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sábado, 2 de julio de 2011

Sí, Arrecho Comandante (+ Vídeo)

El Orinoco está fuera de su cauce, como río gigante de América, acompañando al bravo Bolívar en tiempos de conquistas y de triunfos. Las aguas del caudaloso venezolano cubren sabanas, bosques y montañas junto al arrecho Comandante del ALBA, que anda por tierras cubanas para pronto volver con su carga de presidente digno.
Este inicio de julio el Mundo recibió tristes noticias en voz del propio líder continental, pero alentadoras a la vez porque los malos momentos quedarían como himnos eternos para las glorias de los pueblos.
Aquí vine por unas horas, ha reiterado, pero los ojos de águila de Fidel me prolongaron por unos días la ausencia en Miraflores, el Palacio de Gobierno que se abre a su retorno.

El eco de su voz retumba por todo el continente, por donde siempre andas y todos lo encuentran con su mensaje de unidad y de paz entre los pueblos.
Muchos lloraron esa noche por la conmoción ante la noticia que el propio Fidel, al que llama su hermano mayor en las luchas y en los triunfos, le había trasmitido acerca de su estado de salud.
Fue honesto consigo mismo y con su pueblo, dirían los millones de televidentes que le vieron sobre el podio dando su propio diagnóstico desde La Habana, tierra amada y querida, como él mismo lo reitera.
Es bravo, comentaron las familias cubanas cuando le vieron, rememorando aquellos escollos de los años de prisión y las horas del golpe de Estado de abril de 2002.  
Tiene nervios de acero, señalarían todos al verlo nuevamente dando instrucciones a su pueblo para seguir por los caminos de Bolívar, padre de la Patria Grande, de América toda.
¿Que tendrá?, preguntaban los televidentes, o los radioyentes al verlo y escuchar sus metafóricas palabras del recuento y de las angustiosas horas de los exámenes médicos.
Fue y es guapo, reconocerían también sus adversarios, quienes ven en circunstancias como esta el retorno a la otra Venezuela, y no a la de tiempos de Chávez, presta a celebrar los 200 años del chispazo independentista de América.
Sí, arrecho usted, como le diría su pueblo; y bravo, como le reafirmaríamos en buen cubano.

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