Fernández Retamar y Roberto Zurbano durante la presentación, hoy en Cienfuegos, de los Premios Casa de las Américas 2011. / Foto: Dorado |
Concuerdo con la joven Jorgelina Cerritos y su apreciación de ver a Casa de las Américas como ese mundo posible al otro lado del mar, una suerte de juego de palabras empleado por la dramaturga salvadoreña, en referencia al título de una pieza suya que, además de abrirle puertas y proporcionarle reconocimientos en su país, le valió ser invitada a Cienfuegos como jurado a la edición 53 del certamen literario anual más importante de Latinoamérica.
Ella y y el académico estadounidense de origen puertorriqueño Juan Flores, pusieron a consideración del público sus tomos premiados en ediciones precedentes, durante la primicia hoy en esta ciudad
-250 kilómetros al sudeste de La Habana- de la presentación de los títulos galardonados en 2011, un ritual que desde hace once años agradece el público lector cienfueguero.
Como en cada ocasión, la cita se prestigió con la asistencia de Roberto Fernández Retamar, presidente de la Casa de las Américas y director de la Academia Cubana de la Lengua, quien a modo de preámbulo del lanzamiento oficial de los textos ganadores esbozó el No. 265 de la revista Casa, número que al decir del también Premio Nacional de Literatura 1989, continúa el esfuerzo editorial por dar cabida a los numerosos trabajos enviados para la conformación de una edición especial inspirada en una antológica de 1966 (África en América) en ocasión de haber declarado la ONU al 2011 como Año Internacional de los Afrodescendientes.
Amenizado por la Peña Entre Letras y la agrupación de la vocalista Idania Hernández, el encuentro, al que asistieron los jurados de la presente convocatoria tras una extenuante semana de lecturas, fue demostrativo de lo pequeña que ya va resultando la sala en la Librería-Ateneo Dionisio San Román, colmada por lectores interesados en adquirir las obras, casi un mes antes que el resto de los cubanos, fecha en que salen al mercado editorial como parte de las novedades de la Feria Internacional del Libro de La Habana.
Roberto Zurbano, director del sello editorial de Casa, calificó al cuaderno de cuentos La bota sobre el toro muerto, del mayarisero Emerio Medina como una colección de narraciones del mundo por sus disímiles escenarios geográficos, con la muerte como hilo conductor y confirmación de un autor que no pertenece a ningún círculo literario, la trama se traslada lo mismo a Budapest que a Bagdad o La Habana.
Sobre La venganza de las chachas, novela del mexicano Gabriel Santander Botello, Zurbano llamó la atención en torno a la manera en que el autor apela a crear un espacio físico imaginario, los Estados Unidos del Bajío, donde se cuecen como parte del discurso narrativo historias con un nada desdeñable ingrediente erótico, gancho que de hecho la convirtió en uno de los títulos más demandados por los concurrentes al acontecimiento literario.
En el caso de Nelson de Oliveira, el director del Fondo Editorial del certamen subrayó el hecho de contar en su haber con otro Premio Casa antes de ganar el del año anterior en el apartado de literatura brasileña. Polvo: demonios y maldiciones, que así se titula, es calificada como una novela maldita, capaz de enloquecer y terminar convirtiendo al lector en un personaje de la obra.
Sobre Su paso, el libro ganador en literatura testimonial, del argentino Carlos E. Bishoff, Zurbano dijo que aunque la forma no es bien vista por algunos, pues el tema del terror vivido bajo las dictaduras sudamericanas es cosa bien seria, el autor consigue sortear malentendidos y examina el delicado asunto bajo un prisma donde el humor se sobrepone a los desgarros, todo en historias contadas a través de diálogos en bares de la Ciudad Condal, donde comparte a sus amigos, alternando bromas y relatos espeluznantes, sus vivencias de aquellos años terribles.
A la lista de nuevos textos de Casa se suma el poemario premiado en el concurso del 2010, En vísperas de los días sabáticos, obra de Jennifer Rahim, poeta de Trinidad y Tobago, texto que exigió de un riguroso trabajo de traducción y revisión de estilo.
En el caso de los premios de carácter honorífico otorgados a libros relevantes (publicados en 2008 y 2009) de autores de nuestra América, o sobre temas latinoamericanos, en los géneros de poesía y ensayo aparecen Los danzantes del tiempo (Kamau Brathwaite, de Barbados) y Amazonía. El río tiene voces, de la chilena Ana Pizarro, acreedores en uno y otro caso de los Premios José Lezama Lima y Ezequiel Martínez Estrada.
En el de narrativa José María Arguedas, las palmas fueron para Espejos, del uruguayo Eduardo Galeano, libro ya presentado a principios de esta semana por el propio autor en la sede habanera de la Casa de las Américas, habida cuenta su presencia acá en la Isla como invitado especial a la 53 edición del Premio Casa de las Américas.
La entrega de los galardones en las seis categorías de este año, que por vez primera incluye un premio extraordinario de estudios sobre la presencia negra en la América y el Caribe, se llevará a cabo el jueves 26 de enero en la sala Che Guevara, de la institución promotora del galardón literario de Nuestra América.
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