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jueves, 25 de agosto de 2011

EEUU no sólo protege a terroristas, también los recompensa

Gustavo Villoldo, terrorista por cuenta de la
Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Tribunal miamero exige indemnizar a ex agente CIA que organizó y dirigió el cobarde ataque al poblado de pescadores de Boca de Samá

Cosas veredes, le dijo el Quijote a su fiel escudero. Y repetiría la frase el hidalgo manchego si llega a escuchar cómo, en el colmo del cinismo, un tribunal de la república bananera de Miami vocifera y le "exige" a Cuba indemnizar por dolor emocional severo y permanente, sufrimiento y daños, al demandante Gustavo Villoldo, nacido en la isla pero después huyó a EEUU donde se puso a las órdenes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Según la truculenta historia de quien resulta hijo de un multimillonario batistiano de la década de los años 50 en Cuba, él y su familia fueron objeto de persecución y tortura por parte del gobierno instaurado en la Isla tras el triunfo de la Revolución, el 1ro de enero de 1959. Alega además que sufrió expropiaciones.
Con ese escueto legajo plagado de mentiras, Villoldo acudió ante un tribunal y exigió indemnización. Pero lo gracioso del asunto es que la jueza Beatriz Butchko, de un tribunal de Miami, dictaminó que Cuba debía retribuirle 2.800 millones de dólares al anciano demandante (72 años), cifra que según los abogados de Villoldo, es la mayor indemnización concedida hasta el momento contra Cuba en los tribunales de EEUU.
Si la historia concluyera aquí, no más provocaría algo de risa con asombro incluido, pero resulta que además de su condición de ex agente CIA jactancioso (pues se le hinchan las venas de euforia cuando cuenta que acompañó a Félix Rodríguez Mendigutía, "El Gato", en el operativo de captura y asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara, el señor Gustavo Villoldo es todo un connotado y confeso terrorista sobre cuyos hombros pesa la organización y dirección del salvaje ataque nocturno con armas de guerra a un pacífico poblado de pescadores de la geografía holguinera, Boca de Samá, cercano a la playa de Guardalavaca
Hace algunos años, Villoldo confesó a un reportero del Miami New Times que, siguiendo indicaciones de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, él fue el encargado de dirigir el cobarde ataque terrorista ocurrido la noche del 12 de octubre de 1971, que dejo dos muertos y cuatro heridos graves, entre ellos la niña Nancy Pavón a quién hubo que amputarle un pie.
Esas declaraciones del "sufrido" demandante Villoldo corroboran, de manera clara y evidente, la responsabilidad directa de las autoridades estadounidenses en ese acto terrorista cometido contra Cuba. Y de paso añaden elementos al caso, pues investigaciones anteriores apuntaban en el apartado de la dirección del comando a otra figura también deleznable, como verán más adelante.
Lo cierto de todo es que el ataque a Boca de Samá quedó registrado en la historia de atentados y sabotajes contra la isla como uno más en la cadena de operaciones terroristas cuya paternidad fue reclamada por la organización Alpha 66 a finales de los años 60 y principios de los años 70. Aunque sin dudas, clasifica como la más cobarde de todas cuantas ejecutó.
En la entrevista con el rotativo de Miami, Villoldo explicó haber escogido a Boca de Samá por ser un “un blanco fácil”. Fue así que este hijo de... multimillonario habanero salió con su tropa de Key Biscayne (también vino en la expedición otro connotado y viejo conocido del terrorismo contra Cuba, Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, socio de Luis Posada Carriles) a bordo de dos lanchas rápidas “y una fragata de 177 pies”. La operación duró 65 minutos. Ametrallaron a diestra y siniestra y luego regresaron por donde mismo habían abierto su estela las proas de la muerte.
Detrás dejaron el luto en los hogares de Lidio Rivaflechas Galano y Ramón Arturo Siam Portelles, así como desepero, rabia e impotencia en los de las hermanas Nancy y Ángela Pavón Pavón de 15 y 13 años de edad, respectivamente, Carlos Escalante Gómez y Jesús Igarza Osorio, los cuatro heridos de gravedad.
Gustavo Villoldo suma a su "heroico" expediente terrorista haber participado como mercenario en la fallida intentona de agresión por Playa Girón, además del ya citado pasaje inglorioso de asistir al asesinato del Che en octubre de 1967, mientras añade ufano que estuvo en el reducido grupo encargado de organizar el entierro secreto del heroico guerrillero.
Cosas veredes, Sancho... Villoldo y su hermano Alfredo habían “ganado” otra demanda en el año 2009, cuando entonces el juez estatal Peter Adrien decidió que tenían derecho a una compensación de 1.2 billones de dólares.
En el colmo de la alevosía y el desparpajo rampante, el abogado del terrorista en Miami, Andrew C. Hall, espera que la suma exigida a Cuba por la jueza Butchko se incaute del dinero con el cual operan empresas cubanas que tienen negocios en el extranjero y de los fondos congelados del Gobierno cubano.

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