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viernes, 17 de junio de 2011

"No queda tiempo para la esperanza, hay que actuar antes"

Belén Gopegui, novelista y guionista española.
Entrevista a Belén Gopegui a propósito de su última novela, Acceso no autorizado

Paula Arenas

Nacida en Madrid en 1963, esta escritora, licenciada en Derecho, ha escrito, entre otras obras, El palacio de la luna y El lado frío de la almohada. Ahora acaba de publicar Acceso no autorizado, novela que mira sin temor al PSOE y en la que encontramos parecidos con algunos de sus dirigentes.
¿Es una novela ‘indignada’?
El 15 de mayo ha generado expectativas sociales y también perspectivas que en muchos contextos se daban ya por enterradas. Hay una impresión de estar despertando de una pesadilla, creo que más allá del adjetivo se está buscando construir relaciones diferentes, un pensamiento y una acción política nueva. También mi novela propone un relato diferente de lo que podría ser la política, un despertar próximo.
¿Cómo surge la idea de escribir Acceso no autorizado?
Mi interés por la informática, los hackers y el mundo del software libre se unen a la rabia por los años desperdiciados por los partidos socialistas en Europa, los años, el talento, la confianza, y pienso en la forma de conectarlos en una narración.
Estará harta de que se lo pregunten, pero ¿se ha basado en Fernández de la Vega y Rubalcaba?
He tomado datos y rasgos de una y de otro, pero la novela es ficción. Es una historia imaginada, que cuenta cosas que sucedieron y otras que no. Se trata de plantear la pregunta sobre lo que nos parece posible y verosímil y por qué nos lo parece. Ya desde los griegos se tendía a confundir lo verosímil con lo adecuado. No era verosímil, decían, que un esclavo o una mujer fueran valientes. ¿No era verosímil o quizá no era conveniente para quienes dictaban las reglas?
¿Ha dicho todo lo que pensaba acerca de lo que podía haber hecho la izquierda?
La novela se centra en las políticas del PSOE, que desde su XXVIII Congreso abandonó el marxismo y dio por superada las luchas de clases. Más que en la izquierda habría que situarlo en un centro ambiguo, pero aún así, sigue representando para muchos la promesa de no gobernar para una clase privilegiada, sino para la mayoría más desfavorecida, a pesar de que en la realidad esa promesa se haya visto incumplida y en la mayoría de los casos estafada. Con la novela quise poner sobre la mesa el fraude y la promesa, no como un ajuste de cuentas, sino como una reclamación que está en el imaginario colectivo.
¿Queda esperanza?
Comparto el título de un libro de entrevistas y declaraciones con Günther Anders, Llámese cobardía a esta esperanza; no queda tiempo para la esperanza, hay que actuar antes.
¿Qué le gustaría dejar al lector?
Siempre hay alguien en nuestro ordenador, no necesariamente un hacker, hay un otro que quisimos ser o a quien no deseamos defraudar. Hay también presencias, nadie navega solo, igual que tampoco la identidad de nadie se puede construir en soledad. Lees y se hace más intensa la capacidad de percibir quién mueve la flecha en cada ocasión y lo que significa. Me gustaría que esa percepción se intensificara en quienes tienen la responsabilidad de haber ocupado el poder.

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