Desde hace varias semanas España vive jornadas convulsas. El pasado 7 de febrero el centro de Madrid se colapsó por una multitudinaria manifestación que aunó a cerca de 150 mil trabajadores de diversos sectores en defensa de lo público. “Lo público es de todos ¡No a los recortes!”, fue el lema enarbolado por la gente en las marchas.
Codo con codo, profesores, médicos, bomberos, obreros del transporte, militantes de izquierda, asambleístas del Movimiento 15M, sindicatos, numerosos colectivos sociales, ciudadanos con o sin empleo protestaron en la capital española, aunque los grandes medios invisibilizaron, o mejor dicho, cerraron los ojos ante la avalancha.
En fechas más recientes, incluida la de hoy centenares de estudiantes fueron arremetidos con violencia por fuerzas de la Policía Nacional, cuyos efectivos lanzaron múltiples cargas para intentar frenar las protestas del alumnado en denuncia por los recortes en el sector de la enseñanza pública aprobados en enero por la Generalitat valenciana. Los agentes del orden se ensañaron contra los jóvenes, tal como muestran las fotos, a golpe de bastonazos, empellones y bofetadas.
Todo eso sucede en la España de estos días, en la de este mismo 19 de febrero, fecha en que con total desparpajo y en franca intromisión en asuntos que no le competen, el canciller español, José Manuel García-Margallo, utilizó expresiones irrespetuosas e injerencistas sobre los derechos humanos y el estado de derecho en Cuba, en afirmaciones realizadas en una entrevista que publicó la edición dominical del diario El Mundo.
En respuesta a tales desatinos, el viceministro cubano de Relaciones Exteriores, Dagoberto Rodríguez, recomendó este lunes al jefe de la diplomacia en la península ocuparse de los asuntos de aquel país y abstenerse de inmiscuirse en los que nos competen a los cubanos.
"No es en Cuba donde están los admiradores de Franco. Es mejor que mire a su alrededor", expresó el viceministro cubano en una declaración publicada por el sitio oficial de la cancillería.
Expresamos nuestro más enérgico rechazo a esas declaraciones que constituyen una nueva intromisión en los asuntos internos cubanos, añadió el representante del país caribeño al recordar que La Habana ya no es territorio colonial.
El Ministro español debe recordar que somos desde hace más de medio siglo un país soberano e independiente que no acepta cuestionamientos de nadie, y en particular de aquellos que intentan dar lecciones, cuando en realidad tienen el tejado de vidrio, afirmó.
Su gobierno debe más bien ocuparse de dar solución a los graves problemas que enfrenta en su sociedad como la crisis económica, el continuo incremento del desempleo que afecta a más de cinco millones de personas, sobre todo a los jóvenes.
Igualmente lo exhortó a preocuparse por la represión policial contra los manifestantes pacíficos, la deplorable situación en las cárceles, entre otras violaciones de los derechos humanos, siempre de acuerdo con la nota.
Como bien reza el viejo refrán, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Al señor García-Margallo España le arde debajo de sus propias narices, pero él prefiere prestarse a ofrecer lecciones de democracia para Cuba.
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