Temer, en imagen de este miércoles. /Foto: AFP |
A menos de una semana de haber llegado a la presidencia en la condición de vice en ejercicio, o sea, es un presidente interino, Michel Temer sorprendió al emprender un fuerte giro a la derecha y por haber estructurado un gabinete con inmensa propensión a lanzar comunicados confusos.
Analistas políticos afirman que desde el golpe cívico-militar de 1964, que instauró una dictadura que tuvo 21 largos años de duración, no se veía en Brasil un programa tan conservador. Desde el fin del régimen de fuerza, ningún gobierno fue tan de derecha como el que recién empieza.
Se esperaba de Michel Temer un gobierno muy distinto al de Dilma Rousseff, pero no tan radicalmente opositor. Las relaciones entre los dos, que jamás sobrepasaron los límites de la cordialidad formal, a partir de fines de 2015 se tornaron francamente hostiles. Temer en ningún momento, principalmente en los últimos dos meses, se preocupó en disfrazar su conspiración permanente.
Ni todas las señales clarísimas permitieron suponer un vuelco tan radical. Extinguió ministerios y secretarias, trajo a los derrotados en las cuatro últimas elecciones para puestos de relieve y poder, y actúa como si en lugar de haber pertenecido al gobierno en los últimos cinco años y medio estuviera en la oposición más intransigente.
En los primeros días del gobierno interino se anunció que todas las medidas tomadas por Dilma Rousseff en los últimos dos meses serán revisadas. Las tierras indígenas asignadas, bien como las que fueron destinadas a la reforma agraria, por ejemplo, serán ‘reestudiadas’. El pasado lunes se implantó una auditoría ‘minuciosa’ en todos los gastos realizados este año por el gobierno de la mandataria alejada mientras corre en el Senado el juicio que pretende destituirla definitivamente.
Se anuncia una reforma radical en la legislación laboral y en el sistema de jubilaciones. Hasta las centrales sindicales derechistas se oponen. Ya la más poderosa de ellas, la CUT (Central Única de Trabajadores), alineada al PT, se negó a participar de cualquier diálogo ‘con un gobierno golpista’.
Se revisarán las leyes relacionadas a manifestaciones públicas. El nuevo ministro de Justicia, Alexandre de Moraes, que ocupaba la cartera de Seguridad Pública en el estado de São Paulo, se hizo conocido por la truculencia con que la policía militarizada reprimió las manifestaciones estudiantiles, inclusive de secundaristas, que protestaban sobre la corrupción y la pésima calidad de la enseñanza. También las manifestaciones contra el golpe institucional fueron reprimidas con violencia. De Moraes suele decir que no son manifestantes, sino ‘terroristas que utilizan tácticas de guerrilla urbana para poner en peligro el orden público’.
El nuevo ministro de Salud, por su vez, anuncia una ‘readaptación’ del presupuesto y de las acciones del SUS, el Sistema Único de Salud, que depende del gobierno nacional. La repercusión negativa lo llevó a suavizar las medidas anunciadas, que todavía no están claras. Lo que sí está claro es que su campaña para llegar a la Cámara de Diputados fue financiada principalmente por empresas de salud privada, los ‘planes de salud’ que en Brasil tienen precios exorbitantes.
También se anuncia una ‘revaluación’ del más amplio programa social implantado en los últimos 13 años, el ‘Bolsa Familia’, que atiende a casi 50 millones de brasileños de las más bajas camadas sociales. Gracias a este programa el país salió del ‘mapa del hambre’ de las Naciones Unidas.
Para rechazar la afirmación de que llegó a la presidencia sin haber recibido un único voto, Michel Temer argumenta que quien votó en Dilma Rousseff también votó en su candidato a vicepresidente. Su partido, el PMDB, fue aliado de los dos mandatos presidenciales de Lula da Silva y los dos de Dilma Rousseff. Por lo tanto, compartió un mismo programa de gobierno, que ahora tratan de destruir de manera inexorable.
Ya los partidos que hicieron feroz oposición a los cuatro mandatos del PT, especialmente el neoliberal PSDB, fueron ampliamente contemplados en la formación del gobierno de Temer. Asumieron, por ejemplo, el ministerio de Hacienda, que además tuvo incorporado bajo su comando el sistema de jubilaciones y pensiones, y también el ministerio de Relaciones Exteriores. Lo que inicialmente fue anunciado como un ‘gobierno de notables’ se reveló una continuación exacta del sistema de alianza basada en la concesión de puestos a cambio de apoyo parlamentar. Temer, como ocurrió con la presidente por ahora alejada, será rehén del Congreso, especialmente de la turbulenta Cámara de Diputados.
Para líder del gobierno en la Cámara de Diputados Michel Temer eligió a André Moura, figura obscura absolutamente leal al ex presidente de la Casa, Eduardo Cunha, suspendido de funciones por el Supremo Tribunal Federal. Moura, a propósito, responde a tres juicios, dos de ellos por intento de asesinato.
El equipo económico del gobierno interino ya anunció que pretende crear impuestos para disminuir el tamaño del déficit público. Dilma Rousseff había intentado lo mismo, fue masacrada por la Cámara. ¿Cuál será el precio que Temer tendrá de pagar? (Tomado de La Jornada)
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