A principios del siglo XX, la Humanidad asistió a una de las mayores y más arriesgadas epopeyas de toda su Historia: La conquista de los Polos. En aquel tiempo de aventureros, románticos y audaces personajes sobresalieron nombres hoy ya legendarios como Roald Amundsen, Ernest Shackleton, Fridtjof Nansen, y por supuesto, el gran capitán Robert F. Scott.
En su carrera a contrarreloj para alcanzar antes que nadie al Polo Sur, el británico tuvo que sufrir la enorme decepción de encontrar a su llegada la bandera Noruega que significó su derrota frente a Amundsen.
Exhaustos y desmoralizados Scott junto con sus acompañantes Bowers y Wilson comenzaron un duro viaje de vuelta que no pudieron completar hasta el SS Terra Nova, el barco de la expedición. La esquiva fortuna les abandonó en aquellos desiertos blancos de hielo y jamás pudieron regresar.
Las aventuras de aquellos exploradores han dejado su huella en la Historia y junto con aquellos valientes también recordamos una extensa galería de navíos que los acompañaron en sus andanzas. Así tenemos el avanzado Fram de Nansen, el mítico Endurance de Shakleton, el aún recordado Discovery de las primeras expediciones de Scott y el Terra Nova, el navío de su último viaje.
El barco era uno de los elementos más importantes en la carrera hacia los Polos, tanto es así, que el nombre de la expedición se cogía del navío elegido para navegar. Y el SS Terra Nova era un experimentado barco, un veterano del hielo que incluso participó en una misión de rescate al Discovery del capitán británico.
Se trataba de un insigne velero con una chimenea a vapor que desplazaba 744 toneladas y contaba con 57 metros de eslora. Su labor original era la de ballenero hasta que fue adquirido y modificado para la gran expedición a la Antártida de 1910.
Cuando en 1913, finalizó la desafortunada aventura de Scott, el Terra Nova volvió a sus antiguos propietarios que lo volvieron a destinar a labores de pesca y abastecimiento. Así pasó su vida marinera hasta que el 13 de septiembre de 1943, se encontró con un iceberg que provocó su hundimiento en las gélidas aguas de Groenlandia.
Desde aquel día, nadie había sabido más del SS Terra Nova. Casi 60 años olvidado y perdido en el lecho marino de los mares hasta que un equipo de investigadores pertenecientes al Schmidt Ocean Institute lo ha encontrado utilizando tecnología sonar a unos 300 metros de profundidad.
El hallazgo se ha debido en gran parte a la suerte puesto que los científicos no tenían entre sus objetivos la búsqueda del mítico navío de Scott. En realidad se encontraban realizando pruebas de ecosonar cuando se toparon con datos procedentes del fondo marino indicando que ahí abajo había un objeto de gran tamaño.
La casualidad también hizo que entre la tripulación, uno de los investigadores fuese un gran amante de la Historia y de las hazañas de conquista en el Ártico, señalando que se encontraban sobre una de las posibles zonas en las que podría haberse hundido el SS Terra Nova.
Para confirmar sus sospechas decidieron que lo mejor era enviar a varios buzos con un equipo de grabación y comprobar in situ si se trataba del velero de Scott. Y efectivamente, el pecio descubierto era el Terra Nova.
Tras casi seis décadas sumergida, la embarcación se encuentra bastante deteriorada y no será posible su reflote. Sin embargo, varias instituciones ya se han puesto en marcha para evitar la acción de posibles saqueadores y es probable que pronto comiencen las tareas de conservación y estudio del navío naufragado. (Tomado del blog Cuaderno de Ciencias)
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