Hace unos días el diario estadounidense The Washington Post titulaba con una evidente satisfacción: "Ros-Lehtinen lleva su fervor anticomunista al Comité de Asuntos Exteriores". La congresista ultraderechista de Miami, nacida en Cuba y cuyo padre colaboró con la dictadura pro-yanki de Fulgencio Batista, es una de las figuras hispanas más importantes del Partido Republicano desde que maneja su política exterior en la Camará de Representantes.
Furibunda anticastrista y sionista, vinculada a la mafia cubanoamericana de Miami (por cuya mediación ha hecho prosperar un negocio de pingües dividendos), Ileana Ros-Lehtinen tiene ahora una plataforma de alto perfil para su acérrimo anticomunismo: ha sido elegida nueva presidenta del Comité de Asuntos Exteriores del Congreso.
En la lista de sus ahijados dilectos figuran personajes de la talla de Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, los autores intelectuales del atentado dinamitero contra un avión cubano en pleno vuelo frente a las costas de Barbados.
Manifestante sin tapujos de una obsesión maníaca contra todo aquello que "huela" a progreso, la abierta oposición de la Ros-Lehtinen a gobiernos con inclinaciones de izquierda sobrepasan su fobia por Cuba y van más allá. Desde su nuevo estatus tiene la intención de buscar las vías para aplicar sanciones más severas contra Irán y Corea del Norte. En enero pasado, cuando el presidente chino, Hu Jintao fue convidado a un elegante almuerzo en el Departamento de Estado, Ros-Lehtinen le disparó en el Capitolio una sarta de improperios tales como “líder de un régimen represivo”.
Vale la pena descubrir, en una infografía, todas las características de quién sin mucho esfuerzo ha conseguido granjearse un apodo exacto: la Bruja del Congreso.
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