Pedro festeja el gol que abrió el marcador, a poco de haber ingresado en sustitución de Andrés Iniesta, resentido por un tironazo. |
De una u otra manera la mayoría de los titulares sobre el derby adelantado entre el Real Madrid y el Barça en los cuartos de final de la Copa del Rey, versan sobre el particular: la batalla campal en la grama del Camp Nou, donde pese a regalar brechas iniciales y cobrar al filo del descanso los goles que el visitante fue incapaz de anotar en el primer tiempo, el equipo azulgrana se fue a los vestidores en el intermedio con un 2-0 que parecía lapidario.
Sin embargo, a falta de un tercio del tiempo en el complementario el conjunto merengue consiguió la paridad, balance insuficiente para emparejar la cuenta global 4-3 con la cual la tropa de Pep Guardiola dejó sin opciones de reválida al actual campeón, pero a fuer de justos, los diez minutos finales se jugaron a un ritmo trepidante y por primera vez en mucho tiempo vimos al anfitrión con los nervios a flor de piel hasta el silbatazo final.
El Barça sigue adelante en la pelea, los del Real Madrid se quedan en la cuneta, aunque lo hicieron mirando cara a cara a su rival para caer, como se dice, ¡con las botas puestas!
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