El maestro Frank Fernández junto a la orquesta de cámara cienfueguera Concierto Sur comandada por Emilia Bondarenko y de director invitado Enrique Pérez Mesa, titular de la Sinfónica Nacional, ofrecieron un concierto indeleble en el teatro Tomás Terry, el cual pasará a las antologías de la historia cultural del territorio.
A sala repleta y poblada por un público mixto donde abundaron los jóvenes, el artista interpretó a Mozart durante un segmento introductorio, sucedido de una segunda parte donde se escucharon a clásicos del pentagrama nacional, en cada caso con la comunión y aprobación absolutas del público local.
Mereció el prestigioso músico el reconocimiento oficial de las autoridades políticas y de gobierno de la provincia; así como el agasajo de numerosas instituciones
Al finalizar su recital, el pianista, compositor de más 650 opus y arreglista cubano —Premio Nacional de Música y Doctor Honoris Causa en Arte del ISA*— conversó con 5 de Septiembre sobre diversos temas relacionados con los gustos masivos desvirtuados, la omnipresencia de la mala música en los establecimientos estatales y privados del país, las incoherencias de ciertas prácticas culturales corruptas que posibilitan la emergencia/éxito de la bastardía creativa y las estrategias contra la andanada de mediocridad que intenta sepultarnos.
Ante la debacle actual en la deformación de los juicios de valor estéticos en franjas considerables del público, ¿qué significación le concede a la realización en la Isla de conciertos como el ejecutado en el Terry?
“Resultan imprescindibles. Los enemigos se están aprovechando de un problema mundial de la banalización a escala mundial. Tal banalización de la cultura está promovida por una globalización deshumanizada que te vende el paquete de que por internet tenemos acceso a todo y detrás de eso están los grandes empresarios y comerciantes de la industria de la guerra, los mercenarios. Por eso cada vez hay más guerras, pero también peor música y cada vez se identifica menos. Las identidades se están perdiendo en las fauces del troglodismo cultural, de esa mediocridad que está acabando con varias generaciones porque como tú mismo señalaste antes, el gusto se educa. La culpa no la tienen los jóvenes, la tenemos nosotros: los viejos y los responsables de buscar opciones. No pienso sea correcto prohibir, estoy en contra de ello; pero lo que me están imponiendo a mí y a todo el mundo es la mediocridad. Entonces los niños que están escuchando eso, solo serán mediocres”.
¿Y cuál sería el antídoto?
“El antídoto es promover estas opciones, pero lo que está pasando es que el dinero aparece para auxiliar a la mediocridad, sin embargo para el gran arte no hay plata. Lo primero que hay que hacer es eso, y si el Estado no puede sustentarlo (aunque debería analizarse cómo sí ocurre con lo banal, ver de qué parte del Estado sale) entonces aceptemos pues a los sponsors, a los patrocinadores, porque nos están comiendo por una pata. Lamentablemente es así. He de decirlo con gran tristeza: está ganando la mediocridad. Me da mucha pena, pero soy una persona valiente y aunque digo lo que pienso, pienso lo que digo. Este concierto efectuado en el Terry es un acto de respuesta en la guerra cultural y por ello estoy feliz. Ahora bien, si tuviésemos tales alternativas de forma continuada, si pudiésemos tener más opciones similares, cambiarían las cosas, porque como dijera Lenin la única manera de contrarrestar la especulación es la abundancia. De paso, sirve para todo.
“La única forma es proporcionar alternativas, no dejar creer ni permitir la triste existencia monocorde de un escenario único; cuanto no puede ser es que donde quiera que vas te disparen la mismas ignominias. No puede echársele la culpa a la televisión solamente, esta puede tener algún director errado cuya mala estrategia algún periodista podría contribuir a esclarecer o no, pero la sobrepasa por mucho. Campea en muchos ámbitos y también en el Ministerio de Turismo. Hablaba con su titular y me decía: “Frank pero no podemos prohibirlo” y le contestaba: “Marrero, claro que no, pero el dj que yo le pago no puede ponerme todo el día la misma música”. Y el escenario sonoro de playas y hoteles no tiene que ser siempre con la misma música.
“Lo mismo sucede ahora en las formas no estatales de gestión económica, pero ellos reproducen lo habitual en las instalaciones del Estado. Lo otro que digo: ¿y el Ministerio de Cultura qué, a pesar de haber dirigentes importantes en contra de tal mediocridad?; mas ¿cómo fueron evaluados esos mediocres? ¿cómo lograron las autorizaciones para actuar? Entonces, a lo Buena Fe: ¿la culpa, la maldita culpa no la tiene nadie?
“No obstante lo dicho antes, lo sucedido en Cienfuegos constituye una victoria, porque ese público que reventó el teatro (con los balcones llenos de jóvenes) eso es el pueblo de Cuba, una muestra de este. Y la gente estuvo de pie en numerosas ocasiones ovacionando a cosas que no pertenecen a la mediocridad. O sea, que no me inventen o justifiquen con la misma cantinela de que es algo que está de moda y que es obligado aceptar y meterse la mediocridad. Constituye no más una simple justificación de los mediocres, los cuales lamentablemente son mayoría. Pero, a pesar de que mandan en número, podemos luchar y en el Terry lo pudimos comprobar muy bien”.
A propósito del Terry, resulta tan bella como fructífera su relación con nuestro teatro mayor
“Bueno, no quisiera se entendiese esto como intento de vanagloriarme, pero sí existe y de hecho el único 26 de Julio que han hecho Silvio y Pablo lo dirigí yo aquí. También traje al coro del Kremlin en su primera visita a Cuba. El estreno mundial de los veinte Nocturnos de Chopin, los cuales nunca se habían tocado en una sola noche, tuvo lugar en su plaza. Con la ayuda de tres de mis alumnos, hoy maestros (Diana María, mi hija; Víctor Rodríguez, Ulises Hernández, quien tuvo la idea) lo pensé y decidí que fuese en la institución escénica cienfueguera.
“Vale la pena vivir 72 años para sentir ese calor humano del público cienfueguero. Mira que el calor físico del Terry es proverbial y complejo, pero cuando uno ve a ese público, no solo con el aplauso, en silencio, atendiendo un tiempo lento de Mozart que supuestamente es solo para las grandes élites, y uno aprecia ese estado de concentración siente que vale la pena vivir, repito, para poder experimentar tamaña sensación en una ciudad que no es la capital del país. Por eso vengo cada vez que me invitan.
“Me siento muy alegre tras la sorpresa de encontrarme con la Orquesta de Cámara Concierto Sur, capaz de formar a una violinista de 17 años con el desarrollo de Liset Cabrera Bernal (la joven interpretó junto al maestro el tema de amor de la telenovela Tierra Brava) y con el desarrollo técnico de la escuela rusa de cuerdas posibilitado por su mentora, Emilia Bondarenko. Es un privilegio que tienen muy pocas provincias en este país. Cuba posee extraordinaria tradición musical; magníficas escuelas de guitarra, ballet y piano, pero no tenemos lo mismo a nivel nacional en el área de las cuerdas. Y Concierto Sur es algo sobresaliente a escala de país. Siempre hay vanguardias, no ha de temérsele, sino aupárseles. Y la vanguardia aquí en este campo es la directora rusa de este estupendo colectivo. El éxito se debe en gran medida a la musicalidad y el talento de ella. Las masas son muy importantes en su conjunto, pero sin las vanguardias estas no pueden hacer ningún trabajo. Reconocerlo no nos quita nada de humildad ni de sentimiento revolucionario; ni atenta contra el concepto de igualdad, bien diferente del igualitarismo. No todos somos iguales, hay unos menos iguales que otros, para parafrasear al gran Carlos Rafael Rodríguez. Concierto Sur es algo por lo cual la cual deben luchar, no se trata de una promesa sino de una realidad, como les comentaba al terminar nuestro concierto al Embajador de México y al representante de las Naciones Unidas, sorprendidos en ambos casos de no conocer una orquesta como esa.
“Este teatro ha creado su propio público, con un gran promotor cultural al frente como lo es el escritor Miguel Cañellas. Debe lograrse que lo recaudado por la instalación pueda ser invertido en su propio beneficio y de manera especial en su necesaria climatización. El Terry debe tener un poco de subsistencia a partir de cuanto crea. No se le roba nada a nadie con eso”. (Tomado de 5 de Septiembre digital)
(*) Siglas de Instituto Superior de Arte (Nota del Editor)
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