A menos de una semana de la entrada en vigor de las medidas contenidas en el Decreto-Ley 302, modificativo de la Ley Migratoria de 1976, Cuba sigue dando pasos en señal de hallarse presta para encarar este cambio de reglas, dirigido no sólo a la normalización del flujo migratorio de sus nacionales, sino incluso al acercamiento de la nación con su emigración, en tanto en cuando favorece las visitas al país de aquellos que, de manera ilegal, abandonaron la Patria, incluidos médicos y deportistas que hicieron dejación de misiones en el exterior desde los años '90.
Así, mientras la víspera autoridades de Inmigración y Extranjería declaraban sobre el alistamiento en el país de una red de 195 oficinas para la atención a los trámites vinculados con este asunto, hoy en la mañana el programa Buenos días, de la Televisión Cubana, utilizó su sección Al Derecho, dedicada a temas de carácter jurídico, a esclarecer dudas y responder inquietudes de la población sobre las medidas próximas a implementarse, para lo cual compareció el segundo jefe de la Dirección de Inmigración y Extranjería (DIE) de Cuba, coronel Lamberto Fraga Hernández, quien reiteró que están creadas las condiciones para aplicar desde el próximo día 14 las normas jurídicas que modifican la antigua legislación que data de hace más de tres décadas.
Como si fuera poco, circula profusamente en la Internet, aunque sin confirmación en los medios estatales de la Isla, una nota de la agencia AP donde se anuncia nada menos que la normalización en el tratamiento migratorio al personal del sector de la Salud que desee viajar al extranjero, inicialmente limitado como parte de una política de protección de nuestros recursos humanos y evitar el robo de cerebros.
Pero mientras todo esto sucede en la Isla que las campañas mediáticas no se cansan de presentar como el último círculo del infierno, en tanto atenazada por una feroz dictadura, en Miami la congresista cubanoamericana Ileana Ros-Lehtinen acaba de declarar su apoyo a un cambio en la Ley de Ajuste Cubano, CAA (Cuban Adjust Act, por sus siglas en inglés), uno de los instrumentos fundamentales en la política de zapa que desarrolla desde hace más de medio siglo EEUU contra Cuba.
Dicho así, tal como lo apunta en su comentario el analista Iroel Sánchez, "a primera vista pudiera parecer que la representante a la Cámara por el Sur de la Florida, célebre por su hostilidad hacia el gobierno de La Habana, coincide con la denuncia cubana del carácter asesino de una legislación que iguala inmigrantes legales e ilegales y ha llevado a la muerte a no pocas personas que por propia iniciativa o en manos de traficantes sin escrúpulos se han lanzado al mar en busca de ventajas migratorias sólo existentes para los nacidos en la Isla".
Pero nada más lejos de ser lo que aparenta esa afirmación. Y dejo que lo explique el referido trabajo publicado en el portal digital CubAhora:
"Interrogada por el periodista miamense Wilfredo Cancio Isla -el mismo que cobró onerosamente del gobierno norteamericano por demonizar a los cinco cubanos condenados por buscar allí información para evitar actos terroristas- sobre si 'apoyaría un cambio en la Ley de Ajuste Cubano (CAA) para cerrar las brechas que presenta respecto a personas que dicen ser perseguidos y luego viajan con frecuencia a Cuba', Ileana Ros-Lehtinen descubrió el agua tibia:
“Sí, estoy a favor de un cambio en la CAA para que aquellos que usan este beneficio singular y único que es solo para nacionales cubanos, no puedan regresar de visita a Cuba. No se puede afirmar que uno podría ser perseguido por razones políticas en Cuba y, al mismo tiempo, regresar de visita”.
Nada, que mientras los acusados de tener las llaves de la que presentan como inmensa prisión permiten a quienes salgan de la Isla permanecer fuera de sus fronteras hasta dos años sin realizar ningún trámite, eliminan el permiso de salida y facilitan la relación con los cubanos que ya residen en el exterior, estén donde estén, del otro lado del estrecho de Florida las figuras erigidas en paladines de la libertad aprietan las clavijas en el desesperado intento por poner nuevas zancadillas al gradual, pausado pero indetenible proceso de transformaciones económicas y sociales emprendido en esta Isla cuya única y "censurable" (si es que cabe tal calificativo) postura, es nadar a contracorriente del pensamiento que hoy domina al mundo regido por las leyes del egoismo sin par, el guerrerismo y el despojo de las naciones pobres por ese uno por ciento que amasa fortunas.
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