Héctor R. Castillo Toledo
La nota reune los elementos básicos de una noticia, según los manuales del Periodismo: novedad, interés, exactitud..., pero dudo si compartirla con mis lectores, por la posibilidad de que el post pase ante los ojos de alguno de los (in)decisores de una vieja saga en torno a cómo acabar, de una vez y por todas, el problema de la marca identitaria del equipo de béisbol local. Mis temores radican en que alguien del grupo lo lea, pero a su vez lo sume como nuevo elemento a su favor en el debate donde hasta hoy prevalece, a contrapelo de opiniones, el Camarón por sobre el Elefante en el monograma de los cienfuegueros. Pero bueno, corramos el riesgo:
El asunto es que, entre otras animalitos abisales bien raros, incluso desconocidos hasta ahora por la ciencia, un equipo de investigadores de la Universidad británica de Southampton ha descubierto nuevas especies del sabroso crustáceo habitando nada menos que en los géiseres más profundos del planeta, localizados en la fosa oceánica de las Islas Caimán, distantes a unas 150 millas náuticas... casi al sur de Cienfuegos.
Al referirse al hallazgo, la revista Nature Communications confirma que un robot sumergible encontró una colonia de más de 2 mil ejemplares de camarones por metro cuadrado, sin ojos, pero con órganos que les permiten ser sensibles a la luz.
Pero la curiosidad científica no está en ese hecho, radica más bien en otros dos elementos: uno, la profundidad extrema en la que sobreviven (en un abismo de cinco kilómetros, 800 metros más profundos que los restantes géiseres hasta hace poco reconocidos como los más hondos del mundo); dos, conviven en un ambiente en el que otros congéneres de la propia familia estarían listos para ser degustados, pues se localizan en las inmediaciones de las chimeneas de esos cráteres, una suerte de surtidores submarinos de agua rica en minerales a una temperatura que supera los ¡450 grados Celsius!.
¡Cocina al minuto! ¡Coloraditos, listos para quitarles el cascarón y aderezarlos con limón y sal!
Para los expertos resultó sorprendente encontrar géiseres en la fosa oceánica de las islas Caimán porque los que son calientes y ácidos nunca fueron vistos en regiones como esta. Estos ubicados al sur de Cuba, en el borde de encuentro de dos placas continentales, despiden fluidos muy calientes y usualmente ricos en cobre de aspecto humeante y oscuro que le valió el sobrenombre de fumarolas negras.
Añade la nota que además de las nuevas especies de camarones, bautizadas como Rimicaris hybisae por el nombre del submarino HyBIS empleado para capturarlos, los científicos encontraron un animal parecido a un pez serpiente, caracoles desconocidos y anfípodos...
Una verdadera lástima no hallaran también algún espécimen de elefante con branquias, pues las reiteradas propuestas formuladas a las instancias del INDER y la industria deportiva de identificar al equipo de verde, blanco y negro con el voluminoso mamífero de lento pero aplastante andar como mascota, han encontrado ojos ciegos y oídos sordos.
Nadie ha querido escuchar el reclamo popular, a pesar de que ni en la prensa, ya sea escrita, radial o televisiva, a Cienfuegos ningún medio se le ocurre mencionarlo como equipo Camaroneros. Elefantes pa' arriba y Elefantes pa' abajo, ese es el sobrenombre en boca de todos, pero ni aún así: el monograma sigue impuesto a rajatabla, asunto al que como explicación, si es que así pudiere llamársele, me digo para mi mismo exista algún pretexto absurdo, algún arcaico razonamiento de, a estas alturas del tiempo, vincular al paquidermo con el aquel del béisbol local anterior al triunfo de la pelota revolucionaria sobre la esclava, hito que, por cierto, cumple su aniversario 50 el venidero 14 de enero.
Por eso, reitero, ojalá ninguno de aquellos que se aferran al camarón se haya detenido a leer este post que reforzaría sus antediluvianas tesis. Vaya, para volver sobre los asuntos de la identidad, tal como propuso un colega en fecha reciente.
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