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sábado, 4 de febrero de 2017

EEUU, la revisión de políticas hacia Cuba, la soga y el techo de vidrio

Sean Spicer, el hombre que habla por boca de Trump.
Héctor R. Castillo Toledo

La nueva administración del recién estrenado presidente Donald Trump anunció la víspera estar realizando una revisión completa de todas las políticas de Estados Unidos hacia Cuba, otra noticia en el maremagnum de desatinos proferidos desde la Casa Blanca en la primera quincena al timón del nuevo  President Of The United States, locución inglesa que conforma la sigla para la cuenta @POTUS en la red social Twitter, misma donde el mandatario-magnate (se me ocurre en lo adelante llamarlo magnatario) es activo y más que todo desbocado usuario.

Pero por esta vez, y por ello resulta más preocupante aún, el mensaje no salió en forma de misil de 140 caracteres, como ya denominó alguien la manía de Trump de despotricar asuntos de política exterior bajo la envoltura de tuits o trinos sin tino.
Los comentarios, en tono estrictamente oficial, fueron formulados la víspera por Sean Spicer, portavoz de la Casa Blanca, o sea, la persona por cuya boca habla el presidente cuando anda ocupado en otros asuntos, sean de Estado o no.
Según las declaraciones del vocero durante una conferencia de prensa, el análisis de “las políticas de Estados Unidos hacia Cuba” tiene un “enfoque en los derechos humanos, como parte de un compromiso con los ciudadanos de todo el mundo”.
Como ya señalaba anoche a mis seguidores en la red social Twitter, muy 'ilustrativo' el hecho de que los comentarios de Spicer, primeros del ya citado carácter por parte de la Casa Blanca en referencia a nuestro país tras la llegada al poder del mandatario republicano el último 20 de enero, se sucedieran el mismo día en que recordábamos al mundo los 55 años exactos del establecimiento por EEUU de la más criminal política de cerco económico recogido por la historia, hecho refrendado el 3 de febrero de 1962 mediante la Orden Ejecutiva Presidencial 3447.

Aquel fue el documento, la letra impresa, porque como se sabe, la hostilidad económica comenzó desde el propio 1959, tras el triunfo de la Revolución cubana.
Entonces, cabe el cuestionamiento: ¿cómo interpretar la curiosa 'coincidencia'? ¿Ironías del destino?, ¿oportunismo con marcada lectura entrelíneas?
A no dudar, las declaraciones huelen a injerencismo, en tanto muy de la habitual manera imperial de erigirse en gendarme mundial, ese asunto en particular no es de aquellos en los que precisamente Estados Unidos sea la referencia o el espejo en el cual mirarse. Si de derechos humanos vamos a hablar, hablemos. Cuando quieran y todo lo que deseen. Cuba tiene para sentar cátedra en un diálogo cara a cara con su adversario político a lo largo de estos 58 años.
Un paneo epitelial al tema bastaría para dejarles en entredicho. Y sino pregúntenle a los millones de migrantes cuyo status ahora mismo está en una suerte de compás de espera, pero una espera no sosegada, mas bien sobre brasas; o a los integrantes del Movimiento Black Lives Matter, cuya capacidad de asombro fue sobrepasada por cada nuevo veredicto de los tribunales donde allí, en la nación diz que Meca de la justicia y el librepensamiento fueron exonerados de culpa los policías responsables de asesinatos de jóvenes afroamericanos; a los miembros de la Comunidad LGTB dolientes al igual que las minorías raciales de políticas de segregación, por apenas hablar de tres tópicos frontera adentro, para dejarles de sobremesa –si con ello no quedaran convencidos–, otros apuntes de políticas puertas afuera cuya evidencia son causa de rubor para los estadounidenses de bien a los ojos del mundo.
Por eso comentaba también en la red social de marras, que vista bajo el lente pragmático de esa sabiduría popular que encierran los refranes, la primera referencia oficial del nuevo equipo estadounidense a condicionar al tema de los derechos humanos la continuidad del proceso de normalización de relaciones entre Washington y La Habana iniciado el 17 de diciembre de 2014 bajo la anterior administración, se me antoja semejante a aquel proverbio en tono conciliador de que “nunca hables de soga en casa del ahorcado”.
O dicho de otra manera, “evita tirarles piedras al vecino, sobre todo si tu techo es de vidrio”.

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