Después de tres meses de controversia, Obama finalmente cedió a la presión de los republicanos. |
El presidente Barack Obama cedió a las presiones de los republicanos, después de tres meses de controversia, incertidumbre y disputas partidistas.
Los mercados financieros de Europa y Asia mostraron enseguida señales de alivio luego del anuncio, mientras se reportaron subidas en los precios del crudo.
Legisladores de uno y otro bando llegaron a un pacto de última hora que evitará lo que se temía: la caida del país en una moratoria de pagos sin precedentes, cuyas posibles consecuencias tenían nerviosos a los inversionistas y la bolsa de Wall Street.
El eventual convenio, anunciado anoche por el presidente Barack Obama, prevé un incremento de 2,4 billones de dólares del actual límite de endeudamiento fijado en 14,29 billones de dólares por el Departamento del Tesoro.
En su alocución, Obama instó a los "miembros de ambos partidos a que hagan lo correcto y apoyen este acuerdo con sus votos durante los próximos días".
Aunque dejó en evidencia que este no es el punto medio que hubiese preferido, sino que es, simplemente, una salida de compromiso.
El mandatario dijo también que no habrá recortes iniciales a programas de beneficios como Seguridad Social y Medicare; sin embargo, no desechó que ambos lleguen a formar parte de futuros recortes.
Las reacciones internas fueron inmediatas. El movimiento ultraconservador Tea Party, que apoyó a los republicanos a ganar las elecciones legislativas de 2010, criticó la alianza.
Según el plan se proyecta una reducción del déficit de tres billones de dólares en la próxima década, en dos fases y con la garantía de que no se producirá de momento una elevación de los impuestos, el punto más defendido por los republicanos.
Mañana se cumple el plazo señalado para evitar una cesación de pagos del gobierno estadounidense a los inversionistas en los bonos del Tesoro.
Pero además se afectarían los beneficiarios del Seguro Social, las pensiones de los veteranos militares y a las compañías que tienen negocios con Washington.
La deuda "ha hecho tambalear la confianza en el sistema político estadounidense", sentenció Ulrich Leuchtmann, economista del banco alemán Commerzbank.
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