La parte sombreada en gris conforma el nuevo territorio autónomo, una de las tres regiones administrativas en las que se dividía Libia. |
Acaba de consumarse este martes en Libia uno de los más pérfidos objetivos de Occidente tras la agresión bajo pabellones humanitarios bendecidos por la ONU, plan con guión redactado en Washington que culminó con el derrocamiento del líder Muammar Gadaffi y el aseguramiento de los ricos bastiones petroleros de la nación norafricana.
La última pieza del rompecabezas de una Libia post-Gadaffi fue colocada este martes con el anuncio de que líderes políticos y tribales libios declararon hoy autónoma la región oriental de Cirenaica, y pidieron regresar al federalismo. La Jamahiria Árabe Libia ha sido partida en dos, cumpliendo al pie de la letra el canallesco plan del imperio de apoderarse del petróleo que yace en su subsuelo.
La declaración de Cirenaica, territorio que comprende la costa mediterránea de Libia desde la ciudad de Sirte a la frontera con Egipto, carece de fuerza legal, pero confirma las divergencias de esa provincia con el autoproclamado Consejo Nacional de Transición (CNT), con lo cual se consumaría la fragmentación de un país severamente dividido tras la agresión atlantista.
El jeque Ahmed Zubair fue electo líder de la nueva región en una ceremonia realizada en la ciudad oriental de Benghazi, cuna del alzamiento que apoyaron militar y económicamente la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Liga Árabe.
Asimismo unos 3 mil delegados en el congreso de Benghazi designaron a Ahmed Al-Senoussi, pariente del antiguo rey de Libia y ex-prisionero político durante el gobierno de Gadafi, como jefe del nuevo concejo provincial.
"Un sistema federal es la opción de la región" de Cirenaica, indicó el comunicado de las autoridades tribales y de facciones políticas, en desafío al gobierno del primer ministro Abdel Rahim El-Keib, designado por el poco carismático CNT.
Los nuevos gobernantes libios han propuesto un programa con amplia descentralización estatal como alternativa al proyecto federalista que rechazan de forma categórica.
La zona Este de Libia alberga gran parte de las riquezas petroleras del país norafricano, de ahí que toda gestión para una mayor autonomía respecto a Trípoli genere inquietud entre empresarios y directivos de compañías petroleras internacionales que operan en aquella nación.
Comentaristas locales señalaron que esa decisión podría implicar que los directivos de las empresas de hidrocarburos tendrían que renegociar sus contratos con una nueva entidad.
El-Keib se pronunció ayer sobre el controvertido asunto del federalismo, al que los orientales libios apelan para contrarrestar la supuesta marginación que dicen sufrir desde hace décadas respecto a Trípoli y el occidente del país.
La oficina del primer ministro informó que la alocución buscaría dar respuesta a las aspiraciones de descentralización que cada vez ganan más fuerza en el Este, sobre todo después de que una sesión de emergencia del gobierno discutió el domingo un proyecto de ley.
Dicha normativa propone "fortalecer el principio de descentralización" en Libia y rechazar así la autonomía de Cirenaica, conocida en árabe como Berga y una de las tres regiones administrativas en las que se dividía Libia, además de Tripolitania y Fezzan.
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