Jean-Guy Allard
En su país, el político sueco Aron Modig, quién en Cuba entrenó -con su socio español Ángel Carromero- al “disidente” Oswaldo Payá en un recorrido de 700 kilómetros que le costó la vida, no solo se abstiene de predicar el respeto de los derechos humanos sino que reclama a gritos políticas más represivas, más policía y mas “castigos duros”, en nombre de lo que llama “la política burguesa del futuro” (sic).
Partidario de una línea política cercana al neofascismo, marcada por un anticomunismo primario, esta estrella ascendente de la derecha sueca más recalcitrante ha reclamado en múltiples oportunidades políticas estatales que llevarían a la creación de un estado a la usanza del soñado por el ultraconservador Tea Party americano, su ideal político.
Modig es el líder -Förbundsordförande- de la Liga de la Juventud Demócrata Cristiana (KDU) de Suecia, mientras su compañero de aventura, el español Carromero, es jefe de la juventud del PP. Ambas organizaciones forman parte de las Juventudes del Partido Popular Europeo, YEPP (por sus siglas en inglés) y predican sus ideas ultraconservadoras. La organización es dirigida por el hungaro Csaba Dömötör, de la juventud del partido derechista Fidesz -Union cívica de Hungría conocido por sus posiciones ultranacionalistas radicales.
“LA POLITICA BURGUESA DEL FUTURO”
Hace unos meses, haciéndose el vocero de lo más reaccionario del capitalismo sueco, Modig escribía en SVT Debatt: “La burguesía sueca tiene que lanzarse con mucha confianza en el debate de ideas sobre el desarrollo social a largo plazo”.
Preguntaba el líder rubio de la juventud derechista: “¿Queremos seguir viviendo en una sociedad con altos impuestos donde a las familias se les trata de imponer como vivir sus vidas y donde se permite a la criminalidad extenderse?”
”¿O queremos de verdad reducir los impuestos, fortalecer el papel de la familia y la sociedad civil para combatir a la criminalidad con castigos mas duros y más policías?”
Y concluía: “Un equivalente sueco al Movimiento Tea Party seguramente nos ayudaría a dar forma a la política burguesa del futuro. Eso sería algo muy positivo”.
¿Sería esto que venía predicar en Cuba?
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