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viernes, 24 de junio de 2011

Mientras invierte en la “libertad de expresión” con Cuba, EEUU da más poder en casa a la CIA y al FBI


¿Promoción democrática o injerencia extranjera? El gobierno de Estados Unidos anuncia una licitación para implementar espacios para la llamada ‘libertad ciudadana’ en Cuba.

Se invertirán millones con el propósito de ‘democratizar’ la isla, pero los expertos en el tema consideran que de la misma forma que sucedió con los casos libio y sirio, las verdaderas motivaciones detrás de estas iniciativas responden más a intereses propios de EEUU que al afán democrático.
Eladio José Armesto, vicedecano del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en Miami, dice: “Esta asignación de parte del Gobierno norteamericano para la promoción de la democracia en Cuba obedece a compromisos que tiene el Gobierno con sectores del exilio cubano en EEUU Estos sectores, a través de sus influencias políticas en Washington, han logrado que el Gobierno asigne millones para el uso de organizaciones anticastristas que operan desde el sur de la Florida y para asistir a la oposición dentro de Cuba”.
Internet, las redes sociales y otros medios tecnológicos son solo algunos de los canales para difundir la interpretación estadounidense de la realidad. Ejemplo de ello fue el uso de Youtube y Twitter, que supuestamente fueron instrumentos propagandísticos por parte del Departamento de Estado en la crisis libia.
Y en este caso, el planteamiento básico de la llamada ‘liberación cubana’ por parte de los estrategas de Washington consiste en el otorgamiento de subsidios para las comunicaciones. Para este propósito, se emplearán entre 15 y 20 millones de dólares que serán destinados a grupos vecinales y cooperativas públicas para que puedan ser socios de la representación diplomática estadounidense en La Habana, mediante la Sección de Intereses.
Alfredo Durán, abogado y activista contra el embargo a Cuba, explica: “El propósito es acercarse a los grupos más vulnerables para establecer la credibilidad en los ideales propagandísticos estadounidenses, etc.”
Adicionalmente, un análisis legislativo sobre el coste de los programas de la agenda exterior estadounidense para la democratización en el mundo reveló que estos proyectos les han costado a los contribuyentes del país más de 150 millones de dólares.
Por otra parte, si bien algunos consideran el impulso estadounidense a la democracia en otras regiones del mundo como algo positivo, también cuestionan la doble moral de esta actitud. Y es que a pesar de que Estados Unidos insiste en la libertad de expresión en países como Cuba, en casa propia el control de las agencias gubernamentales sobre el ciudadano común se ha incrementado bajo el amparo de la doctrina de Seguridad Nacional. Entes como la CIA y el FBI tienen el poder legal de intervenir en la privacidad de todo aquel que despierte sospechas de no comulgar con el statu quo.
“Es una doble moral… allá la democracia se trata de introducir por todos los medios; acá la libertad del ciudadano se restringe a tal punto que tenemos una distopía. Una sociedad que teme a su gobierno, sin libertad”, opina José Gabilondo, abogado y analista político.
El común acuerdo es que Estados Unidos ha buscado y buscará formas de ejercer su esfera de influencia utilizando al Departamento de Estado como un ente paralelo a la CIA y al FBI. Pero como la experiencia demuestra, Cuba y sus supuestas necesidades democráticas son solo la punta del iceberg en este complejo escenario internacional.

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