La jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, celebró al ex presidente norteamericano Ronald Reagan y su gobierno, que “ayudó” a las bandas de la contrarrevolución nicaragüense en la guerra sucia y declarada contra el gobierno sandinista de Nicaragua.
En una de sus intervenciones ante el Comité, que convocó expresamente para atacar, una vez más, la legitimidad del proceso electoral nicaragüense, Ros-Lehtinen, con una verborrea que recuerda la retórica de la Guerra Fría, dijo textualmente que hace 25 años, “el presidente Ronald Reagan ayudó a los luchadores por la libertad al hacer retroceder el cáncer del comunismo, que Daniel Ortega y los sandinistas estaban extendiendo en Nicaragua”.
La congresista republicana de extrema derecha que lidera la política exterior estadounidense en la Cámara Baja, aprovechó para reconocer sus lazos con la llamada comunidad de inteligencia al recordar la figura de quién representó durante años a la CIA en el Congreso, Dante Fascell, “mi amigo y mentor”.
En el momento de la guerra contra Nicaragua, dijo, “otro miembro de la Florida presidía el Comité de Relaciones Exteriores. El distinguido Dante Fascell, mi amigo y mentor, había presenciado y escuchado de primera mano lo que estaba ocurriendo en Nicaragua. Dante Fascell decidió, como siempre, defender la libertad y la democracia contra las tácticas opresivas”.
Fascell fue un representante activo de la Agencia Central de Inteligencia en el seno del Congreso de Estados Unidos donde se encargo de concretar los planes y cuidar los intereses propios de la “comunidad de inteligencia”.
En medio de la guerra sucia en América Central, inspiró la creación de la Nacional Endowment for Democracy, la multimillonaria fachada CIA que se dedica desde entonces a financiar la subversión y la injerencia en otras naciones, al apoyar -como lo precisó el New york Times- “partidos políticos, sindicatos, movimientos disidentes y medios noticiosos en decenas de países”.
“Aunque no tan bien ni tan valiente como Fascell hizo, estoy de pie contra el nuevo asalto de Ortega contra el proceso democrático de Nicaragua y sus instituciones”, dijo Ros-Lehtinen al denigrar una vez más el triunfo electoral del Presidente Daniel Ortega.
Al afirmar que, “los intereses generales de los EEUU están siendo amenazados por las acciones de Ortega, junto con las de Chávez, Morales, Correa y otros”, Ros-Lehtinen se hizo amenazante.
“No podemos permitir que estas injusticias continúen sin ninguna consecuencia”, dijo.
Ros-Lehtinen recibió el 14 de octubre de 2009 el “premio” Dante Fascell atribuido por la Fundación Interamericana (IAF), otra de las varias fachadas “humanitarias” de la CIA… presidida desde 2005 por Larry Palmer, el diplomático que Washington intentó imponer a Caracas como embajador.
Tan demócrata que sigue amiga del jefe golpista hondureño Roberto Micheletti, Ros-Lehtinen se distingue por su fanatismo a favor del régimen sionista de Israel, sus relaciones con la fauna terrorista cubanoamericana de Miami, su odio visceral contra Cuba, Venezuela y el conjunto de los países progresistas de América Latina.
Así, mientras en Caracas las renovadas esperanzas de los pueblos del Sur se depositaban en el nacimiento de la Comunidad Latinoamericana y Caribeña (CELAC), en Miami ella y el congresista por el estado de Florida, Mario Díaz-Balart, recibían al diputado opositor venezolano Eduardo Gómez Sigala, para "conversar", eufemismo empleado a cambio del término más exacto: darle instrucciones al peón escuálido sobre cómo subvertir el proceso liderado por el presidente Hugo Chávez.
Según trascendió del encuentro, la inefable Ros-Lehtinen consideró que “las democracias en el Hemisferio Occidental están amenazadas por mandatarios que, continuamente, vulneran el estado de derecho, intimidan a la prensa libre, silencian a la disidencia y restringen las libertades de sus pueblos”.
Después de esa frase por entero desligada de la realidad sobre el reconocimiento logrado por el ente integracionista nacido este fin de semana en Venezuela, cabe entender entonces que a estas alturas la apodada Bruja del Congreso ensalze la política guerrerista del que fuera tan pésimo presidente como peor actor de reparto en westerns de bajo presupuesto.
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