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martes, 7 de febrero de 2012

Cuba, la Cumbre de las Américas y el sueño etílico de EEUU

¿Qué quiere Washington, que cambie el
rostro de estos niños? Se equivocan
de nuevo con Cuba, medio a medio.
Para asistir a la cita, Washington pide cambios a país elogiado por Cepal

Héctor R. Castillo Toledo

Con su habitual arrogancia imperial, el gobierno de los Estados Unidos, por mediación del portavoz del Departamento de Estado para América Latina, William Ostick, señaló hace pocas horas que Cuba no cumple con los requisitos para participar en la Cumbre de las Américas y condicionó tal posibilidad a que la Isla inicie lo que el personaje de marras dió en llamar un proceso de mejoras "significativas" políticas y democráticas.
Parece increíble, pero es cierto.
Una vez más, desde el otro lado del estrecho de la Florida vuelven con la cantinela, en franca demostración de no haber grabado en sus cerebros la respuesta firme de Cuba de no ceder jamás, ni un ápice, a los chantajes. Este país, bajo la conducción del Partido y con el concurso de su pueblo ha iniciado un proceso de cambios por iniciativa propia, de diseño y alcance proyectivo ciento por ciento cubanos, sin que para ello haya mediado la injerencia de nada ni de nadie.
Cuando se escuchan cosas como que "Los países latinoamericanos tienen que aprender mucho de Cuba sobre políticas para reducir la desigualdad", las declaraciones del señor Ostick parecen venidas del más lejano de los planetas de nuestro sistema solar.
¿Lo dijeron autoridades cubanas? Por supuesto que no. La vanagloria no es práctica de la dirección del país. Tampoco lo dijo Granma. O sí, pero haciéndose eco de las declaraciones formuladas en La Habana por la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), Alicia Bárcena, aunque incluso la nota no la firma ningún periodista cubano porque entonces parecería un pecado de inmodestia: la autoría de la información es de la Agencia Francesa de Prensa AFP.
¿Qué más dijo la jefa de esta agencia de la ONU? Pues destacó que la desigualdad creció en la región -y también en los países desarrollados, en especial en Estados Unidos y Europa- en las dos décadas previas al estallido de la crisis económica internacional, en el 2008.
"Tenemos el horror de ser la región más desigual del mundo. Los países más igualitarios de América Latina, que son Cuba y Uruguay, tienen una enorme distancia de todos los demás", señaló la señora Bárcena, insistiendo en que "el mercado jamás va a igualar; el mercado es desigualador en esencia".
Por esa y muchas más razones mueven a risa las declaraciones del portavoz del Departamento de Estado para América Latina, en especial viniendo del país cuya política exterior mantiene al mundo al borde de una catástrofe militar de alcance imprevisible, donde las libertades individuales son pisoteadas a diario al amparo de un Acta Patriótica que se agita como bandera en la actual cruzada internacional contra el terrorismo, y por si fuera poco, sufre un terremoto social de protestas que se extiende de costa a costa, protagonizado precisamente por ese 99% ante cuyos ojos crece el abismo que los separa y los discrimina del 1% con dinero y poder.
De un traspiés en otro el vecino de "arriba" no acaba de entender que el mundo está cambiando -no a su imagen, semejanza y gustos, pero lo está- y de modo particular en el que hasta como quien dice ayer, fue su traspatio: Latinoamérica ya no es la finca grande al sur del río Bravo, la tierra de gente sumisa, el almacén bien surtido de donde expoliar recursos para saciar el hambre voraz de las trasnacionales.
El presidente ecuatoriano Rafael Correa lo dijo bien claro el sábado y hoy lo reiteró su canciller, Ricardo Patiño: "la Cumbre de las Américas, no es Cumbre de las Américas menos Cuba y, por tanto, ese país debe estar invitado para que asistan todos".
De confirmarse esta semana que Cuba no ha sido invitada a la Cumbre de las Américas, los cancilleres la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) se reunirán en La Habana, posiblemente el día 15, para analizar el tópico, precisó Patiño, quien adelantó en rueda de prensa celebrada en Guayaquil que los cancilleres de la ALBA tratarán varios asuntos políticos y después conversarán sobre el tema Cuba y la Cumbre de las Américas.
El pasado sábado, al intervenir en la XI Cumbre de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el Presidente Rafael Correa exhortó a los mandatarios de los países que integran el mecanismo integracionista a no participar de la cita en Cartagena de Indias si Cuba no era invitada.
Para la Cumbre bajo patrocinio de la Organización de Estados Americanos (OEA), prevista  entre el 9 y el 15 de abril venidero, se ha dispuesto un dispositivo de seguridad que involucra a 8.000 hombres, a razón de 4 000 efectivos de la Policía y otros tantos de la Armada Nacional, distribuidos en tres anillos alrededor del centro donde se reunirán 34 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos presumiblemente el presidente estadounidense Barack Obama, el flamante Nobel de la Guerra.

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