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miércoles, 25 de abril de 2012

Ni en el fútbol, tampoco en el béisbol. Un martes de pesadillas

Héctor R. Castillo Toledo

De desazón es el sentimiento que me embarga esta noche y no es para menos. El Barça, mi equipo de cabecera en las preferencias futbolísticas no pudo con el escollo de la telaraña londinense, adiós, bye bye a la Champions League... Y a domicilio los Elefantes fueron silenciados por el industrialista Odrisamer Despaigne en la apertura de la postemporada del béisbol cubano. Par de derrotas como para dormir con sobresaltos, si es que logro conciliar el sueño...
Por segunda fecha en menos de cuatro días el Camp Nou fue telón de fondo en otra debacle de los blaugranas, que el sábado perdieron el último chance copero y hoy vieron esfumar el sueño de la reválida en Liga de Campeones de Europa conseguida la pasada temporada.
Como era de suponer, los ingleses volvieron a desplegarse en una formación que pudo ser cualquier cosa, menos fútbol. Pero como reza la vieja frase atribuida a Maquiavelo, el fin justifica los medios, y con toda su gente atrás defendiendo, el técnico Di Mateo consiguió una pizarra 2-2 que sacó al Barça de la puja final del 19 de mayo en el Allianz Arena de Múnich.
Mi alegrón con los goles de Busquets y Andrés Iniesta duró lo que un merengue en la puerta de un colegio. Porque cerrando la primera mitad, casi con la misma película del choque de ida, pero en protagónicos trocados, volví a tener con los ojos abiertos frente a la tele la misma pesadilla de la semana pasada en Stamford Brigde, sólo que si allá fue Drogba el matador rayando el descanso, este martes fue Ramires quien estuvo perfecto en el contragolpe por toda la banda derecha, finalizado con una vaselina sobre el inexplicablemente adelantado Valdés. En un santiamén el Barcelona estaba de nuevo contra las cuerdas, y del toletazo sicológico ya no lograron reponerse los culés, menos después que el mismísimo Leo Messi fallara desde los doce pasos un inmerecido penal marcado por el silbante.
Finalmente, la estocada en la cruz a cargo del Niño Torres cuando ya el choque agonizaba en el alargue. El españolito recogió de rebote un balón adelantado, consiguió llevarse a velocidad pura un último bastión de la defensa, que como se comprenderá estaba volcada al asedio del muro blanco, dribló al nervioso cancerbero local y mandó al fondo de la cabaña la redonda, y con ella al fondo también los sueños de la Final muniquense.
Por el bien de España, cuyo fútbol prefiero por sobre el resto del europeo, ahora sólo me queda desearle buena suerte al Real Madrid, que aunque menos complicado que su coterraneo catalán, tampoco las trae todas consigo con el 1-2 que pudo sacar en la ida por Múnich.

DE NUEVO PESAN LOS ERRORES

Casi con Torres pateando libre y a puertas abiertas sobre la valla del Barcelona salí como flecha para sentarme en casa a disfrutar (bueno, esa era la intención, aclaro) el encuentro inaugural de la postemporada beisbolera cubana. Cara a cara en el estadio Latinoamericano, mis Elefantes versus el mediático Industriales, en choque de pronóstico reservado por lo parejo de las estadísticas.
Para empezar con pie izquierdo, pude percatarme que el "disfrute" beisbolero a domicilio, en short y descalzo sobre el piso frío para descargar a tierra toda la presión del día, suponía soportar la machacona y parcializada "narración" de dos redomados industrialistas, uno de ellos por adopción. Estuve a un tilín de apretar mute y escuchar el desenlace por radio, pero al final decidí autoflagelarme, hacer como que no oía las andanadas de... y concentrarme en las imágenes del juego.
Excelente el duelo monticular entre Odrisamer y el olímpico zurdo Norberto González. Cuando Lazarito cedió el primer out con toque corto (luego se recetó tres cafés) supuse que la tónica sería esa: jugar a velocidad pura frente a un equipo mañoso como Industriales.
Pero del supuesto a la realidad distó un trecho. La única velocidad fue la que le puso el Grillo Arruebarruena a su corrido hasta segunda con un sencillo a lo corto del central y luego en su avance hasta tercera con un machucón de "Pito" Abreu, que dicho sea de paso, no logró sacarla del cuadro. Gracias a ello el paracortos cienfueguero descontaría una fletado por Pável Quesada rodando el séptimo rollo, que si no ahora estaríamos hablando de lechada.
Antes, en el sexto, Ruddy Reyes había pisado la goma con la segunda anotación de los azules, luego de anclar en la inicial por error del camarero Darián González, una mácula en apariencias intrascendente y que terminó decidiendo el primer pleito a favor del anfitrión mientras Iday se gastaba la principal de sus cartas en un encuentro donde Norberto no mereció perder. Al menos de esa manera. Como bien escribió una colega, "no le acompañó su equipo, ni guante en mano ni madero en ristre...".
Para consuelo de este mortal, en horas de la noche, sin uñas y postergando la ducha para "el cierre de la jornada", Sancti Spíritus, mi equipo alternativo para la puja Occidental, le bajó los humos a los eléctricos Cocodrilos de Víctor Mesa, rodilla en tierra 6x1 cuando en el sexto episodio la visita abrió el marcador, hasta ahí empatado a una, con racimo de cinco carreras, cuatro de ellas remolcadas por cuadrangular del máscara Eriel Sánchez con la valla repleta de Gallos.
Ojalá este miércoles no se "atraviese" más de lo usual como día "perpendicular" de la semana. Ojalá se empareje la serie frente a Industriales, ojalá los merengues se ganen el derecho a sacar la cara por España en la final de Campeones de Europa. Ojalá haya alegría en las tribunas yumurinas... Quiera Dios que yo duerma esta noche sin sobresaltos. Ojalá.

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