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domingo, 8 de enero de 2012

EEUU: Crisis, complejo militar industrial y armas de 'disuasión' masiva

Héctor R. Castillo Toledo

En tiempos en que cada vez crecen con más fuerza, una fuerza inusitada, los movimientos sociales de protesta, Estados Unidos -que no escapa al fenómeno- desarrolla, pese a la crisis, armas cuyo efecto busca hacer desistir de sus propósitos a potenciales manifestantes, contrarios que por supuesto militan en el bando del 99% cuyos bolsillos atenaza la turbulencia económica de alcance global.
No es ocioso recordar que tales artefactos, descritos como más parecidos a la utilería de Hollywood en películas de ciencia ficción que para ser usados con fines de disuasión, se desarrollan en los laboratorios y plantas del complejo militar industrial gerenciado por personajes del exclusivo y reducido club del 1%, tipos con dinero y poder suficientes para subyugar a esa mayoría cuya ira creciente necesita ser puesta a raya.
La página web publicintelligence.net, sitio que cuenta con un significativo historial de documentos publicados del Gobierno estadounidense sobre asuntos de seguridad nacional, ha vuelto a sorprender a sus seguidores sacando a la luz el último manual de armas no letales del Pentágono.
Los textos filtrados son informes en detalle sobre todas las armas no destructivas actualmente a disposición de los militares estadounidenses, equipados con un amplio arsenal de métodos de "convicción". Incluye, además, novedades aún en fase de pruebas y otras que existen solo en forma de concepto o bocetos.
Entre otros, la publicación cita láseres verdes y combinados, dispositivos acústicos como el AHD y los altavoces subacuáticos, una lanzadera multidisparo de granadas electromagnéticas capaces de provocar discapacidad visual o auditiva, y hasta un llamado cañón calentador mucho más efectivo que las cachiporras de la policía para el enfrentamiento a distancia contra potenciales manifestantes.
Según publicintelligence.net, la variante estándar del láser verde es capaz de acertar blancos a una distancia de entre 65 metros y un kilómetro. La cota de los 65 metros es la línea de seguridad: un individuo "cegado" por el haz a una distancia menor corre el riesgo de dañar los ojos. Están destinados a desorientar y dispersar a la gente, produciéndoles una discapacidad visual temporal. Según los diseñadores, el método es especialmente eficaz cuando el blanco es una persona al volante de un vehículo.
Sus parientes los combinados son un sistema sinérgico que incluye un láser y una luz 'no coherente' y acústica. Su tarea es causar desórdenes tanto visuales como acústicos, acompañados de fuertes náuseas.
Están además los dispositivos acústicos capaces de producir una escalada de sonidos direccionales más allá de medio kilómetro. Pueden generar lo mismo una disminución auditiva como hacer escuchar una orden entre abundante ruido ambiente. Según los diseñadores, son aplicables en la tierra y en el mar, en este último medio con el empleo de altavoces subacuáticos (EUL) con efecto probado hasta 40 metros de profundidad.

El láser verde es capaz de acertar
blancos a una distancia de entre
65 metros y un kilómetro.
Este tipo de implementos para provocar sordera parcial y desorientación tiene un análogo, aún en fase de pruebas, consistente en un generador eléctrico y un fusil de aire comprimido conectado a la unidad de control mediante cable. El artilugio emite una onda sonora rítmica capaz de abatir un blanco concreto por debajo del agua. Por el momento su alcance es hasta 150 metros de distancia y siguen sin investigación sus posibles efectos sobre la flora y la fauna marítimas.
Pero sin dudas, las "joyas" más preciadas del arsenal disuasivo de los militares gringos, que de seguro pronto "compartirán" con sus aliados allende el Atlántico para calmar la ola de indignación europea, son los Venom (Vehicle Non-Lethal Munition System) y el cañón calentador.
Los primeros son plataformas multidisparos de granadas de pulsos eléctricos, calibre 40 milímetros, en sistemas de tres unidades dotada cada una con diez tubos montados sobre un equipo automotor. Una de sus novedades es la disposición de los lanzadores, pues se fijan en ángulos variables (rango de 10, 20 y hasta 30 grados sobre el horizonte), lo cual garantiza una cobertura de 360 grados a una distancia máxima de 130 metros.
Los diseñadores advierten que los vientos pueden reducir el alcance y la exactitud de los disparos y que los Venom pueden provocar quemaduras en caso de ser descargados demasiado cerca del "blanco". Su propósito es causar ceguera y sordera momentáneas en los individuos expuestos al fuego.
Con igual objetivo, pero sumado además el de provocar una severa sensación térmica, se encuentra en  etapa de pruebas una versión avanzada del dispositivo de tubos múltiples, conocida como MPM NLWS (por las siglas en inglés de Mission Payload Module Non-Lethal Weapon System). El umbral actual de barrido es 150 metros, aunque prosiguen las pruebas porque la meta es conseguir un alcance de medio kilómetro.
Por su parte, el cañón calentador o ADS por su sigla en inglés de Active Denial System, es uno de los proyectos más avanzados del Pentágono el pasado año 2011. Actualmente existen en forma de prototipo, pero se espera que pronto pase las pruebas finales.
Al igual que las Venom, se trata de un módulo instalado en una plataforma móvil que crea un calor insoportable a través de una onda electromagnética dirigida, la cual empuja a la gente a desplazarse instintivamente en busca de refugio.
El presupuesto de "defensa" de EEUU -que incluye no solo el gasto militar, sino también el espionaje, la investigación de armamentos y programas nucleares bajo el Departamento de Energía- se disparó de unos 300 mil millones de dólares en el 2000 a más de 700 mil millones de dólares en el período fiscal 2012.
Sin embargo, pareciera que en los registros contables del complejo militar industrial no cuenta la crisis. Porque aunque "recortado" hasta los 662 mil millones de dólares, el de Estados Unidos sigue siendo el presupuesto militar más grande del mundo. Para tener idea exacta, baste decir que supera la suma del monto de las diez naciones que le siguen por el total de sus gastos en esta área.
Por eso no sorprende que la lista de "medios disuasivos" se haga más larga aún. Los tiempos cambian, los escenarios de las nuevas batallas también, y eso lo saben los señores de la guerra, que han visto peligrar sus cotos y perfilado en el horizonte, de modo claro, aquellos vaticinios formulados por Karl Marx en su obra cumbre.
Ya no es sólo teoría plasmada en letra sobre papel: como evidencia de la certeza de una inexorable marcha del sistema hacia la fosa de la historia, han visto arder las bardas de sus vecinos, pero empecinados como son, antes de poner las suyas en remojo prefieren gastarse hasta la última peseta en el intento por parar la oleada anticapitalista que hoy sacude al planeta.

Lanzagranadas de pulsos electromagnéticos Venom cursa exámenes
en un polígono de pruebas.

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