Imponente, extremo o postizo son algunos de los calificativos para referirse a la seguridad desplegada por las autoridades en Cartagena de Indias, ciudad del Caribe colombiano donde se instala hoy el foro de presidentes de la VI Cumbre de las Américas.
Alrededor de 20 mil soldados, policías y miembros de los servicios secretos, tanto nacionales como extranjeros, custodian el distrito turístico, histórico y cultural de esta urbe para garantizar la tranquilidad de los jefes de Estados que participan en la cita hemisférica.
Unos 400 vehículos habilitados con medios de posicionamiento global por satélite (GPS), 300 cámaras de vídeo, 36 detectores de radiactividad y seis robots antiexplosivos forman parte del esquema de seguridad.
Así lo informó el comandante de la Región Caribe de la Policía Nacional, Ricardo Restrepo.
Por estos días, Cartagena con sus murallas y castillos no tiene el bullicio, el ir y venir de los miles de turistas nacionales y extranjeros.
Las autoridades desplazaron a los vendedores ambulantes y recogieron a indigentes y drogadictos.
En un comentario que publica bajo el título Cartagena, en su columna Sal y picante del diario El Universal, el articulista Óscar Collazos hace un retrato de lo que es hoy esta gran ciudad de encantos coloniales a partir de los grandes cambios de los últimos años: "Cartagena es un inmenso salón de atractivo colonial, abierto a cumbres, congresos y asambleas... Lo grave es que aquí se confunde ciudad sitiada con ciudad segura".
"Vivo desde hace trece años en Cartagena de Indias. Y he sido testigo de grandes cambios en la ciudad: ahora es más rica para los ricos, y más pobre para los pobres, que son más de la mitad de la población que vive en los extramuros. Y los extramuros estarán cada día más lejos del centro porque todo lo que está cerca de los muros históricos de la ciudad se ha vuelto inmensamente caro y exclusivo", apunta Collazos.
Refiere que la oferta y demanda turística aquí crece notablemente, pero como daños colaterales también "es más grande la prostitución infantil y juvenil y mayores las violaciones" al medio ambiente.
Lamenta que en la misma medida en que prospera el turismo, disminuye la población nativa de este lugar.
El escritor y periodista considera que "los procesos que han vuelto más rica a la ciudad de los ricos, se han hecho con expulsiones de población nativa" empujadas "hacia nuevos guetos de pobreza".
Asegura que elementos del patrimonio histórico y cultural que tenían "un valor intocable, se manosea e interviene para recibir" ahora la visita del presidente estadounidense, Barack Obama.
Collazos subraya que el Centro Histórico añade murallas excluyentes a las murallas históricas por lo que "no sería extraño que un presidente preguntara: ¿Dónde está el paisaje humano y local de esta marvilla?".
Otras opiniones aseguran que la seguridad implementada por estos días de cumbre continental es efímera y no responde a las necesidades de esta ciudad, donde en la misma medida que crece el turismo aumentan los atracos y la delincuencia.
Sin embargo, estiman que no es con policías en cada esquina como se resuelve esa situación en una ciudad otrora de las más tranquilas de Colombia, sino con las reformas socio-económicas para poner fin a un modelo excluyente y que genera pobreza.
Para el columnista Jairo Puentes Brugues, quien calificó de seguridad postiza el dispositivo en Cartagena, ese debía ser un tema de la Cumbre de las Américas, el análisis del antimodelo de desarrollo que solo produce más desempleo, subempleo, desigualdad y deterioro ambiental.
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