla allí. No es esta la primera muestra de iguales características. Lamentablemente, por ingenuidad, ignorancia u otra razón oculta, determinadas personas le hacen el juego y se prestan para esto. De “preocupación por el futuro de estos niños” hablaba Cibercuba, cuando años atrás, otro parecido, de una agrupación guantanamera del género en centros escolares, inundaba las redes. Nosotros mismos facilitamos la jugada, porque pese a constituir expresión mínima, sí ocurre en la práctica.
Así, este 1ro. de mayo, en artículo fechado desde la propia Isla (En Cuba, jugar en serio), El Nuevo Herald reflexionaba: “En mi generación los niños solíamos cantar y bailar canciones infantiles de Teresita Fernández o María Elena Walsh. Ahora el reguetón ha colmado el léxico, los modales y hasta el cuerpo de los niños. El erotismo y la grosería con la que algunos se mueven parece encarnar, como un mal espíritu, los simples trazos de quienes posan para los cientos de videos que existen en Internet”. Más allá de que lo anterior —por múltiples razones que sobrepasan a nuestro país incluso— es irrefutable, aun cuando no sea así en todos los estratos de la sociedad, detrás de la “moda” de las filmaciones y su posterior hilera de interpretaciones, en sentido general, hay concebido un nuevo modelo de impugnación al sistema, amparado en el uso indiscriminado de las nuevas tecnologías y la manipulación a nacionales, proclives a colaborar, ya sea por remuneración, o por esas raras razones de la idiotez que de modo eufemístico pudiéramos llamar espontaneidad.
Es una imagen Cuba que quieren vender. De la inmedible grandeza de este país, en cambio, no sobran los materiales. Y aquí el defecto no es del enemigo.