Profundo ha de ser el hoyo o muy cerca el desmadre hacia la sima -ambas verdades de Perogrullo-, cuando el presidente Barack Obama ha decidido interrumpir sus vacaciones navideñas en Hawaii y regresar a Washington para atender el problema del abismo fiscal.
En un intento por subrayar ante la opinión pública el interés de la Casa Blanca de resolver el peliagudo asunto, la Oficina Oval emitió
Un escueto comunicado en el cual confirma que el mandatario demócrata se despidió de sus familiares en Honolulu para retomar las discusiones sobre la eventual irregularidad financiera, que golpearía a la sociedad estadounidense a partir de enero.
El término "abismo fiscal" fue acuñado por el titular de la Reserva Federal, Ben Bernanke, durante un testimonio ante el Congreso en febrero último, cuando alertó de una serie de leyes sobre privilegios en tributos que caducarán este 31 de diciembre.
Las dos principales legislaciones que vencerán son la Tax Relief Reconciliation Act, firmada en 2001 y renovada en 2003, en la etapa ejecutiva de George W. Bush, y la Budget Control Act de 2011, certificada bajo el mandato de Obama.
Los efectos de estos cambios se verán tanto en los precios de la leche para la población como en masivos recortes en subsidios para desempleados, pero principalmente en un alza de impuestos para casi dos tercios de los contribuyentes.
Durante las últimas negociaciones los republicanos rechazaron una propuesta de solución del gobernante basada en un incremento de gravámenes para ingresos superiores a 400 mil dólares, mientras que el líder opositor John Boehner pedía subir el marco hasta un millón de dólares.
Un veterano senador acusó al presidente Obama de querer llevar a Estados Unidos hasta el abismo fiscal para recoger provecho político en varios frentes y de paso acusar a los republicanos por el fiasco parlamentario.
Dentro de una eventual crisis fiscal todo es ganancia para la Casa Blanca y el Partido Demócrata: mayores impuestos, menos dinero para el Pentágono, y el partido opositor en la picota pública, afirmó el legislador John Barrasso.
Cuando solo faltan seis días en el plazo final, el jefe de Estado en realidad desea que nos golpee esta irregularidad para proclamar lo que considera una victoria política, opinó el senador republicano por Wyoming.
Barrasso auguró que el país no podrá evitar el llamado abismo fiscal a partir del 1 de enero, lo que significará además 500 mil millones de dólares en cortes de gastos sociales y de defensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario