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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cambio climático: Un 2011 entre desastres y fracaso de acuerdos (+ Fotos y Vídeo)

Hace apenas unos días el tifón Washi
asoló Filipinas. Fuentes calculan en
más de mil los muertos y desaparecidos.
Héctor R. Castillo Toledo

Hace menos de un mes concluyeron en la ciudad de Durban, de la misma manera en que comenzaron: sin éxito, las conversaciones climáticas de las Naciones Unidas. Buena parte de los gobiernos asistentes al foro decidieron, en lugar de abrirse a los pedidos de los pueblos, escuchar las demandas de las empresas contaminadoras.
No hubo muchas diferencias entre esta y la anterior concertación. Tal como sucedió el pasado año, cuando nada quedó claro en Cancún respecto a definiciones sobre el Protocolo de Kyoto, ahora en la cita sudafricana vuelve a repetirse la historia y quedan postergados los afanes contenidos en el documento. ¿Para cuándo? Nadie lo sabe con certeza.
Grande la paradoja: en tiempos en que la humanidad se ve sacudida por colosales catástrofes incentivadas por el calentamiento global, se vislumbra dada vez más lejana la fecha de lograr medidas vinculantes para ralentizar ese proceso.
Hace poco más de dos años, en Copenhague, los gobernantes prometieron crear un fondo de 100 mil millones de dólares para ayudar a los países con menos recursos a adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. Pero, este mes aquellos mismos llegaron a Durban armados más que de resultados concretos, de "intenciones" para diseñar algún método sobre cómo recolectar y distribuir el dinero. Y resultó que concluido el foro ni siquiera eso lograron hacer.
Probado está que el principal bloqueador del éxito en las conversaciones son los Estados Unidos, quienes operan de modo claro en la licitación de los carteles de carbono. Otros gobiernos también con alta responsabilidad por sus volúmenes de emisión de gases de efecto invernadero, como China y la India, poco hicieron por unirse al clamor las naciones más vulnerables.
Al decir de Kumi Naidoo, director ejecutivo de la organización Greenpeace Internacional, "la triste noticia es que los bloqueadores, liderados por EEUU, tuvieron éxito a la hora de insertar una cláusula de recisión de vital importancia que fácilmente podría evitar que el  próximo acuerdo climático sea legalmente vinculante. Si ese camino se continúa podría ser desastroso. Y, dado que está previsto que el acuerdo sea implementado a partir de 2020, no queda tiempo para incrementar el alcance de las reducciones de carbono en esta década en la cual, de acuerdo con los científicos, las emisiones deberían llegar a su pico.
"Los gobiernos que se están retirando de las conversaciones de la ONU deberían estar avergonzados. Nos preguntamos cómo será para ellos volver a sus hogares y ser capaces de mirar a los ojos de sus hijos y nietos. Ellos nos han defraudado y su fracaso se mide en las vidas de los pobres, los menos responsables pero más vulnerables a la crisis climática global".
Es cierto que los detalles de las conversaciones para llegar a acuerdos son bien complejos, en tanto implican cambiar modos y estilos de vida arraigados por el consumismo desmedido que compulsa el capital. Esa es una verdad simple.
Pero igual de sencillo resulta discernir que la humanidad está hoy bien distante de donde necesita para evitar un cambio climático catastrófico. Ojalá la toma de conciencia de quienes deben cambiar no se produzca demasiado tarde, y su real percepción del riesgo ocurra cuando ya no sea posible la vuelta atrás.
Por lo demás, el año a punto de concluir nos dejó lecciones bien contundentes de qué puede sucederle al planeta si la humanidad no actúa en consecuencia antes de cruzar esa línea imaginaria. Los ejemplos que siguen, son apenas un botón de muestra de la magnitud del problema que encaramos:

El huracán Irene ha sido uno de los fenómenos naturales relacionados con el cambio climático más devastador de 2011. A su paso por el 
continente americano dejó casi medio centenar de muertos. Arrancó 
en las islas Barlovento y fue subiendo ganando intensidad hasta tocar 
tierra en la costa este estadounidense, donde fue especialmente virulento. 
(NOAA vía Getty Images)
 
Así quedó Joplin, localidad estadounidense del estado de Misouri, tras 
un tornado el pasado 22 de mayo. Las víctimas mortales ascendieron 
a 125. El torbellino, que destrozó hasta una tercera parte de la ciudad 
de 50 mil habitantes, se elevó al rango de EF-5, la máxima categoría en 
la escala Fujita de potencia e intensidad de estos eventos. Los tornados 
EF-5, con vientos de más de 328 kilómetros por hora, son poco comunes, 
pero en 2011 hubo al menos cuatro de ellos en Estados Unidos, dos en
Mississippi, uno en Alabama y el de Joplin. Son tan destructivos que
los expertos dicen que pueden convertir una casa en un misil.

Tailandia vivió en 2011 las peores inundaciones que se recuerdan enlos últimos 50 años. Durante meses, miles de localidades y aldeas se 
vieron afectadas por las lluvias y los torrentes incontenibles de agua. 
Los afectados se contaron por millones y los muertos por centenares 
tras meses de inundaciones. El aeropuerto de Don Muang no escapó
al aluvión. (Getty Images)


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