Así andan las cosas en USA: la Secretaria de Estado "rinde pleitesía" ante la rabiosa anticubana Ileana Ros- Lehtinen sobre cuál es la política yanki hacia la Isla. |
Agencias de prensa se hacen eco hoy de declaraciones de la Secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, quien según palabras textuales y dignas de figurar en el manual imperial de cómo inmiscuirse en los asuntos internos de una nación soberana considera que el líder de la Revolución, Fidel Castro, debe "abandonar el poder" en Cuba.
Para ir por orden, primero que todo llama la atención el grado de desactualización de una persona que, en virtud del ejercicio de sus responsabilidades al frente de la política exterior de la mayor potencia del planeta, al parecer desconoce que el compañero Fidel, primero en su Proclama del 31 de julio de 2006 y luego en la Reflexión titulada Mi ausencia en el C.C (1), ha delegado todas sus responsabilidades, tanto políticas como estatales.
Extraigo los siguientes fragmentos de la mencionada Reflexióndel 18 de abril de este año:
"Conocía el informe del compañero Raúl al Sexto Congreso del Partido.
"Me lo había mostrado varios días antes por su propia iniciativa, como hizo con muchos otros asuntos sin que yo lo solicitara, porque había delegado, como ya expliqué, todos mis cargos en el Partido y el Estado en la Proclama del 31 de julio de 2006.
"Hacerlo era un deber que no vacilé un instante en cumplir.
"Sabía que mi estado de salud era grave pero estaba tranquilo, la Revolución seguiría adelante; no era su momento más difícil después que la URSS y el Campo Socialista habían desaparecido. Bush estaba en el trono desde el 2001 y tenía designado un gobierno para Cuba pero una vez más, mercenarios y burgueses se quedaron con las maletas y baúles en su dorado exilio.
(...)
"Entre los muchos puntos abordados en el proyecto de Informe al Sexto Congreso del Partido, uno de los que más me interesó fue el que se relaciona con el poder. Textualmente expresa: '…hemos arribado a la conclusión de que resulta recomendable limitar, a un máximo de dos períodos consecutivos de cinco años, el desempeño de los cargos políticos y estatales fundamentales. Ello es posible y necesario en las actuales circunstancias, bien distintas a las de las primeras décadas de la Revolución, aún no consolidada y por demás sometida a constantes amenazas y agresiones'.
(...)
"Raúl conocía que yo no aceptaría en la actualidad cargo alguno en el Partido; él había sido siempre quien me calificaba de Primer Secretario y Comandante en Jefe, funciones que como se conoce delegué en la Proclama señalada cuando enfermé gravemente. Nunca intenté ni podía físicamente ejercerlas, aún cuando había recuperado considerablemente la capacidad de analizar y escribir.
"Sin embargo, él nunca dejó de transmitirme las ideas que proyectaba".
Unas horas después, al pronunciar las palabras de clausura del VI Congreso del Partido, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, casi en su estreno como Primer Secretario de la vanguardia política de la clase obrera cubana, significaba sobre la figura del indiscutido líder:
"El compañero Fidel Castro Ruz, fundador y Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, nos dio el primer ejemplo de actitud consecuente en esta materia, al solicitar expresamente no ser incluido en la candidatura del Comité Central".
Estas cosas debía saberlas la señora Clinton, la de la risa estentórea ante las cámaras de la CBS cuando lee en la pantalla del BlackBerry que le acaba de alcanzar una de sus principales empleadas, la noticia de la captura de Gadafi y suelta la frase que la marcará por el resto de sus días: "We came, we saw, he died".
Pero a todas luces no hay arrepentimiento por lo dicho ni ocho cuartos. Le dura aún la euforia como si se tratase de un hangover tras una noche de ingesta de whisky, y mete sus narices y opina sobre lo que no es asunto de su incumbencia.
Como prometí ir por orden, pasamos al segundo detalle: la Secretaria de Estado gringa miente, y de forma tan absurda y ofensiva como lo hizo el delegado norteamericano en la Asamblea General, Ronald Godard, cuando intentó rebatir, sin éxito como lo demostró la votación posterior, la Resolución de condena presentada por Cuba titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.
Presionada por los mismos que han secuestrado la política exterior del vecino país, los miembros de la mafia del lobby cubanoamericano, la señora Clinton negó hoy ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que los esfuerzos de apertura de su Gobierno hacia Cuba (que dice forman parte de un "necesario doble enfoque") se enfila en la "asistencia humanitaria y en medidas como la relajación de las restricciones de viaje y de envío de remesas", escondan una mayor tolerancia hacia el gobierno en la Isla.
"Nuestra posición ha sido la misma durante más de cincuenta años. Creemos que Fidel Castro debe irse (...) Por desgracia, no parece que vaya a ir a ninguna parte", dijo Clinton en una audiencia para responder a la afirmación de la presidenta del mencionado comité, la rabiosa anticubana Ileana Ros-Lehtinen, de que Washington mantiene un "doble rasero" en su política hacia Cuba, ya que no le aplica el mismo mensaje que, por ejemplo, envió a Muamar el Gadafi al declarar que debía abandonar el poder en Libia.
(Abro un paréntesis y reitero la necesidad de, una vez más, tomar nota: una mujer nacida en Cuba pide para su país la misma receta que aún aplican Estados Unidos, Francia, Reino Unido, España e Italia mediante la OTAN en Libia)
En el colmo del desparpajo, de cómo ignorar la estaca en el ojo propio para ver supuestas pajas en el ajeno, la que en la década de los 90 fuera Primera Dama de los Estados Unidos declaró; "Queremos democracia para Cuba, pero también queremos llevar ayuda a la gente que pide cambio".
¿En qué televisora vio la señora Clinton imágenes de cubanos indignados colmando plazas? ¿O fue que le pasaron gato por liebre y le enseñaron imágenes de Sintagma y Sol susurrándole que eran escenas habaneras?
Si lo hace en referencia a las escenitas montadas y bien pagadas desde la SINA por cuatro gatos que se prestan al juego imperial, valdría la pena hacerle una sola pregunta a la Secretaria de Estado del Imperio: ¿Y la democracia que piden los del Movimiento Occupy Wall Street, extendido de costa a costa en territorio de los Estados Unidos, quién se la garantiza?
Por recurrentes y repetitivas obvio las explicaciones que ofreció sobre el caso del agente USAID Alan P. Gross la señora Clinton en la audiencia ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes. No aportan nada que no se sepa o se haya dicho ya de ambas partes, y de manera diáfana por el lado cubano.
La Clinton culminó su alegato justificando las "reuniones regulares" que diplomáticos estadounidenses mantienen con autoridades cubanas por las "preocupaciones comunes" que Washington comparte con la isla, como la inmigración y la lucha contra el narcotráfico.
En lo que a este mortal toca, termino recordándole a la encargada de la diplomacia yanki las palabras con las cuales el Presidente cubano Raúl Castro sentó pautas respecto al tema que a ella le preocupa y duele en extremo: "Fidel es Fidel y no precisa de cargo alguno para ocupar, por siempre, un lugar cimero en la historia, en el presente y en el futuro de la nación cubana. Mientras tenga fuerzas para hacerlo, y afortunadamente se encuentra en la plenitud de su pensamiento político, desde su modesta condición de militante del Partido y soldado de las ideas, continuará aportando a la lucha revolucionaria y a los propósitos más nobles de la Humanidad".
Esa lección debería aprenderla de memoria la mujer de la sonrisa mordaz.
(1) Comité Central del Partido. Nota del Editor.
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