La primera inversión foránea de envergadura en la rama azucarera cubana luego de 1959 busca mayor productividad en las áreas agrícola e industrial
Julio Martínez Molina
Luego de la rúbrica, durante la XXX Feria Internacional de La Habana, del contrato de administración del ingenio cienfueguero 5 de Septiembre con la firma industrial brasilera Odebrecht, transcurre su fase inicial, cual difundió en nota informativa el semanario Trabajadores en su edición del 7 de enero.
Es una inversión extranjera de significación, sin antecedentes en la industria azucarera nacional luego de 1959. Este primer Contrato de Administración Productiva de Azúcar suscrito por el Grupo AZCUBA forma parte de la estrategia de recuperación del sector, a través de la atracción de tecnologías y modernización del proceso.
El acuerdo con la Compañía de Obras e Infraestructura (COI), de Brasil, tiene el propósito de mejorar la productividad del área sembrada de caña y de producción agrícola; así como recobrar el potencial agroindustrial, como fuese divulgado en su momento.
Son motivos de peso para entrevistar a Nelson Méndez Martínez, director del central ubicado en el municipio de Rodas, único de su género construido en el territorio durante la etapa revolucionaria (1981) y además el mayor de todos aquí.
¿Por qué fue escogida específicamente esta Unidad Empresarial de Base de la Empresa Azucarera Cienfuegos?
“Debido a su baja producción; de los centrales nuevos es el que menos azúcar elabora a causa de los bajos volúmenes cañeros de los cuales dispone. Muele un promedio anual de 30 mil toneladas (en la zafra 2012-2013 es de 41 mil). El objetivo consiste en aumentar primero la superficie cultivada, elevar los rendimientos hasta las 65 toneladas de caña por hectárea y empinar la producción a las 90 mil t. en el lapso de unos años”.
O sea, deviene objetivo recobrar la capacidad agroindustrial, porque acá llegaron a procesarse hasta 93 mil t.
“Sí, la inversión estipula recuperar la capacidad de diseño del molino de 90 mil toneladas métricas de azúcar crudo por cosecha. Fabricaremos, una vez consolidada, 7 mil t. diarias. Y generaremos alrededor de 60 megawatts de corriente”.
¿Cuáles características posee la inversión?
“Se basa esencialmente en transferencia de tecnología. Es un proyecto por trece años, a un monto inicial de 60 millones de dólares, dirigido a la adquisición de tecnología de punta. El peso mayor recaerá en la parte agrícola, en el desarrollo cañero”.
Algo plausible y lógico, en consonancia con los insuficientes volúmenes cañeros del país. ¿Qué permitirá en tal sentido?
“Es cierto, en nuestro caso puntual en la actualidad no tenemos la gramínea necesaria para la capacidad de molida del central. Permitirá la adquisición de sembradoras de última generación y equipos para la preparación de la caña y el cultivo y fertilización, tractores de alta potencia, combinadas. Crecerán las plantaciones”.
¿Qué contemplará en el área industrial?
“Se invertirá en la generación, en el montaje de una planta eléctrica y dos calderas nuevas de 230 toneladas de vapor cada una. Como ambas son de alta presión, entraña a su vez la ubicación de otras turbinas en los generadores: de 68 kilogramos, pues las que contamos actualmente son de 25 kgs.
“Se sustituirán los conductores de alimentación de los molinos por otros más eficientes que aumenten la capacidad de trituración, lo cual va a ser lo más inmediato en este segmento, ya en 2013”.
¿En cuál nivel anda el proyecto ahora?
“Los brasileros vinieron al central e hicieron la primera etapa del diagnóstico, con el propósito de instalarse en sus instalaciones definitivamente en breve. Entrará en vigor una vez finalizada la actual zafra, mediante la llegada de los primeros equipos destinados al área agrícola.
“Posteriormente se iniciaría el proyecto del cultivo y el proceso de ampliación de la industria. Es preciso invertir primero en el imprescindible terreno de la siembra y buscar más caña, para después de modo progresivo ir aumentando capacidad al central”
¿Cuál es la opinión de los suramericanos del empeño?
“Los inversores están entusiasmados y sorprendidos de cómo, a pesar de no contar con la tecnología ni de su firma Odebrecht ni de su país (el mayor productor mundial del dulce) elaboramos una azúcar de alta calidad, debido a la tradición cubana en la materia y el conocimiento propiciado por la Revolución a los trabajadores del sector. Les impresionó, sobre todo, el nivel técnico de los obreros”.
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