Desde Montevideo, el Presidente Pepe Mujica lo había alertado en son de broma: Fidel tuvo que "secuestrar" al mandatario venezolano para que cumpliera el reposo médico luego de que fuera operado de un absceso pélvico el pasado 10 de junio en La Habana.
Sus palabras salían al paso a los agoreros de la derecha, desatinados y soltando campanas a vuelo luego que la sentina del periodismo, El Nuevo Herald, echara a rodar una nota tendenciosa sobre el supuesto agravamiento de la salud de Chávez a partir de declaraciones de un agente de inteligencia cuya identidad no podía ofrecer debido a la delicada postura en que quedaría su revelación.
Doblemente venenoso el "palo", que además de sembrar las dudas sobre el estado real de la recuperación del Presidente bolivariano, creaba un manto de misterio en torno a la fuente de la filtración.
Uno de los que dudó fue el mandatario paraguayo, quien incluso buscó comunicarse directamente con él en La Habana. “Me sorprendieron los titulares de los periódicos sobre Chávez, entonces intenté contactarlo", manifestó Fernando Lugo.
Pero con su habitual tono jocoso, desde el vecino Uruguay Mujica consiguió que mucha gente viera luz en la más razonable de las lógicas: “Prácticamente Fidel (Castro) lo secuestró, no lo dejó ir, porque desconfió que en Venezuela (Chávez) no iba a dar pelota (hacer caso) al tratamiento", bromeó. "Tuvo un absceso, lo operaron y necesitaba como veintipico de días para tener seguridad de recuperarse bien”, sostuvo el mandatario uruguayo.
De dónde sacó la información Mujica. Basta escuchar la conversación telefónica de cerca de 30 minutos que sostuvo Chávez con la audiencia de TeleSur hace algunos días para tener las claves del "secuestro": “La operación ha sido muy exitosa”, dijo Chávez. “Los médicos me han dicho que fue una suerte, no se explican cómo en ese absceso pélvico no ha brotado una infección, porque ahí sí la cosa se hubiese complicado..(...) Afortunadamente se han hecho biopsias, estudios, microbiología, laboratorios, no hay ninguna señal maligna. (…) Fidel, que ya es un médico, vino y me dio su diagnóstico. Me dijo que yo tenía que descansar no sé cuántos días”.
Anoche, para confirmara la tesis, de forma conjunta las telemisoras estatales de Cuba y Venezuela transmitieron al unísono imágenes del animado encuentro que ese propio día, en la mañana, habían sostenido "captor" y "secuestrado" en un bucólico retiro de la capital cubana. Increíblemente, y sin que portaran las consabidas maletas con el pago del "rescate", vimos imágenes de familiares de la "víctima".
Cogido en falta, el libelo miamero no halló manera de desfacer su entuerto y convirtió la noticia en apenas una foto minúscula de llamado a página interior en lugar de darle el despliegue que meritaba el suceso, tal cual han hecho todos los medios que se respetan, aunque también otros que no se respetan tanto pero tienen un mínimo sentido del quehacer en este oficio.
Entonces ya nadie duda de la certeza que encierra el resto de la revelación del viejo tupamaro, cuando sin tapujos afirmó: “no he hablado con él (Chávez), él está bien y va a estar bien” para el 5 de julio próximo, fecha en la que se celebrará el Bicentenario de Independencia de Venezuela y la cumbre presidencial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Yo estoy seguro de que así será. Y quedará para la historia de los "secuestros" célebres la imagen de un Chávez activo y con renovadas energías de vuelta en Caracas, porque en realidad el vocablo regresar no sirve para ilustrar el acto de "devolución" a su tierra. En definitiva ha permanecido aquí, entre hermanos, en una de esas palpitantes tierras que quienes abogamos por una Latinoamérica unida llamamos la Patria Grande.
No hay comentarios:
Publicar un comentario